Así es George Santos, el congresista de EE. UU. que no dijo ni una verdad
Washington no termina de entender cómo fue posible que un hombre que dijo tantas mentiras llegara a ser congresista. Este es el caso de George Santos.
El nuevo Congreso de Estados Unidos, el número 118 en la historia, ni siquiera se ha instalado, pero ya fue sacudido por su primer gran escándalo gracias a la telaraña de mentiras que tejió el republicano George Santos. Tal vez, este pueda ser uno de los episodios más lamentables de las elecciones en el país. Su caso pone al Partido Republicano entre la espada y la pared: deberá elegir entre condenar a un mentiroso y ver reducida su ya frágil mayoría en la Cámara de Representante. ¿Qué fue lo que hizo?
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El nuevo Congreso de Estados Unidos, el número 118 en la historia, ni siquiera se ha instalado, pero ya fue sacudido por su primer gran escándalo gracias a la telaraña de mentiras que tejió el republicano George Santos. Tal vez, este pueda ser uno de los episodios más lamentables de las elecciones en el país. Su caso pone al Partido Republicano entre la espada y la pared: deberá elegir entre condenar a un mentiroso y ver reducida su ya frágil mayoría en la Cámara de Representante. ¿Qué fue lo que hizo?
George Santos, la historia de la “joya” de los republicanos
En su campaña por un escaño en la Cámara de Representantes, para representar al distrito 3° de Nueva York, Santos repitió de manera incesante que era un hombre cuya candidatura encarnaba el “sueño americano”. Le dijo a todo el mundo que sus abuelos fueron unos judíos ucranianos que sobrevivieron al Holocausto y se refugiaron en Bélgica. Después de eso, migraron a Nueva York, en donde se convirtieron al catolicismo durante el ascenso del nazismo en Europa.
A este conmovedor relato se le sumaron otros detalles: que, además de ser hijo de inmigrantes, se había graduado de una escuela pública para convertirse en un financiero exitoso con millones de dólares y cargos significativos en firmas como Goldman Sachs y Citigroup. La fortuna que amasó, superando barreras económicas y sociales, le permitió comprar al menos 13 propiedades, convirtiéndose, además, en un agente de bienes raíces de lujo. También administró la Devolder Organization, una empresa suya con más de US$80 millones en activos por la que recibía un salario de US$750.000.
Con tantos logros cosechados, era momento de devolverle algo a la sociedad. Es por eso que Santos fundó Friends of Pets, una organización benéfica que rescató 2.400 perros y 280 gatos entre 2013 y 2018. Era un hombre solidario que incluso llegó a emplear a las personas afectadas por el tiroteo del club nocturno Pulse en Orlando, Florida, en 2016. Santos, además, había confesado ser gay. Toda esta narrativa, y la pobre campaña de su rival demócrata en este distrito, le valió a Santos la victoria en las elecciones del pasado noviembre y un escaño en el Congreso.
El rostro de Santos apareció en portadas y los reflectores cayeron sobre él tras los comicios: era el primer candidato que se había declarado abiertamente homosexual durante una campaña del Partido Republicano que había ganado unas elecciones al Congreso. Sin embargo, un mes después de su histórica victoria, el país descubrió que nada era verdad. Nada. Los medios locales, como The New York Times, se encargaron de revelar su verdadera historia.
Los abuelos de Santos no fueron judíos que escaparon del Holocausto a Bélgica: nacieron en Brasil antes de que los nazis llegaran al poder en Alemania. Además, eran cristianos. Nunca se graduó de Economía y Finanzas de Baruch College, la universidad pública a la que había acudido por falta de recursos.
Santos tampoco amasó una gran fortuna: Devolder era en realidad una empresa familiar, no suya, y sus activos no superaban los US$5 millones. Sobre su sueldo hubo algo de verdad: pudo ganar US$750.000, pero cuando trabajó como director regional de Harby City Capital, una compañía de inversión en Florida que está siendo investigada por ser un supuesto esquema Ponzi. Es decir, una pirámide. Luego trabajó en un call center en Queens, asistiendo servicio al cliente para personas de habla portuguesa.
Citigoup y Goldman Sachs han dicho que no tienen registro de que Santos hubiera trabajado con ellos. En realidad no tenía 13 propiedades. Santos enfrentó múltiples desalojos como inquilino, pues hasta 2020 seguía viviendo en arriendo y en ocasiones no pagaba a tiempo, por lo que recibió una multa de US$12.000. No hubo perros y gatos rescatados de las calles, pues la organización benéfica ni siquiera aparece en los registros. Incluso, los demócratas dudan de que sea gay. El Daily Beast, un tabloide, encontró que estaba casado con una mujer en 2019, relación que ocultó.
Santos, además, fue arrestado por fraude con cheques en Brasil y no vive en la dirección en la que aparece registrado para votar. La deshonestidad se trasladó a su equipo. Un miembro de su personal de campaña se hizo pasar por el jefe de personal del líder de la minoría en la Cámara, el republicano Kevin McCarthy. Y estas son solo parte de sus mentiras.
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¿Qué hará el Partido Republicano?
“Los miembros del Congreso han cometido asesinato en el cargo. De hecho, un miembro del Congreso incluso ha matado a otro miembro del Congreso. Incluso en la actualidad, hemos visto todos los escándalos bajo el sol, desde Anthony Weiner tuiteando una imagen lasciva de sí mismo, hasta la infame publicación de Facebook de Marjorie Taylor Greene sobre los láseres espaciales judíos. Pero es difícil pensar en un precedente para un escándalo como este”, señaló Ben Jacobs, periodista de Vox.
Ante tantas muestras de deshonestidad con su electorado, los demócratas han pedido la renuncia o expulsión de Santos. Sin embargo, es poco probable que el congresista electo reciba un castigo. Desde 1861, solo cinco personas han sido expulsadas del Congreso, a pesar de todos los escándalos que se han presentado entre los miembros del Legislativo.
Santos no se ha pronunciado sobre los diversos reportajes sobre su deshonesto currículum hasta ahora. Lo único que ha hecho es bajar su biografía del sitio de su campaña. El que sí habló fue su abogado, quien salió en su defensa con una cita que atribuyó a Winston Churchill, pero que en realidad era de Victor Hugo. Otra mentira más a la lista.
“La izquierda está amenazada por la elección de un latino gay conservador. En consecuencia, no sorprende que el congresista electo Santos tenga enemigos en el New York Times que intentan manchar su buen nombre con estas acusaciones difamatorias. Como dijo Winston Churchill: ‘¿Tienes enemigos? Bien. Significa que has defendido algo, en algún momento de tu vida”, dijo el abogado de Santos.
Lo más sorprendente de todo es que este tsunami de mentiras se le pasara por alto a los demócratas, que tuvieron de dónde escoger para atacar a su rival. Según el experto en política estadounidense, Richard Johnson, quien habló para France 24, esto se debe a que “el titular demócrata había decidido no presentarse a la reelección, y el partido no validó a otro candidato hasta una fase muy tardía, por lo que no tuvo mucho tiempo para investigar a fondo a su rival”. Además, Santos no levantaba sospechas, pues las mentiras que dijo no eran las más comunes.
“Parte de la ‘genialidad’ de George Santos es que estas ‘mentiras’ suelen ser sobre cosas bastante mundanas. Por ejemplo, ¿quién se inventaría un título de Baruch College en vez de Harvard?”, dice Thomas Gift, director del Centre on American Politics del University College de Londres.
Ahora que se sabe la verdad, han aumentado los pedidos para que Santos enfrente una investigación criminal por conspiración para defraudar a los Estados Unidos, al presentar declaraciones falsas a la Comisión Federal de Elecciones. La fiscalía general de Nueva York ya está analizando el caso. Pero, ¿cómo reaccionará el Partido Republicano? Santos ganó un distrito que es fuerte entre los demócratas, por lo que una renuncia o expulsión es muy arriesgada para los republicanos que cuentan con una frágil mayoría en la Cámara.
De momento, el líder del Partido Republicano, y posible nuevo presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, le ha dado su respaldo a Santos, quien lo apoya en su candidatura para lograr tal cargo. Esta es una relación de dependencia: McCarthy necesita a Santos y viceversa. Sin embargo, si Santos no es sancionado por su partido, podría costarle más reputación adelante.
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