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El Congreso estadounidense entrará en receso tras uno de los períodos legislativos más agitados de los últimos años, en el que el presidente Joe Biden no logró un consenso con los demócratas sobre importantes proyectos de ley de gasto, con los que espera recuperar su alicaída popularidad.
Biden, un negociador veterano de 78 años, enfrenta críticas por la falta de avances en su amplia agenda económica, así como por el estancamiento -ocasionado por su propio Partido Demócrata- de las reformas sobre atención infantil, precios de medicamentos y cambio climático.
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Pero el mandatario se ha propuesto espabilar al inerte Congreso mucho antes de las elecciones intermedias del próximo año. Evitar un cierre del gobierno es también una de las prioridades en su agenda. Esquivar un default catastrófico es el más importante de los plazos que se avecinan.
“Reconstruir mejor”
Los demócratas esperan conseguir un amplio paquete de políticas sociales de 1,75 billones de dólares a través de un proceso conocido como “reconciliación”, que permite que el proyecto de ley sea aprobado con una mayoría simple en el Senado.
El plan “Reconstruir mejor” -que pretende hacer frente al cambio climático, reducir los costos de la atención infantil y la educación, así como crear millones de empleos- ha sido calificado por Biden como un momento que podría “cambiar la trayectoria del país durante los años o décadas venideras”.
Como era de esperar, los republicanos rechazan esta propuesta y la exponen como un ejemplo de política de impuestos y gastos fuera de control, pero la verdadera batalla se está librando entre los demócratas moderados y progresistas.
Preocupados por la inflación y la deuda nacional, los legisladores más conservadores del partido se opusieron al monto original de 3,5 billones de dólares y se han pasado meses pujando por reducir esa cifra. Esto enfureció a los liberales, que vieron cómo se eliminaban prioridades, como la licencia familiar remunerada y la ampliación de la atención sanitaria, junto con los planes para cubrir gran parte del gasto con un nuevo impuesto a los multimillonarios.
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Sin embargo, anunciaron que aceptarán lo que puedan conseguir y darán luz verde a la legislación en cuanto sus colegas moderados estén de acuerdo.
Así, Biden está seguro de que el Congreso aceptará su acuerdo. “Todo el mundo está a bordo”, dijo el jueves a periodistas a su llegada al Capitolio para reunirse con los líderes del partido. Esto allanaría el camino para una votación tan pronto como la próxima semana o mediados de noviembre, dependiendo de lo que tarde en redactarse un texto legislativo definitivo.
Infraestructura
Un proyecto de ley de infraestructuras de 1,2 billones de dólares fue aprobado por el Senado en agosto con el apoyo de un tercio de los republicanos, además de los 50 demócratas.
El paquete incluye 500.000 millones de dólares de nuevo gasto federal en carreteras, puentes, transporte e internet de alta velocidad, así como medidas contra el cambio climático, como estrategias de resiliencia ante fenómenos meteorológicos extremos y una red de estaciones de carga para coches eléctricos.
La lideresa demócrata Nancy Pelosi había prometido activar la Cámara de Representantes para el 27 de septiembre, pero luego tuvo que posponerlo en medio de las luchas en el seno del partido.
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Esta legislación no debería ser controvertida, ya que a los políticos de todas las tendencias les gusta volver a sus distritos con promesas de dinero para las carreteras y puentes en mal estado.
Pero también en este caso, la verdadera lucha es interna, ya que los demócratas progresistas dicen que no votarán a favor de las infraestructuras hasta que no se llegue a un acuerdo sobre el paquete de gasto social más amplio.
Techo de deuda y cierre
El techo de deuda estadounidense debe ampliarse antes del 3 de diciembre para evitar un impago, que desencadenaría un colapso económico y haría tambalear los mercados financieros de todo el mundo.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió sobre un “daño irreparable para la economía estadounidense” si la cuestión no se resuelve antes de la fecha límite.
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Los legisladores también tendrán que aprobar un nuevo presupuesto antes de esa misma fecha, para evitar que los servicios de las dependencias federales se suspendan por falta de financiación y se produzca un cierre del gobierno.
Los republicanos alegan que las políticas de Biden han creado la necesidad de aumentar el límite de la deuda. Pero un análisis de los datos del Departamento del Tesoro muestra que los republicanos acumularon 7,8 billones de dólares en nueva deuda durante la administración Trump -más de una cuarta parte del total- en solo cuatro años.
El país ha sumado una fracción de eso desde la toma de posesión de Biden, el pasado 20 de enero.
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