La razón por la que los perros persiguen a los gatos y cómo evitarlo
Este instinto cazador proviene de los antecesores de los perros y debe controlarse con un adecuado adiestramiento.
Seguramente varias veces a dejado de adoptar un gato o un perro porque tiene a alguno de los dos en casa y quiere evitar peleas o que se persigan entre ellos. Pero, ¿de dónde proviene este comportamiento?
Todo tiene origen en el instinto de caza que tienen estos animales, algo que les proporciona ciertas características físicas y habilidades para perseguir de forma natural a la que podrían considerar su presa, que en ese caso sería un gato. Aún cuando los perros no tienen esto en su mente, el repentino relámpago del movimiento felino envía un mensaje a sus cerebros: “hay que perseguir”.
Aunque el impulso para perseguir sigue vivo en los perros modernos, el impulso siguiente -que es el de matar a la presa- se ha extinguido en gran parte. Por esta razón, una vez que los tienen arrinconados, muchos se olvidan por qué los querían en una primera instancia y deciden arrinconarlos y ladrarles sin saber qué hacer después.
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Aun cuando los perros tengan intenciones malvadas, el resultado es generalmente el mismo. Los gatos son más veloces y más ágiles, pueden saltar en superficies empinadas y generalmente se alejan de las persecuciones y salen ilesos.
Sin embargo, es muy importante interrumpir este comportamiento justo en el momento en que se produce porque podría causar un gran disgusto al felino, y este, en defensa, podría lastimarlo.
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Para controlar este instinto de caza en los perros, lo ideal es adiestrarlos desde cachorros y evitar que tengan un contacto negativo con los gatos. Una de las opciones para modificar este comportamiento es mantener la correa enganchada a su collar siempre y en el instante en el que el perro se lance a la persecución se haga un ruido fuerte diciendo la palabra “no” para evitar que persiga al gato. También puede utilizar el refuerzo en positivo cuando el animal decida no perseguir a los gatos.
Finalmente, recuerde que algunos perros no correrán tras un gato, como sucede con los perros mayores y aquellos con personalidades de bajo perfil que pefieren dormir antes de perseguir. Lo mismo ocurre con aquellos perros que han sido criados con gatos desde cachorros que generalmente saben que los gatos son simplemente un compañero en su entorno.
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Seguramente varias veces a dejado de adoptar un gato o un perro porque tiene a alguno de los dos en casa y quiere evitar peleas o que se persigan entre ellos. Pero, ¿de dónde proviene este comportamiento?
Todo tiene origen en el instinto de caza que tienen estos animales, algo que les proporciona ciertas características físicas y habilidades para perseguir de forma natural a la que podrían considerar su presa, que en ese caso sería un gato. Aún cuando los perros no tienen esto en su mente, el repentino relámpago del movimiento felino envía un mensaje a sus cerebros: “hay que perseguir”.
Aunque el impulso para perseguir sigue vivo en los perros modernos, el impulso siguiente -que es el de matar a la presa- se ha extinguido en gran parte. Por esta razón, una vez que los tienen arrinconados, muchos se olvidan por qué los querían en una primera instancia y deciden arrinconarlos y ladrarles sin saber qué hacer después.
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Sin embargo, es muy importante interrumpir este comportamiento justo en el momento en que se produce porque podría causar un gran disgusto al felino, y este, en defensa, podría lastimarlo.
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Para controlar este instinto de caza en los perros, lo ideal es adiestrarlos desde cachorros y evitar que tengan un contacto negativo con los gatos. Una de las opciones para modificar este comportamiento es mantener la correa enganchada a su collar siempre y en el instante en el que el perro se lance a la persecución se haga un ruido fuerte diciendo la palabra “no” para evitar que persiga al gato. También puede utilizar el refuerzo en positivo cuando el animal decida no perseguir a los gatos.
Finalmente, recuerde que algunos perros no correrán tras un gato, como sucede con los perros mayores y aquellos con personalidades de bajo perfil que pefieren dormir antes de perseguir. Lo mismo ocurre con aquellos perros que han sido criados con gatos desde cachorros que generalmente saben que los gatos son simplemente un compañero en su entorno.
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