Restaurantes con capibaras: una peligrosa tendencia en Japón
En Japón hay varios comercios en los que las personas pueden interactuar con animales silvestres. ¿Qué implicaciones traería esto para el bienestar animal y la salud pública? Le contamos.
Jimena Delgado Díaz
Reunir gatos y personas en un café ha sido una tendencia innovadora para que entusiastas de mascotas convivan y gocen de la compañía de felinos sin hogar. Además, estos establecimientos han surgido como fundaciones, refugios o albergues, en los que se adopta a peludos y se les cubren todas sus necesidades de manera responsable.
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Reunir gatos y personas en un café ha sido una tendencia innovadora para que entusiastas de mascotas convivan y gocen de la compañía de felinos sin hogar. Además, estos establecimientos han surgido como fundaciones, refugios o albergues, en los que se adopta a peludos y se les cubren todas sus necesidades de manera responsable.
Sin embargo, en Japón, específicamente en Tokio, se aventuraron a transformar por completo este concepto y como resultado se han creado cafeterías en las que se puede pasar un rato con otros animales, como los capibaras (también conocidos como chigüiros o carpinchos), nutrias, búhos, tortugas y muchos más. Pero ¿por qué si aparentemente esto causa ternura, también es un factor que genera preocupación? Organizaciones como Wild Welfare y World Animal Protection han manifestado que podría tratarse de una práctica peligrosa.
Capibaras, nutrias y más especies en restaurantes en Japón
Específicamente, los capibaras deben habitar zonas amplias, cercanas a cuencas en grandes ríos o cuerpos de agua porque son roedores semiacuáticos y tienen una morfología acondicionada para ello, es decir, tienen sus ojos y orejas en la cúspide de su cabeza, junto con membranas entre los dedos de sus patas.
No obstante, esta curiosa iniciativa, en la que personas comparten con los enormes roedores, ha encantado a miles de usuarios en internet, pues tienen un carácter tranquilo y una apariencia tierna. Así que, al ir a estos cafés, pocos se preguntan sobre el efecto que se crea en los animales y lo más importante: si han sido obtenidos de forma legal o ilegal.
Resulta que cuando los capibaras están en cautiverio, su bienestar dependerá, en gran medida, del entorno que se les proporcione, de los cuidados diarios y el tratamiento veterinario que reciban por parte de las personas que estén a cargo de ellos. Además, y según explica la organización Wild Welfare, “el hábitat debe proporcionar y fomentar en estos roedores comportamientos exploratorios, con la posibilidad de elegir dónde puede ir el animal y qué puede hacer, obtener una variedad de sustratos, así como diferentes refugios”.
Sin embargo, las modas parecen desconocer estos principios. Por ello, ahora en Tokio no solo hay cafés con capibaras, sino con otras especies que los japoneses ven llamativas. A lo largo de esta década, se han podido encontrar cafés con nutrias en la capital japonesa, ya que cerca al año 2020 este era el animal que movía corazones y causaba sensación entre los ciudadanos.
Situación que quedó evidenciada en un documental hecho por la organización World Animal Protection, en donde se revelaron las presuntas malas condiciones en las que vivían las nutrias, que son demandadas en el mercado como mascotas o para realizar diferentes actividades, como las que ocurren en este tipo de cafés.
“Se escucha a las nutrias chillando y haciendo llamadas de auxilio mientras los clientes interactúan con ellas. Algunas se encuentran en condiciones de soledad, sin luz natural, otras se ven mordiéndose las garras y exhibiendo un comportamiento de trauma; algunas de las peores condiciones de vivienda incluían pequeñas jaulas sin acceso a agua”, dice Cassandra Koenen, jefe global de la campaña ‘Vida silvestre, no mascotas’, para World Animal Protection.
El documental llamado: ‘Nutrias como mascotas: la verdad detrás de la última moda de vida silvestre’, que se encuentra en YouTube y fue publicado en el 2020, también muestra a los animales acorralados en pequeñas jaulas y forzados a jugar con clientes que pagan por estas experiencias en los cafés o manteniéndolos como mascotas en hogares de Japón e Indonesia. Lo que se ha convertido en un negocio rentable, pero que, tal vez, puede estar vinculado con el crimen organizado, debido a que el tráfico de fauna es el cuarto negocio ilegal más rentable, con ingresos anuales de 23 billones de dólares, según la ONU.
Además, durante la investigación, World Animal Protection descubrió que el nivel de contacto entre los animales y los visitantes varía dependiendo del establecimiento en que se dé la interacción. Por ejemplo, en algunos cafés las personas pueden hacer lo que quieran con las nutrias, mientras que en otros pasan la mayor cantidad del tiempo encerradas y solas.
Ahora, como cambió la tendencia, el ojo está puesto en los capibaras y los cafés que encierran a estos animales son los que reciben una gran demanda. Entre esos, Capyneko Cafe, que también abrió sus puertas en 2020, pero que apenas en los últimos meses alcanzó la fama en Japón, por lo icónico que se ha vuelto el animal a través de canciones y dibujos animados.
Desde entonces, recibe a amantes de especies para que puedan interactuar con capibaras y gatos. Ya que, según expresan los directivos de la cafetería en su sitio web, a estos roedores “les encantan que los humanos los acaricien”, pues tienen una personalidad amable que es muy compatible con los gatos (que también hacen parte del lugar) y los asistentes, que pueden tomarse fotografías e incluso alimentarlos.
Como esta, hay otra tienda, llamada Cafe Capyba, ubicada en Tokio. Aquí, no pueden ingresar menores de seis años y solo permiten el ingreso de niños con un tutor para mantener la integridad de los capibaras. En ese lugar les pueden ofrecer golosinas o vegetales a los animales y se desconoce cómo son suplidas sus necesidades básicas, si tienen buenas condiciones de salud o cómo se adquieren los especímenes.
“No dejan de ser animales en cautiverio”
Los casos de nutrias y capibaras son solo un par de todo lo que se ha visto en Japón. En varios cafés o restaurantes, las personas pueden interactuar con otros animales (búhos, tortugas, pitones, cacatúas), comprarlos o incluso llevarlos como mascotas para casa. Esto, porque muchos desconocen o deciden ignorar el riesgo que esto trae para la conservación de la vida silvestre, la salud pública y el bienestar de los animales.
Incluso, un estudio publicado por la revista Conservation Science and Practice, en enero de 2023, encontró que 3.793 animales de 419 especies diferentes (de las cuales 52 están en vía de extinción) están distribuidos en múltiples cafés animales de Japón. De estos, “las criaturas exóticas más numerosos fueron las aves (62%), reptiles (21%), mamíferos (15%) y, en menor medida, anfibios (2%)”, expresa la investigación, que llega a la creencia de que los animales fueron capturados, al parecer, de manera ilegal.
Pero esto no es nuevo, pues otro estudio de 2020, publicado en la revista Conservation Letters, identificó 111 negocios de este tipo en Asia, principalmente en Japón, pero también en China, Tailandia, Taiwán, Indonesia, Corea del Sur, Vietnam, Filipinas y Camboya. Sin embargo, pareciera que el país nipón se ha convertido en “el epicentro del fenómeno”.
De estos, 38 restaurantes también ofrecen la posibilidad de comprar los animales que exhiben: búhos, sobre todo, pero también especies tan diversas como petauros del azúcar, entre 150 y 300 dólares; pitones reales, entre 455 y 1290 dólares; pájaros secretario, 20.500 dólares; y cacatúas negras colirrojas, 23.250 dólares. Lo anterior, de acuerdo con cifras recogidas durante el 2020, por lo que existe la posibilidad de que estos números hayan incrementado.
En consecuencia, activistas de entidades como la Organización Internacional de Protección Animal, entre otros, han pedido al gobierno japonés que se endurezcan las normativas asiáticas, porque han demostrado ser laxas y no tener ningún tipo de control sobre estos cafés que mantienen cautivos a animales para que, en muchos casos, entretengan a turistas y visitantes.
También porque esta tendencia podría incrementar causando mayores perjuicios a nivel medioambiental, como, por ejemplo: menos probabilidad de reproducción, lo que limita la biodiversidad; la transmisión de enfermedades a las especies con las que conviven; y alteración en el equilibrio de la naturaleza, ya que los ejemplares no pueden cumplir con las tareas que realizarían en su entorno natural.
Así que a la próxima que se entere de la existencia de estos establecimientos, en los que se convive con animales silvestres, de forma aparentemente inofensiva, deténgase a pensar que no todos velan por la protección de los animales y por su bienestar.
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