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Un refugio de animales en el estado de New Hampshire, en Estados Unidos, se encuentra en una situación inusual, ya que “está lleno de ratones”. La Sociedad para la Prevención de la Crueldad Animal de New Hampshire (NHSPCA) se ha visto abrumada por la continua reproducción de estos roedores.
Todo comenzó cuando un hombre llevó al refugio 150 contenedores llenos de ratones domésticos a los cuales tenía de mascotas. Rápidamente, la población de roedores se multiplicó y el refugio ahora lucha por proporcionar cuidados adecuados a la creciente población.
Para hacer frente a la situación, la NHSPCA ha convertido parte de su pabellón de gatos en un hospital y hotel para ratones. El personal y los voluntarios trabajan incansablemente para alimentar, hidratar y cuidar a los roedores, además de registrar a cada uno de ellos en una base de datos.
Aunque algunos han sido enviados a otros refugios u hogares de acogida, la NHSPCA aún está sobrecargada. Para aliviar la situación, están solicitando donaciones de alimentos y suministros.
Una residente local, Elisha Murray, decidió ayudar adoptando cuatro ratones, a pesar de haberle dicho recientemente a sus hijos que no podrían tener más roedores. Murray, quien ya tenía experiencia cuidando a estos pequeños animales, sintió la necesidad de ayudar al refugio en su momento de necesidad.
Esta situación inusual destaca la importancia de la tenencia responsable de mascotas y las posibles consecuencias de la reproducción no intencional. A medida que la NHSPCA continúa trabajando arduamente para cuidar a los ratones, se alienta al público a considerar la adopción de una mascota y a donar para apoyar los esfuerzos del refugio.
¿Por qué no tener roedores de mascotas?
Jennifer Frohlich, profesora e investigadora de la Universidad de California, en Estados Unidos, afirma que estos animales “son portadores de bacterias, virus y parásitos que pueden transmitirse a las personas a través de sus heces, orina o mordeduras”.
El cuidado inadecuado de sus hábitats puede favorecer la proliferación de ácaros y otros alérgenos, lo que puede desencadenar problemas respiratorios en las personas. “Los cuidadores deben enfrentarse a la limpieza regular de la jaula, la baja densidad de animales y la baja temperatura. Esto con el fin de reducir la acumulación de gases tóxicos o que causan olor, como el amoníaco, porque las bacterias ureasa positivas se encuentran en las heces”, agrega Frohlich.
Otro punto importante es la calidad de vida del animal, pues a pesar de su pequeño tamaño, tiene necesidades específicas que no siempre son fáciles de satisfacer en un entorno doméstico. Requiere de una jaula espaciosa, enriquecimiento ambiental constante y una dieta balanceada.
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