Arévalo es presidente electo en Guatemala, pero hay dudas sobre la transición
Los múltiples intentos previos del Ministerio Público por anular su candidatura presidencial y el hecho de que su rival en segunda vuelta, Sandra Torres, no reconozca su derrota, generan incertidumbre en el país.
Hugo Santiago Caro
La contundente victoria de Bernardo Arévalo en las elecciones presidenciales de Guatemala, realizadas el domingo último, implican la elección popular de un gobierno alejado de las élites políticas que han manejado el poder del Estado por más de 70 años.
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La contundente victoria de Bernardo Arévalo en las elecciones presidenciales de Guatemala, realizadas el domingo último, implican la elección popular de un gobierno alejado de las élites políticas que han manejado el poder del Estado por más de 70 años.
Arévalo, de 64 años, encarna la figura de outsider, pues después de una vida como académico llegó a la política hace menos de diez años como parte del Movimiento Semilla, constituido como partido en 2018, pero surgido en 2015 en medio de los hechos que desencadenaron la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, quien se vio envuelto en un escándalo por corrupción política.
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Ese Movimiento Semilla fue el blanco del Ministerio Público (la Fiscalía en Guatemala), que trató por todos los medios posibles de anular su existencia por un supuesto caso de firmas falsas en 2018 durante la creación del partido y por ende, torpedear la campaña de Arévalo, quien ya había superado la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
Cabe remarcar que la cúpula de este Ministerio Público fue sancionada por Estados Unidos por hechos estrechamente relacionados con corrupción. Para Rafael Piñeros, docente de la Universidad Externado de Colombia, no es de extrañar que sigan los intentos del Ministerio Público para torpedear la transición del gobierno de Alejandro Giammattei al de Arévalo. Esto, a pesar de que el mismo presidente reconoció la victoria de Arévalo y lo invitó a reunirse con él y comenzar a coordinar la transición gubernamental.
Sobre el gesto de Giammattei, Valeria Vásquez, analista senior en Centro América de Control Risks afirma que: “Es una buena señal. Sin embargo, es probable que antes del 14 de enero (fecha dispuesta para la posesión) ocurran una variedad de acciones para prevenir el traspaso de poder – el mismo Arévalo lo menciona en una entrevista previo a la segunda vuelta. La mayoría de estas acciones serán por parte del Ministerio Público, quien mantuvo una posición muy activa en prevenir que Arévalo llegara a la segunda vuelta. Habrá mucho escrutinio internacional, sobre todo de Estados Unidos, monitoreando cualquier movimiento que ataque el resultado de la elección y la llegada al poder de Arévalo”.
En ese sentido, el mismo presidente de EE. UU., Joe Biden, felicitó a Arévalo y le ofreció trabajar en favor de la “prosperidad y “seguridad” del país centroamericano.
“Felicitaciones al pueblo de Guatemala por una segunda vuelta electoral justa y pacífica, y a Bernardo Arévalo de León por su elección como próximo presidente de Guatemala”, dijo el mandatario en redes sociales. Biden añadió que espera trabajar con Arévalo de León “para fomentar la prosperidad y la seguridad en Guatemala”.
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Arévalo aseguró después de su victoria que sabe que los intentos por torpedear su posesión están más que dispuestos. “Nosotros sabemos que hay una persecución política en curso, que se lleva a cabo por medio de las instituciones, fiscalías y jueces que han estado cooptados”, dijo Arévalo de León el domingo por la noche al respecto.
“Sabemos que eso está en curso. Quisiéramos pensar que la contundencia de esta victoria va a ser evidente y que los intentos de descarrilar el proceso electoral no va a tener lugar. El pueblo de Guatemala ha hablado contundentemente”, afirmó.
Y es que la contundencia se reflejó con un 58% de los votos conquistados frente a un 34% de la ex primera dama Sandra Torres Casanova. Más de 2,4 millones de votos.
Sin embargo, más de un día después de concretada la elección, ni Torres ni su partido, Unidad Nacional de la Esperanza, han reconocido la derrota en las urnas, lo que incrementa la incertidumbre sobre la confirmación de la victoria de Arévalo.
“No es sorpresa que todavía la UNE y Torres no hayan reconocido la victoria de Arévalo, era de esperarse. Es poco probable que en los próximos días esto suceda. Por el contrario, Torres y su partido continuarán alegando irregularidades (por ejemplo, relacionadas al conteo de votos)”, afirma Vásquez. Y es que tanto Torres como su partido mediante un comunicado indicaron que se encuentran en “sesión permanente”.
Sin embargo, para el profesor Piñeros es peligroso que Torres no tenga el gesto de reconocer la victoria, sobre todo teniendo en cuenta que desde que ambos candidatos pasaron a segunda vuelta, la ex primera dama venía alegando que se podía estar cometiendo fraude, como ya lo remarcó Vásquez, en el conteo de votos.
“No reconocer la victoria y acusar previo a las elecciones de fraude es peligroso para el proceso democrático y para el futuro de Guatemala. Va más allá de las formas, se convierte hoy en una necesidad reconocer la derrota y validar la victoria del oponente”, afirma el profesor.
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Mientras Torres y el Ministerio Público aportan dudas a la victoria de Arévalo, en Guatemala la población celebró durante toda la noche la elección del nuevo presidente, un gesto que va en sintonía con lo mostrado en las urnas. Vásquez resalta el hecho de que el escrutinio muestra que no solo fue en Ciudad de Guatemala y en las grandes urbes donde se gestó la victoria de Arévalo, pues Semilla gano en 17 de los 22 departamentos de Guatemala.
“El voto rural ha sido históricamente para la UNE y Torres, lo que demuestra que el perfil fresco y antisistema de Arévalo llegó a distintos sectores de la población”, complementa.
Sin embargo, el escrutinio también mostró una bajísima tasa de votación, pues ni si quiera el 50% de los guatemaltecos salió a ejercer el voto, pues solo participó el 45 % de los 9,3 millones de votantes habilitados.
Al respecto, Vásquez y el profesor Piñeros concuerdan en que esto es reflejo de la insatisfacción y el hartazgo del pueblo guatemalteco con los procesos políticos. “La corrupción, la violencia y la falta de oportunidades no generan satisfacción con la democracia”, concluye Piñeros. Es muy pronto para anticipar cómo se tornará la transición entre el gobierno de Giammattei y Arévalo. Por lo pronto, el presidente electo fue reconocido además de Biden por jefes de Estado como Andrés Manuel López Obrador (México), Gustavo Petro (Colombia) y Pedro Sánchez (España).
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