Argentina vuelve a las calles para conmemorar otro aniversario de la dictadura
La llegada de las Madres y Abuelas al escenario hizo vociferar a la concurrencia: “Madres y Abuelas de la Plaza, el pueblo las abraza”.
La memoria continúa “más que presente” este domingo 24 de marzo en Argentina. La sociedad tomó las calles al grito de “Nunca Más”, para conmemorar 48 años del último golpe militar (1976-1983) y rechazar las versiones “negacionistas” del Gobierno de Javier Milei que pretende rediscutir la cifra de los desaparecidos durante la dictadura.
Banderas y pancartas repetían el número 30.000 en cada cuadra, en referencia a la cantidad de personas desaparecidas, mientras Plaza de Mayo se inundaba lentamente con los pañuelos blancos -símbolo de lucha silenciosa- de las Madres y Abuelas de Plaza Mayo durante la represión.
Organizaciones de derechos humanos, sociales, gremiales, políticas y personas autoconvocadas llegaron de a miles a la plaza, encolumnados y acompañados por los clásicos cánticos y canciones emuladas desde pequeñas marchas musicales.
Este Día de la Memoria, Verdad y Justicia reavivó la necesidad de recordar la lucha social y política para que Argentina recuperase su democracia, ya que el Gobierno negó oficialmente la cifra de 30 mil desaparecidos, sostenida desde siempre por las organizaciones de derechos humanos.
La Casa Rosada -sede del Ejecutivo- publicó un video en sus redes sociales, donde un exguerrillero se atribuyó inventar el número estando exiliado en Holanda y que fue un “gran negocio”, que después se transformó en un “consenso social”.
En las calles, tildan esto de “propaganda negacionista”. Trinidad Milani, una joven estudiante universitaria matizó el asunto: “No importa si fueron 8.000 o 30.000, son desaparecidos, nunca vamos a saber qué les pasó. Es necesario reivindicar la memoria de nuestro país”.
“No puede ser que una parte de nuestra sociedad esté dispuesta a olvidar. Tampoco que nuestra vicepresidenta (Victoria Villarruel) esté dispuesta a reivindicarlos, justificarlos o perdonarlos. Es necesario hacernos presentes porque si no conocemos nuestra historia, vamos a estar condenados a repetirla”, agregó a EFE, la joven.
Villarruel ha sido la principal impulsora, dentro del gobierno, de discutir la última dictadura. A través de su Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas ha afirmado en varias oportunidades que los guerrilleros atacaron a 17.380 “ciudadanos inocentes” en la década de 1970, asesinando a 1.094 personas. También reivindicó la ‘teoría de los dos demonios’, para equiparar la violencia de los grupos guerrilleros con el terrorismo de Estado y pidió “memoria completa”.
Tras escuchar esas palabras, al jubilado e integrante de la asociación de sobrevivientes, familiares y compañeros de Campo de Mayo, Alberto Bordagaray le hirvió la sangre. En declaraciones a EFE, expresó: “La señora Villarruel nos habla de que quiere memoria completa y nosotros también”.
“Que haga su aporte y le pregunte a los camaradas de su papá, a los genocidas amigos de ella, ¿qué hicieron con los 30 mil, dónde están los cuerpos, dónde los enterraron? ¿A quiénes tiraron al mar, a quienes y cuántos cremaron entre 1976 y 1978 en el cementerio de Chacarita (Buenos Aires)?”, inquirió.
La vicepresidenta está muy vinculada con el ámbito castrense, ya que su padre, el ya fallecido teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel era veterano de la guerra de Malvinas y participó activamente de la ‘Operación Independencia’, la antesala del golpe.
“¿Dónde están los niños secuestrados y qué apellidos falsos tienen hoy día? Señora vicepresidente usted puede ayudar a que haya memoria completa, pregúntele a los genocidas camaradas de su papá”, sumó Bordagaray.
A pocos metros de Casa Rosada, el escenario principal se estaba terminando de armar, sus oradores fueron los principales representantes de los derechos humanos en Argentina. Desde la líder de Abuelas, Estela de Carlotto, y la de Madres de Línea Fundadora, Taty Almeida, hasta el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Una jubilada de 64 años, los esperaba con ansias, le contó a EFE que está en la plaza porque todavía tiene memoria. Durante su juventud fue estudiante y sobrevivió a las razias y requisas de los militares, pero muchos de sus compañeros de escuela no.
“Fuimos perseguidos, no podíamos leer algunos libros, teníamos que cuidarnos con lo que decíamos y teníamos que caminar hasta dos personas juntas, muchos de mis compañeros no volvían al colegio”, contó Nora Alicia Pajón.
“Para mí este día significa que debemos recordar y hablarle a los jóvenes porque no saben qué vinimos hacer acá. Los chicos necesitan leer y estudiar esta historia. Además, no podemos otra vez volver a padecer la economía de Martínez de Hoz (ministro de economía durante la dictadura). Las palabras del ministro Luis Caputo son las mismas que se escucharon 40 años atrás. Más de lo mismo no. Nunca Más”, cerró.
La llegada de las Madres y Abuelas al escenario hizo vociferar a la concurrencia: “Madres y Abuelas de la Plaza, el pueblo las abraza”, frase de apoyo a su lucha y de memoria colectiva por los derechos humanos. EFE
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La memoria continúa “más que presente” este domingo 24 de marzo en Argentina. La sociedad tomó las calles al grito de “Nunca Más”, para conmemorar 48 años del último golpe militar (1976-1983) y rechazar las versiones “negacionistas” del Gobierno de Javier Milei que pretende rediscutir la cifra de los desaparecidos durante la dictadura.
Banderas y pancartas repetían el número 30.000 en cada cuadra, en referencia a la cantidad de personas desaparecidas, mientras Plaza de Mayo se inundaba lentamente con los pañuelos blancos -símbolo de lucha silenciosa- de las Madres y Abuelas de Plaza Mayo durante la represión.
Organizaciones de derechos humanos, sociales, gremiales, políticas y personas autoconvocadas llegaron de a miles a la plaza, encolumnados y acompañados por los clásicos cánticos y canciones emuladas desde pequeñas marchas musicales.
Este Día de la Memoria, Verdad y Justicia reavivó la necesidad de recordar la lucha social y política para que Argentina recuperase su democracia, ya que el Gobierno negó oficialmente la cifra de 30 mil desaparecidos, sostenida desde siempre por las organizaciones de derechos humanos.
La Casa Rosada -sede del Ejecutivo- publicó un video en sus redes sociales, donde un exguerrillero se atribuyó inventar el número estando exiliado en Holanda y que fue un “gran negocio”, que después se transformó en un “consenso social”.
En las calles, tildan esto de “propaganda negacionista”. Trinidad Milani, una joven estudiante universitaria matizó el asunto: “No importa si fueron 8.000 o 30.000, son desaparecidos, nunca vamos a saber qué les pasó. Es necesario reivindicar la memoria de nuestro país”.
“No puede ser que una parte de nuestra sociedad esté dispuesta a olvidar. Tampoco que nuestra vicepresidenta (Victoria Villarruel) esté dispuesta a reivindicarlos, justificarlos o perdonarlos. Es necesario hacernos presentes porque si no conocemos nuestra historia, vamos a estar condenados a repetirla”, agregó a EFE, la joven.
Villarruel ha sido la principal impulsora, dentro del gobierno, de discutir la última dictadura. A través de su Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas ha afirmado en varias oportunidades que los guerrilleros atacaron a 17.380 “ciudadanos inocentes” en la década de 1970, asesinando a 1.094 personas. También reivindicó la ‘teoría de los dos demonios’, para equiparar la violencia de los grupos guerrilleros con el terrorismo de Estado y pidió “memoria completa”.
Tras escuchar esas palabras, al jubilado e integrante de la asociación de sobrevivientes, familiares y compañeros de Campo de Mayo, Alberto Bordagaray le hirvió la sangre. En declaraciones a EFE, expresó: “La señora Villarruel nos habla de que quiere memoria completa y nosotros también”.
“Que haga su aporte y le pregunte a los camaradas de su papá, a los genocidas amigos de ella, ¿qué hicieron con los 30 mil, dónde están los cuerpos, dónde los enterraron? ¿A quiénes tiraron al mar, a quienes y cuántos cremaron entre 1976 y 1978 en el cementerio de Chacarita (Buenos Aires)?”, inquirió.
La vicepresidenta está muy vinculada con el ámbito castrense, ya que su padre, el ya fallecido teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel era veterano de la guerra de Malvinas y participó activamente de la ‘Operación Independencia’, la antesala del golpe.
“¿Dónde están los niños secuestrados y qué apellidos falsos tienen hoy día? Señora vicepresidente usted puede ayudar a que haya memoria completa, pregúntele a los genocidas camaradas de su papá”, sumó Bordagaray.
A pocos metros de Casa Rosada, el escenario principal se estaba terminando de armar, sus oradores fueron los principales representantes de los derechos humanos en Argentina. Desde la líder de Abuelas, Estela de Carlotto, y la de Madres de Línea Fundadora, Taty Almeida, hasta el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Una jubilada de 64 años, los esperaba con ansias, le contó a EFE que está en la plaza porque todavía tiene memoria. Durante su juventud fue estudiante y sobrevivió a las razias y requisas de los militares, pero muchos de sus compañeros de escuela no.
“Fuimos perseguidos, no podíamos leer algunos libros, teníamos que cuidarnos con lo que decíamos y teníamos que caminar hasta dos personas juntas, muchos de mis compañeros no volvían al colegio”, contó Nora Alicia Pajón.
“Para mí este día significa que debemos recordar y hablarle a los jóvenes porque no saben qué vinimos hacer acá. Los chicos necesitan leer y estudiar esta historia. Además, no podemos otra vez volver a padecer la economía de Martínez de Hoz (ministro de economía durante la dictadura). Las palabras del ministro Luis Caputo son las mismas que se escucharon 40 años atrás. Más de lo mismo no. Nunca Más”, cerró.
La llegada de las Madres y Abuelas al escenario hizo vociferar a la concurrencia: “Madres y Abuelas de la Plaza, el pueblo las abraza”, frase de apoyo a su lucha y de memoria colectiva por los derechos humanos. EFE
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