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[Análisis] Al Estado de Emergencia en La Guajira le falta un enfoque migratorio

Los departamentos fronterizos han venido estableciendo vínculos familiares, económicos, culturales, sociales y medioambientales a lo largo de la historia de las dos naciones, por lo que no se puede tratar la crisis venezolana como si fuera algo de allá y no de acá.

Dalton Price*
13 de julio de 2023 - 01:00 p. m.
Gustavo Petro mientras recorría las calles de Nazareth, en La Guajira (Colombia), el pasado mes de junio.
Gustavo Petro mientras recorría las calles de Nazareth, en La Guajira (Colombia), el pasado mes de junio.
Foto: Presidencia de Colombia - Presidencia de Colombia
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A finales de junio durante su recorrido por el departamento, el presidente Gustavo Petro declaró el Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en La Guajira para enfrentar la crisis humanitaria que vive la población de este territorio ancestral. Aunque su discurso se enfocó en la escasez del agua y una transición energética que pueda impulsar la región, el decreto del Gobierno Nacional abarca 11 prioridades: salud, agua y saneamiento básico, agropecuario y rural, medio ambiental, educación, energía, transporte, tributos e inversiones, inclusión, tecnologías de la información y las comunicaciones y medidas presupuestales, planeación, y contratación. En sus propias palabras, el presidente afirmó: “Primero es la gente, primero son los niños y las niñas”.

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Habló de sus intenciones de construir el nuevo Instituto de Aguas de La Guajira, desarrollar proyectos de generación de energía eólica y un cambio al sistema de regalías para financiarlos, entre otros pasos concretos a seguir. El Estado de Emergencia decretado por el presidente le permite una alta capacidad de ejecución por 30 días, prorrogable por hasta 60 días, sin necesitar pasar por el Congreso para llevar a cabo estos proyectos. Dadas las condiciones inhumanas que fueron aceptadas como normales por tanto tiempo en el departamento, se aplauden sus esfuerzos y compromisos con impulsar un cambio. Estas iniciativas, si se realizan como él dice, son bienvenidas.

Sin embargo, durante su recorrido fue evidente su silencio sobre la coyuntura actual del país vecino y los miles de migrantes venezolanos que huyen de la crisis política y económica. A su plan para ayudar a La Guajira le falta un enfoque migratorio, el cual es imprescindible si realmente se quieren ocasionar los cambios necesarios en la región.

¿Cómo abordar la desnutrición infantil en La Guajira sin hablar de la desnutrición infantil en la comunidad venezolana en el departamento? La falta de alimentos en su país es la principal razón por la que estos migrantes llegan al departamento. ¿Cómo se garantiza el acceso a la salud sin hablar de la creciente demanda de atención médica de personas extranjeras? En 2017, el sistema de salud atendió a 357.118 personas extranjeras, según el DANE, y en solo cuatro años esta cifra aumentó a 4.312.903 en el 2021, lo cual representa un incremento de 1.108 %. En otra encuesta realizada por el DANE, se dio a conocer que el 57,1 % de los migrantes dicen que aún tienen familiares en Colombia que viven sin acceso a la salud. ¿Cómo abordar la crisis en La Guajira sin hablar de estos miles de migrantes que ya se encuentran en el departamento? Son problemas inseparables. Ya son a casi 3.000.000 de migrantes venezolanos en Colombia, de los cuales 33,5 % ingresan por La Guajira y su extensa frontera.

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No solo es un problema de los migrantes que llegan, muchas veces en condiciones precarias, sino también las dinámicas particulares que viven los departamentos fronterizos. Estos departamentos han venido estableciendo vínculos familiares, económicos, culturales, sociales y medioambientales a lo largo de la historia de las dos naciones, por lo que no se puede tratar la crisis venezolana como si fuera algo de allá y no de acá. Muchos guajiros han sentido la agudización de la crisis económica y la debacle adyacente en sus propias vidas en Colombia, empeorando los problemas que ya existían en el departamento. No se puede encarar la crisis en La Guajira sin hablar de Venezuela, su coyuntura político-económica y el éxodo migratorio.

Quizás el proyecto del presidente abarca planes para “desvenezolanizar” la migración y reanudar las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela, ya que el gobierno venezolano actual ha negado la existencia de una crisis migratoria en varias ocasiones. Puede que su discurso estratégico en La Guajira sea otra manera de pacificar al presidente venezolano y volver a la “normalidad”, lo cual podría beneficiar a La Guajira, especialmente después del cierre de la frontera y el cese de relaciones bilaterales durante la presidencia de Iván Duque. Pero, aun así, no se puede pasar por alto la migración venezolana y sus secuelas en el departamento. Existe una gran paradoja en pretender abordar la crisis en La Guajira y tapar la crisis en el país hermano, pues ambas circunstancias van de la mano.

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Los venezolanos incluso pueden ser parte de la solución de los problemas que enfrenta La Guajira, siempre y cuando se integren y sean aceptados en la sociedad colombiana. Según varios estudios en las Américas, la población venezolana es casi siempre el grupo migrante con el nivel más alto de educación y en su mayoría son profesionales bien preparados, aunque muchas veces no tienen la oportunidad de desempeñar su vocación en Colombia. Se viene a la mente la noticia del año pasado cuando un joven venezolano, quien era paramédico en Venezuela y ahora labora como mototaxista en Santa Marta, atendió el parto de una mujer colombiana en un taxi en plena calle. Sin embargo, dado el costoso proceso de homologar y convalidar títulos para venezolanos en Colombia, no se aprovecha este valioso capital humano que podría tener una incidencia verdadera frente a las crisis en La Guajira.

En este sentido, no se puede hablar de la crisis en La Guajira ni su solución sin pensar en la población proveniente de Venezuela. Se debe modificar el encuadre de los problemas —y las soluciones— en La Guajira para incluir un enfoque migratorio, el cual ya no se puede dejar por fuera. Así se humaniza tanto a los guajiros que han vivido un abandono espantoso como a los migrantes venezolanos en busca de un nuevo hogar.

* Investigador adscrito a la Red Académica de las Charlas de la Bitácora Migratoria del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer.

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Por Dalton Price*

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