Baobab y su criticado evento de lanzamiento: entre racismo y violencia simbólica
La marca colombiana de ropa inauguró su tienda en Cartagena con un evento que incluyó influenciadoras y palenqueras. La situación abrió una conversación en redes sociales por la perpetuación de los discursos coloniales y racistas en la moda. Baobab respondió a las criticas y reconoció la importancia del debate.
Lucety Carreño Rojas
Joseph Casañas Angulo
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Muy criticado resultó el evento de lanzamiento que la marca de ropa colombiana Baobab hizo el pasado sábado 25 de febrero en Cartagena. Para anunciar la apertura de su nuevo punto comercial, la empresa invitó a influenciadores para que, en compañía de un grupo de mujeres afros vestidas de blanco y acompañadas por sonidos tradicionales del Caribe bailaran y caminaran por las calles de la ciudad hasta llegar a su nueva sede.
La inauguración de la tienda contó con un discurso de su fundadora Isabella Espinosa Forero en la puerta del establecimiento comercial y el toque de una DJ que ambientaba el momento. Las mujeres afros contratadas para la actividad se quedaron a las afueras de la tienda, mientras el evento continuó su rumbo.
Las imágenes que muestran a las palenqueras como parte del evento se viralizaron en redes sociales y atizaron una discusión en torno a las narrativas racistas y elitistas a las que en algunas ocasiones recurre la industria de la moda para comercializar sus productos.
Expertos en la industria de la moda, que cuestionaron el performance del evento, indicaron que las narrativas de este incluyeron una “violencia simbólica feroz”, como lo dijo la escritora Vanessa Rosales. “Baobab llega a una ciudad de herida colonial, racista y desigual, y elige justamente ahondar eso: la herida colonial. La tienda, preciosa por dentro, no acoge a esas mismas mujeres que son parte del festín”.
No es la primera vez que una situación como esta genera discusión en la industria de la moda colombiana. En diciembre de 2022, la marca bumanguesa Sixxta lanzó una colección en la que equiparó conceptos como “esclava” y “mulata” junto con otros como “colombiana y emprendedora”.
Consultada por el caso de Baobab, Teresa Asprilla, comunicadora social y estudiante de maestría en historia de la Universidad Nacional de Colombia, calificó de “desgastante y agotador” tener que explicar lo problemático que resulta seguir reproduciendo esos imaginarios coloniales que utilizan mujeres negras como “adorno”.
Según dice, “Cartagena es una ciudad con una serie de desigualdades profundas que son históricas. Desde su misma creación hay una segregación en términos sociorraciales que es evidente y el crecimiento y desarrollo de la ciudad está anclada a esas dinámicas”. De acuerdo con Cartagena Cómo Vamos, la capital de Bolívar es la cuarta ciudad con más población en condición de pobreza del país.
Asprilla se pregunta si los índices de desigualdad y pobreza que se registran en la capital de Bolívar crean el escenario para que las mujeres afros acepten trabajar en este tipo de eventos que perpetúan narrativas racistas. “No hay manera de saber si estas mujeres, teniendo la oportunidad de trabajar en otras actividades, aceptarían formar parte de este tipo de actividades”.
Dos días después del evento, Baobab emitió un comunicado en el que dicen que las mujeres palenqueras “a través de un trabajo digno y de altísimo valor cultural enaltecen una práctica que es parte del patrimonio del Caribe”.
Jeniffer Varela, investigadora de moda, considera que aún falta camino por recorrer para que en la industria se entablen discusiones que impidan que se repitan este tipo de comportamientos. “No hay voluntad de investigar ni de problematizar estos fenómenos y tampoco hay consecuencias para las marcas involucradas. Además, las personas que trabajan en estas marcas no ven como un problema el hecho de perpetuar estas violencias”.
Al respecto, Baobab señala que reconoce la importancia del debate “que se genera en torno a una problemática latente en nuestra sociedad, como lo es el racismo y la visibilización de lo que ha sido normalizado. Desde el comienzo Baobab se ha pensado como una marca que busca aportar y fomentar la diversidad cultural y étnica, por eso, en la cara de todas nuestras colecciones, siempre ha habido y habrá mujeres afros”.
Para Johannis Ardila, estudiante de ciencia política e integrante del grupo de estudios afrocolombianos de la Universidad Nacional, no está bien que las marcas que se están posicionando a nivel global, y que intentan “vender una imagen del país más allá de las narrativas violentas o del tropicalismo, caigan en esos imaginarios de la élite blanca que reproduce su poder y opresiones sobre las comunidades”.
En el comunicado, la marca de ropa señala que como equipo siempre está dispuesto “a repensar y a deconstruir nuestra relación con el entorno”, e indica que “la crítica constructiva siempre tendrá un espacio muy importante en nuestro discernimiento y toma de decisiones”.
Esta polémica que se repite sirve como pretexto para repensar los métodos de comunicación de la industria de la moda en Colombia. Lejos de incentivar una polémica, William Cruz Bermeo, investigador de la moda y el vestir, de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, Colombia, señala que esta situación “presenta en respuesta a un imaginario construido a lo largo de siglos que, en todo su derecho, tanto científicos sociales como comunidades implicadas cuestionan e intentan transformar”.
Por su parte, Carolina Agudelo, diseñadora textil, sugiere que hay que pensar con más detalle. “Activar una conversación social para reflexionar sobre si es apropiado o no lo que están haciendo. Les falta en el equipo alguien que hable de esas cosas, que les avise, alguien que no sea de su misma esfera y circulo social”.
¿Se puede hacer algo para transformar los imaginarios nocivos de la industria? Según las fuentes que consultamos para este texto, no hay un solo camino. Cruz Bermeo explica que además de que las marcas trabajen de la mano con las comunidades se deben hacer esfuerzos para impedir la reproducción de imágenes alusivas al racismo. “Si esas imágenes siguen produciendo dinero, el interés en cambiar esa situación no va a florecer. Sin embargo, el hecho de que estas polémicas existan crea escenarios para la construcción de una identidad de la moda colombiana que no se base en imágenes agresivas para sus locales”.
Edward Salazar, sociólogo e investigador de moda, dice que es necesario que las marcas “desarrollen una práctica de moda antirracista, contraten a mujeres negras de la ciudad para que las asesoren, renueven sus referentes y dejen de imitar el tropicalismo rentable, porque ese está desafortunadamente lleno de romantización de la violencia”. El académico propone a la industria “descolonizar la imaginación y no repetir las fórmulas que tradicionalmente ha usado la moda. Deténganse ya”.
Teresa Asprilla, maestrante en historia, finaliza con una reflexión: “El primer paso es entender a las personas desde sus diferentes luchas, formas, colores y tamaños para derribar las barreras raciales que impulsó el colonialismo”.
El origen de Baobab
Según reseña una nota publicada en Vogue México, esta empresa colombiana que nació en 2016 se define como una marca regenerativa. “Su modelo y visión circular de la sustentabilidad le permiten organizarse en diferentes puntos para reducir el impacto que tiene cada prenda que es realizada. Cada traje de baño es realizado utilizando econyl, un textil tecnológico que se obtiene a partir del reciclaje de la fibra de nylon proveniente de redes de pesca recuperadas del océano. Estas redes de pesca son basura marítima, toneladas y toneladas de basura descartada que es recuperada para darle un nuevo y auspicioso uso”.
La publicación indica que además del uso de textiles reciclados, en sus primeros años la marca creó una iniciativa para plantar árboles por cada traje de baño vendido. “En cada colección se van asociando con diferentes proyectos de reforestación, que suelen ser fundaciones certificadas que trabajan con comunidades locales. Al día de hoy, ya llevan plantados más de 5000 árboles en distintas regiones de Colombia”, se lee en la nota de Vogue que se publicó en mayo de 2021.
En otra nota de prensa en la se que habla de esta marca y que fue publicada en América Retail, Isabella Espinosa Forero, fundadora de Baobab, habla de un evento en el que estuvo presente en Dubai con una pasarela guiada por camellos bajo el tema “Las mil y una noche”.
“En nuestro reto por llevar Baobab a todos los rincones del mundo, queríamos generar una experiencia que permitiera acercarnos a un mercado en el que hemos tenido una inusitada acogida. La inspiración siempre viene de la sostenibilidad”.
“Es salirse de ese complejo de que en una biblioteca de derecho tiene que estar estudiando para un parcial en vez de estar escogiendo unas telas para una empresa que antes era algo que solo existía en mi cabeza y que hoy en día es el sustento, es el anhelo de mucha gente que se levanta a trabajar todos los días por esa profecía de llevar a Baobab a todos los lugares del mundo”, dice la fundadora de la marca.
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