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Este domingo se cumple un año del inicio de las protestas sociales más grandes en Chile desde la caída de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que marcaron al país desde diferentes puntos de vista. El gabinete de Sebastián Piñera se ha visto en la tarea no solo de organizar un referéndum para decidir si se cambia la constitución vigente, sino que hay tenido que plantear fuertes reformas estructurales al cuerpo policial, que ha recibido cientos de denuncias por abuso de la fuerza, tortura y detenciones ilegales. La sociedad sigue dolida y saldrá a las calles, por eso el gobierno pidió el pasado martes a los manifestantes que lleven mascarilla y respeten la distancia social para evitar la propagación del coronavirus durante la conmemoración del aniversario.
La semana empezó caliente con la detención de al menos 40 personas el lunes durante varios protestas organizadas en apoyo a la causa mapuche en Plaza Italia, la rotonda de Santiago que es el epicentro de las manifestaciones, donde también se registraron cruentos enfrentamientos y destrucción de mobiliario público. “Nosotros no avalamos la violencia de ninguna manera y espero que todo el espectro político se encargue también de atacar a ese tipo de manifestaciones violentas”, insistieron las autoridades en rueda de prensa.
Luego vinieron las declaraciones de Amnistía Internacional, que aseguró que los altos mandos de Carabineros permitieron que se cometieran violaciones a los derechos humanos y que “lejos de ser hechos aislados cometidos por funcionarios actuando por cuenta propia, los actos de violencia se habrían cometido con base en una política cuyo fin último era desalentar la protesta social”. El hecho no es de poca monta, teniendo en cuenta que las manifestaciones dejaron cerca de 30 muertos y miles de heridos.
El rifirrafe con el gobierno fue inmediato. De hecho, desde el Ministerio de Defensa salió la siguiente defensa: “El Gobierno reitera con fuerza que no ha existido por parte de Carabineros una práctica o política premeditada o generalizada de uso de la fuerza con el fin o la intención de castigar a las personas manifestantes, como supone el informe en base a antecedentes de limitado alcance”. El texto también afirma que la organización no se refiere en profundidad en su informe a los más de 5.000 agentes policiales que resultaron lesionados durante las protestas a lo largo más de 2.800 eventos graves que ocurrieron en el país.
El choque no acabó ahí, sino que el Gobierno indicó también que AI no recoge en su informe el trabajo ya realizado para la implementación de las recomendaciones de organismos nacionales e internacionales. Estas recomendaciones, según el comunicado oficial, se podrían agrupar en tres líneas de acción: avanzar en una reforma “institucional integral” en Carabineros, mejorar la regulación del derecho a reunión pacífica y fortalecer el deber de investigar, sancionar y reparar vulneraciones a derechos humanos. Y es que justo la semana pasada el presidente chileno convocó una comisión especial integrada por expertos independientes, que en un plazo de 90 días deberán presentar una propuesta de reforma estructural del denostado cuerpo policial.
Otro de los frentes abiertos es el las 460 personas con sus ojos mutilados por perdigones o el impacto de bombas lacrimógenas lanzadas por los agentes antidisturbios en las manifestaciones, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Ha sido un alto precio a pagar en busca de derechos sociales, pero que “vale la pena”para muchas de ellas si Chile se embarca en la redacción de una nueva Carta Magna el próximo 25 de octubre, según explicaron a la AFP las propias víctimas en los alrededores de la céntrica Plaza Italia de Santiago.
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El soldador Felipe Riquelme, de 41 años, recibió el disparo de una bomba lacrimógena en uno de sus ojos pese a la máscara de gas industrial que usaba para cubrirse. “Me asomé detrás de una palmera, vi un policía que me apuntó y eso fue lo último que vi. Sentí un golpe en mi frente y caí. Sentía un zumbido en los oídos, un dolor supergrande”, cuenta a la AFP en el lugar donde ocurrieron los hechos el 22 de noviembre en medio de violentos enfrentamientos. El impacto le reventó el globo ocular y le fracturó el cráneo, y un año después sigue viendo en sus pesadillas al policía que le disparó.
Riquelme es consciente de que una nueva Constitución, si gana la opción “Apruebo”, no le devolverá su ojo ni curará sus cicatrices, y aunque cree que “no es la solución total”, tiene esperanza en el proceso. Sin embargo Hernán Horta, de 52 años, estima que esta consulta es “una burla, planeada por una clase política con miedo a perder el poder”. El acuerdo político que permitió la realización del plebiscito le parece “migajas” pudiendo tener “la torta entera”. Este hombre recibió el disparo de una bomba lacrimógena que lo dejó casi ciego de un ojo y con el cráneo “hecho añicos”. La agresión ocurrió mientras participaba de enfrentamientos contra la policía.
Las mujeres también le exigen al gobierno
El colectivo LasTesis, que se hizo famoso durante las pasadas protestas, reapareció este miércoles con una nueva performance en forma de “conjuro” para acabar con la actual Carta Magna. “Lanzaremos al mar la Constitución con la idea de que se vayan por donde vinieron todas estas tradiciones patriarcales, neoliberales, colonialistas”, dijo Sibila Sotomayor, una de las cuatro integrantes del grupo feminista que ideó la icónica canción “Un violador en tu camino”.
En el puerto de su natal Valparaíso, a 100 kilómetros de Santiago, el colectivo logró reunir a un pelotón de cientos de mujeres que despidieron entre fervientes cánticos una barca que llevaba ejemplares de la Constitución. “Sin libertad, sin igualdad, no hay derechos ni dignidad”, recitaron las mujeres mientras lanzaban los libros en forma de sortilegio, minutos después de recorrer las angostas calles de la ciudad porteña vestidas de negro. En las portadas, las mujeres escribieron todo aquello que querían cambiar en el caso de aprobarse el plebiscito: “Patriarcado”, “Abusos sexuales”, “Impunidad”, decían algunos de los mensajes.
“Nuestra Constitución es muy machista, no considera a las mujeres, es de otra época y otra mentalidad”, explicó a Efe Ximena Salinas, una de las mujeres que participó en la intervención. El plebiscito se planteó como la vía política para tratar de solucionar la actual crisis social, en la que el movimiento feminista ha tenido un gran presencia y que comenzó hace un año como un clamor popular por un modelo socioeconómico más justo.
“No hay más opción, o la nueva Constitución es con nosotras o no será”, reivindicó a Efe Paula Sepúlveda, otra de las feministas presentes en la marcha. En el mismo famoso puerto chileno y hace un casi un año, el colectivo LasTesis -incluido recientemente por la revista Time en su lista de los 100 personajes más influyentes del año e integrado además por Dafne Valdés, Paula Cometa y Lea Cáceres- llevó a cabo por primera vez su icónica intervención “Un violador en tu camino”.