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[Análisis] Migración: Petro busca tapar el sol con un dedo

El presidente Gustavo Petro ha hecho énfasis en que desea darles derechos a los migrantes, pero para ello debe comenzar por aceptar la realidad tal y como es: que la migración no ha decrecido, sino que ha aumentado.

Txomin Las Heras Leizaola*
07 de octubre de 2022 - 11:00 a. m.
Migración en la frontera entre Colombia y Venezuela
Migración en la frontera entre Colombia y Venezuela
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA
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Nada hay más dañino para desarrollar políticas públicas que partir de un mal diagnóstico de la situación. Esto pudiera estar ocurriendo hoy en Colombia si nos atenemos a las declaraciones que vienen haciendo altos funcionarios gubernamentales, quienes están alimentando la tesis de que el fenómeno migratorio venezolano se está revirtiendo y que los ciudadanos del vecino país han emprendido el regreso a su patria.

La primera referencia al tema la hizo el 13 de julio Daniel Rojas, entonces coordinador del proceso de empalme entre el presidente electo, Gustavo Petro, y el saliente gobierno de Iván Duque, quien anunció que se llevaría a cabo un plan de retorno voluntario de los migrantes a Venezuela, acordado con el gobierno de Nicolás Maduro.

Posteriormente, el 30 de agosto, el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, se sumó a quienes han sostenido argumentos negacionistas respecto a la migración venezolana, al señalar que “estaremos dispuestos a lo que haya que hacer para parar el éxodo que supuestamente hay”, afirmación por lo demás un tanto contradictoria, pues no pareciera necesario “parar” un, a su juicio, inexistente éxodo.

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Pero las declaraciones más preocupantes han llegado de boca del propio presidente Gustavo Petro, quien en ocasión de la reunión que mantuvo el 3 de octubre con el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, dijo que según “los datos últimos que tengo es que ya el sentido (de la migración venezolana) no es de Venezuela hacia Colombia, sino de Colombia hacia Venezuela”. La referida afirmación no tiene sustento alguno en las estadísticas migratorias que llevan el propio Estado colombiano y diversas organizaciones multilaterales. Según Migración Colombia, los venezolanos que viven en el país pasaron de 1,7 millones en enero de 2021 a 2,4 millones en febrero de 2022.

Por su parte, la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela R4V, bajo el liderazgo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), anunció en agosto de este año que los migrantes y refugiados venezolanos en el mundo habían pasado de 5,6 millones a 6,8 millones, de los cuales confirmó que 2,4 millones se encuentran hoy en Colombia.

De modo que los números provenientes de estas fuentes dignas de la mayor confianza indican que la migración venezolana en Colombia, lejos de decrecer, ha venido aumentando. A esto se une que las razones relacionadas con la emergencia humanitaria compleja que han motivado este masivo desplazamiento humano desde Venezuela subsisten. Según Hum Venezuela, una plataforma independiente desarrollada por la sociedad civil venezolana para el monitoreo, documentación y seguimiento de la emergencia humanitaria compleja que vive el país, hasta marzo de 2022, de una población de 28,7 millones de personas, 19,7 millones vivía en pobreza multidimensional, lo que representa el 68,6 % del total.

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Esta cifra se dice fácil, pero indica entre otras cosas que la movilidad es difícil para 13,1 millones de personas por falta de transporte y que 8,8 millones de otras pasan meses sin gas doméstico para cocinar, que 5,9 millones sufrieron fallas eléctricas, 12,3 millones viven con inseguridad alimentaria y que 10,9 millones tienen hambre crónica, que 15 millones no han sido vacunadas con la segunda dosis contra el covid y que 16,6 millones no tienen medios económicos para cubrir gastos de salud, mientras que 6,4 millones fueron víctimas de abusos y/o violencias, por citar solo algunos datos.

Por su parte, el tercer informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela de Naciones Unidas, dado a conocer el 21 de septiembre de 2022, ratifica los señalamientos de crímenes de lesa humanidad cometidos por autoridades gubernamentales, militares y policiales del país, y que se expresan en casos de tortura, incluida la violencia sexual, asesinatos y ejecución extrajudiciales, desapariciones forzadas, persecución y detenciones arbitrarias.

Según el informe de marzo de 2022 de Hum Venezuela, la intención de emigrar hacia otras naciones todavía se manifiesta en 700 mil hogares venezolanos, cifra espeluznante si tomamos en cuenta que a la fecha alrededor del 20 % de la población ya ha abandonado el país. Los datos mencionados antes justifican claramente la persistencia del deseo de salir del país. Preocupa que la narrativa negacionista del fenómeno migratorio, o que lo infravalora, coincida con el discurso que lleva a cabo el autoritario gobierno de Nicolás Maduro que por años rechazó los informes que daban cuenta de la salida desesperada de millones de sus ciudadanos del país y que ahora, con cinismo, indica que estos están regresando, echando mano al eslogan propagandístico de que Venezuela se arregló.

El presidente Gustavo Petro ha hecho énfasis en que desea darles derechos a los migrantes, pero para ello debe comenzar por aceptar la realidad tal y como es, de modo que sea certero el diagnóstico que haga para determinar el rumbo y las prioridades de su política migratoria. El mandatario colombiano tiene una primera tarea por delante, que es completar el desarrollo del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) que ha permitido la regularización masiva de cientos de miles de venezolanos, instrumento por lo demás que es la llave de entrada para que se hagan cumplir los mentados derechos que les asisten y así los venezolanos logren su integración plena en la vida económica y social de Colombia.

*Investigador adscrito del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y presidente de la Asociación Diálogo Ciudadano Colombo-Venezolano.

Por Txomin Las Heras Leizaola*

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