2022, ¿el año en el que estallarán las guerras congeladas?
Mientras Vladimir Putin aumenta el arsenal en la frontera con Ucrania, Xi Jinping refuerza la amenaza de una posible invasión a Taiwán. Expertos descartan una escalada en ambos conflictos, pero aseguran que no hay que bajar la guardia.
María Paula Ardila
La amenaza de una invasión rusa a Ucrania ha sido un asunto tomado con extrema seriedad por todo el mundo, menos por el presidente ucraniano, Volodymr Zelensky. El otrora actor y comediante de la serie de televisión Servidor del pueblo les asignó puestos de seguridad nacional a sus antiguos colegas de su compañía de comedia justo cuando las tensiones con su vecino no pueden estar más altas. Las risas terminan ahí. Rusia pone cada vez más tanques en la frontera, sistemas de artillería de cohetes móviles y baterías avanzadas de misiles balísticos de corto alcance cerca de la frontera con Ucrania, todo en una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Estallará el conflicto en 2022?
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La amenaza de una invasión rusa a Ucrania ha sido un asunto tomado con extrema seriedad por todo el mundo, menos por el presidente ucraniano, Volodymr Zelensky. El otrora actor y comediante de la serie de televisión Servidor del pueblo les asignó puestos de seguridad nacional a sus antiguos colegas de su compañía de comedia justo cuando las tensiones con su vecino no pueden estar más altas. Las risas terminan ahí. Rusia pone cada vez más tanques en la frontera, sistemas de artillería de cohetes móviles y baterías avanzadas de misiles balísticos de corto alcance cerca de la frontera con Ucrania, todo en una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Estallará el conflicto en 2022?
“Nuestra inteligencia analiza todos los escenarios, incluido el peor”, dijo hace unas semanas Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucraniano. “Existe la posibilidad de una escalada militar por parte de Rusia a finales de enero de 2022”, agregó. Un cálculo muy similar al de los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos: los rusos planean desplegar al menos 175.000 soldados para esa fecha. Se trata del movimiento de unos 100 grupos tácticos de batallones con artillería, advirtió un miembro de la administración Biden a The Washington Post.
En este punto es clave entender cuáles son las intenciones del Kremlin: ¿invadir Ucrania? “Tiendo a pensar que esto es más un engaño que una intención real de una invasión, porque calculo que el costo es significativo para Moscú. Sin embargo, Putin tiene su propia lógica, y ciertamente cuando hablé con gente del gobierno de Estados Unidos, el grado de alarma que han expresado es notable”, comentó Steven Pifer, miembro del Centro para la Seguridad y Cooperación Internacional en la Universidad de Stanford, a Brookings.
Más que invadir Ucrania, y repetir las escenas de 2014 cuando apoyó a los separatistas en la región de Donbás y anexó a Crimea, analistas sugieren que Putin quiere utilizar a Kiev como moneda de cambio, pues siente que la OTAN le está pisando los talones; el Kremlin quiere evitar a toda costa que Occidente aumente, aún más, su huella militar en la Europa del este possoviética; Lituania, Letonia y Estonia ya son miembros de la OTAN y albergan tropas de Occidente.
“Rusia no quiere que otras agrupaciones políticas estén presentes cerca de su tierra natal. Eso no es algo difícil de entender. Imagínese si China formara una alianza con Canadá. Los Estados poderosos no quieren que otras potencias formen alianzas cerca de sus fronteras”, dijo Joshua Shifrinson, profesor asociado de relaciones internacionales de la Universidad de Boston a The Guardian.
Con todo y eso, como señala Pifer, “resulta un poco irónico, quiero decir, Rusia tiene el arsenal nuclear más grande del mundo, tiene la fuerza militar convencional más grande y poderosa de Europa, y hay tropas rusas que ocupan partes del territorio de Ucrania, Moldavia y Georgia, pero el presidente Putin está exigiendo garantías de seguridad legalmente vinculantes para, esperen, Rusia”.
Esas exigencias las comunicó Putin hace unos días y resultan, para expertos, absurdas: no solo quiere prohibir que Ucrania ingrese a la OTAN, también quiere limitar el despliegue de tropas y armas en el flanco oriental de la alianza. “Lo que de hecho devuelve a las fuerzas de la OTAN a donde estaban estacionadas en 1997, antes de una expansión hacia el este”, se lee en una publicación de la prensa británica.
Entonces, ¿qué queda de fondo? Rusia necesita la aprobación de los reguladores alemanes para el Nord Stream 2, un gasoducto que corre bajo el mar Báltico hasta Alemania. Un proyecto que les da a ambas partes un arma económica: “El gasoducto permitiría a Rusia enviar gas a Europa sin pasar por Ucrania, lo que significa que Moscú podría presionar a Kiev sin el riesgo de que Kiev corte la ruta de suministro de gas en represalia. Ucrania ha presionado furiosamente contra el proyecto, diciendo que socava su seguridad nacional”, explicaron varios periodistas de The Guardian.
¿Qué puede pasar? El asunto es que no sabemos qué quiere Putin, y ese es el problema, explicó Alexander Motyl, experto en política soviética y possoviética de la Universidad Rutgers de Newark, a Vox: “¿Está probando? ¿Está invadiendo? ¿Les está dando una lección a los ucranianos? No lo sabemos. Por eso es difícil hacer cualquier cosa, porque no conocemos hasta dónde está dispuesto a llegar”. Aun así, algunos advierten que estos movimientos podrían resultar en un error de cálculo, lo que impulsaría un enfrentamiento militar.
“Lo mejor que se puede esperar es que ambas partes comprendan los límites de la otra y se esfuercen por mantener abiertos los canales de comunicación que han caído en suspenso. A menos que eso suceda, el espectro de una guerra accidental a las puertas de Europa cobrará gran importancia”, comentó la analista Adeline van Houtte a Politico. Por ahora nos queda esperar hasta el 10 de enero, la fecha pactada entre Estados Unidos y Rusia para conversar sobre las tensiones en Ucrania y el control de armas nucleares.
Pero la frontera ruso-ucraniana no es lo único que debe preocuparnos. Las fuerzas armadas japonesas y estadounidenses ya prepararon un plan para una operación conjunta ante una posible emergencia en Taiwán. ¿El riesgo? Que China decida invadir la isla.
La advertencia agarró más fuerza luego de las declaraciones del almirante del comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, Phil Davidson, quien sostuvo ante el Congreso en marzo que China podría intentar tomar el control de Taiwán en los próximos seis años. Una alerta a la que se sumó el ministro taiwanés, Chiu Kuo-cheng, quien aseguró hace un par de meses que la tensión militar entre China y Taiwán “es la más sombría en 40 años desde que inicié mi servicio”.
Y el susto no era para menos. En octubre, China adentró unos 150 aviones de guerra a la zona de defensa aérea taiwanesa, incluidos bombarderos H-6 con capacidad nuclear. Una misión que estuvo acompañada de una amenaza contra Estados Unidos: “Participar en la independencia de Taiwán es un callejón sin salida. China tomará las medidas necesarias y aplastará firmemente cualquier plan de independencia”, sostuvo un funcionario del gobierno chino.
Pero, ¿realmente Xi Jinping cuenta con el arsenal para invadir Taiwán? “La advertencia de Davidson no refleja ninguna estimación de la inteligencia estadounidense. De hecho, el último informe del Pentágono sobre el poder militar de China, aunque cita tendencias aceleradas y preocupantes en la producción de barcos, misiles y armas nucleares, minimiza las preocupaciones sobre la capacidad o el deseo de China de montar y sostener una invasión de Taiwán”, escribió Fred Kaplan, columnista de historias de guerra en Slate, que agregó que el ejército chino ni siquiera está tratando de construir el material que necesitaría para una invasión.
Un asunto que para Harlan Ullman, asesor principal del Atlantic Council de Washington, nos recuerda la Operación Causeway: en 1944, el plan estadounidense de recuperar Taiwán de las manos de los japoneses exigía más del doble de las fuerzas que desembarcaron en Normandía. “La Operación Causeway requirió 400.000 soldados e infantes de marina y 4.000 barcos. Es improbable que China alguna vez tenga esta capacidad”, comentó el experto a The Hill.
Lo que nos lleva a hacernos la misma pregunta del caso ruso, ¿qué hay detrás de las amenazas de Xi Jinping? “Al emitir advertencias, volar algunos aviones, arrojar un par de misiles al agua y grabar videos para las redes sociales, China ha aprovechado una influencia descomunal. Las amenazas contra Taiwán influyen en las elecciones, la política, el comercio y las banderas que ondean en la isla”, comentó la historiadora AA Bastien a Foreign Policy.
Con todo y eso, Bastien explica que la política interna de China está impulsando actitudes cada vez más agresivas hacia Taiwán y “reforzando la posibilidad inminente de que el presidente chino vea la reunificación como su principal legado político”.
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