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Las serpientes mudan de piel numerosas veces a lo largo de su vida. Aunque es un proceso natural de todos los reptiles, estas suelen hacerlo con un estilo particular. Mientras animales como los cocodrilos o las tortugas lo hacen de manera poco evidente, pues van soltando trozos de piel de vez en cuando, las serpientes abandonan su piel por completo, dejando una especie de empaque muy similar a su cuerpo.
Según un estudio publicado recientemente en el Boletín de la Sociedad Herpetológica de Chicago, las serpientes se dilatan haciendo que su piel se extienda entre un 25 y 50 %, por lo que encontrar su piel abandonada puede darnos una medida equivocada sobre el tamaño real de una serpiente. Esta elasticidad también se debe las grandes presas que pueden llegar a ingerir.
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Se ha determinado que la primera muda de piel se da apenas unas semanas después de su nacimiento. Aunque suele ser elástica y resistente, la piel de las serpientes no crece, mientras que su cuerpo sí lo hace. Por esto mudan de piel con bastante frecuencia durante su etapa de crecimiento, que puede extenderse entre uno y dos años. Una vez alcanzan su adultez, continúan mudando, pero lo hacen con menos frecuencia.
Cuando se preparan para mudar, empiezan a crecer una capa de piel nueva justo debajo de la existente. Durante este proceso, la piel se opaca, perdiendo su coloración, ya que se desprende de la piel nueva. Una vez están listas, buscan superficies ásperas o filosas para frotar su rostro y cortar la piel, y luego intentan cruzar por lugares estrechos para ayudarse a retirarla.
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Durante la muda suelen alimentarse poco, ya que la digestión requiere del agua que almacena su cuerpo, y esta debe estar concentrada en mantener la humedad necesaria para separar su capa de escamas sin ningún inconveniente.
La piel de las serpientes es un órgano compuesto por escamas, como es natural en los reptiles, que tienen diferentes formas de acuerdo con la zona del cuerpo en la que se encuentren. En muchas ocasiones, la variedad de formas y tamaños en las escamas que cubren zonas específicas del cuerpo de las serpientes son usadas para la identificación de especies.
Por ejemplo, las escamas oculares, que se encargan de la protección de los ojos, cambian de acuerdo con el tamaño y la forma de los ojos de la serpiente. Los patrones de coloración que presentan en diferentes zonas y que forman líneas, círculos u otras figuras, también funcionan como caracteres diferenciadores entre especies.
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Una de sus funciones, además de proteger otros órganos, es la de facilitar el desplazamiento de la serpiente. Al no tener extremidades, se valen de todo su cuerpo para arrastrarse, trepar y cazar a sus presas. De esta manera, requieren de una piel resistente, húmeda y que se adapte a las diferentes superficies en las que habitan.
Por esto, para las serpientes es necesario retirar toda su piel. Si algún residuo queda prendido de su cuerpo, podría generar a futuro problemas de salud, como taponamiento de orificios, o ceguera en el caso de las escamas oculares.
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