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Tener un llamativo plumaje color verde y amarillo, imitar sonidos y llamarse Roberto es una pésima combinación para un ave. La suerte de estos animales parece ser casi siempre la misma: terminan con enfermedades físicas y mentales como malnutrición, problemas respiratorios, deformidades y comportamientos autodestructivos como el picaje. Prueba de esto es la triste historia de una lora frentiamarilla que se autolesionó hasta la muerte tras permanecer 10 años encerrada en una jaula diminuta.
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Aunque en Colombia nos parezca super normal que los loros “hablen”, cuenten chistes, vivan en casas y fincas con las personas y coman galletas, pan o cacao, la realidad es que los hogares humanos no son apropiados para ellos. Estos animales necesitan vivir en su hábitat natural para desarrollarse adecuadamente y cumplir con su función biológica. Por esta razón, la Fundación Loros, una organización sin fines de lucro ubicada en Bolívar, trabaja junto con otras entidades gubernamentales para rehabilitar y liberar a estas aves.
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Si quiere saber en qué consiste este proceso y cómo puede ayudar estos animales, revise esta nota que hicimos: https://www.elespectador.com/la-red-zoocial/la-lucha-por-salvar-al-loro-en-colombia-un-ave-convertida-indebidamente-en-mascota-noticias-hoy/
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