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Tras semanas de rumores sobre la posible salida de Laura Gil de su cargo de viceministra de asuntos multilaterales, El Espectador tuvo acceso a dos cartas que más de cien organizaciones de derechos humanos y sociedad civil, nacionales e internacionales, enviaron en defensa de la funcionaria. Con fecha del 6 de marzo, las cartas son dirigidas a los despachos del presidente Gustavo Petro y el canciller Álvaro Leyva.
“Desde su llegada al Gobierno, la funcionaria ha mantenido una política de puertas abiertas para la sociedad civil y para todos aquellos defienden los derechos humanos en el país, la cual es fundamental para orientar el desarrollo de las políticas públicas de forma democrática y que ha renovado la relación con la ciudadanía” dice una de las cartas, firmada por 76 directivas de entidades colombianas de distinta naturaleza pero unidas, todas, por la vocación por los derechos humanos.
Aquí la carta:
La otra carta, respaldada por 78 organizaciones de América Latina y Europa, dice que en el plano internacional “tanto para derechos de personas LGBTIQ+, de mujeres, de personas afro, personas con discapacidad, indígenas, migrantes e incluso en materias tan importantes como los derechos sexuales y reproductivos, defensa del Estado de derecho y protección del medio ambiente, Colombia ha sido una aliada clave”, y en esa alianza, Laura Gil ha sido fundamental.
Aquí la carta:
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La llegada de Gil a su puesto representó un giro en dirección contraria frente a lo que el gobierno anterior venía impulsando. El 22 de agosto de 2022, día en que Gil se posesionó, ella misma emitió un comunicado en el que anunciaba que Colombia se retiraba del ‘Consenso de Ginebra’, un acuerdo internacional contra el derecho al aborto que meses antes había firmado Alejandro Ordóñez, el entonces embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Ordoñez era, por cierto, crítico del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Poco más de un mes después, Gil impactó con su discurso en la Asamblea General de la OEA celeberada en Lima, donde afirmó que “la paz total tiene cara de mujer, (...) cara LGBTI”. Además, afirmó que Colombia patrocinaba el capítulo de derechos LGBT de la resolución que saldría de esa asamblea y que haría parte del grupo núcleo de países de la ONU y la OEA que liderarían la agenda de derechos LGBT en la región. Ese discurso le hizo ganar el afecto de activistas y organizaciones de derechos humanos de todo el continente.
“Su discurso fue un aliciente muy importante para quienes trabajamos por un avance estratégico y consistente por la democracia y los derechos humanos en la región”, afirma la mexicana Gloria Careaga, coordinadora general de la Fundación Arcoiris y firmante de una de las cartas.
En noviembre de 2022, la viceministra Gil confirmó que Colombia ratificaría la Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia y la Convención Interamericana contra toda forma de discriminación e intolerancia. Acto seguido presentó las convenciones para su correspondiente tránsito por el Congreso de la república.
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“La llegada de Laura Gil a la Cancillería ha sido muy significativa para los movimientos sociales porque en siete meses ha logrado poner al día los compromisos pendientes de Colombia en materia de derechos humanos”, afirma Wilson Castañeda, firmante de la carta y director de Caribe Afirmativo, una organización colombiana que trabaja por los derechos LGBTI.
La viceministra Gil también ha liderado la formulación de una política exterior feminista, la cual hoy hace parte del Plan Nacional de Desarrollo. “Gil ha tenido un claro liderazgo en espacios muy importantes de cooperación internacional e intercambio sobre programas de desarrollo social”, afirma Marta Royo, también firmante y directora ejecutiva de Profamilia, organización que brinda servicios de salud sexual y reproductiva, agenda que la viceministra ha respaldado.
¿Qué pasaría si Laura Gil se va?
“Perderíamos una aliada”, asegura con preocupación Marcelo Ernesto Ferreyra, argentino y firmante de la carta de la sociedad civil internacional. “No es prudente un cambio tan rápido en el liderazgo de iniciativas diplomáticas”, agrega Wilson Castañeda.
La percepción generalizada entre los más de cien firmantes es que se quiere “silenciar o menguar la participación de Laura Gil”, por razones que no son suficientemente claras. Sienten que en el eventual caso de un traslado a la embajada de Colombia en Viena traería consigo esas implicaciones.
Las cartas llegan tras semanas de rumores sobre posibles tensiones entre Laura Gil y el canciller Álvaro Leyva. La periodista D’Arcy Quinn fue una de las primeras voces en dar esta versión. Luego, La Silla Vacía publicó que a Gil se le ofreció la embajada de Colombia en Viena. Sin embargo, la cancillería no ha hecho anuncios oficiales al respecto.
Estas cartas se suman a las peticiones de la Cumbre Nacional Mujeres y Paz, desde donde colectivos de mujeres y víctimas del conflicto solicitaron que Gil Savastano continuase en su cargo para que su proyecto de política exterior feminista “no quede inconcluso”.
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Se consultó con las oficinas de prensa de la Cancillería y la Presidencia de la República, pero al momento de publicar esta nota no tenían pronunciamientos oficiales al respecto de las cartas y no ofrecieron ningún comentario al respecto.
El gobierno tiene derecho a reacomodar sus fichas. Yo estaré donde más le pueda servir al cambio y eso también puede ser mi casa.
Laura Gil Savastano, viceministra de asuntos multilaterales
La viceministra Laura Gil no negó ni confirmó explícitamente los rumores, quien se encuentra en la ONU encabezando la delegación de Colombia en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
Entre las 76 organizaciones colombianas que firmaron la carta están Colombia Diversa, Católicas por el Derecho a Decidir, Asociación de mujeres constructoras de paz del departamento de Sucre, Asdown, La mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, la Universidad Externado de Colombia, entre otras.
Del lado de las 78 organizaciones internacionales están Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan, de Perú; Casa Rara, de Costa Rica; International Planned Parenthood Federation; Cladem, de Uruguay; Gestos, de Brasil, entre otras.
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