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Frente a unas elecciones en las que Daniel Ortega fue reelegido para un cuarto mandato consecutivo, en medio de unas elecciones en las que sus competidores electorales permanecieron encarcelados y las leyes se ajustaron para su victoria, la comunidad internacional, desde expresidentes latinoamericanos hasta la Unión Europea, han expresado preocupación por la falta de legitimidad detrás de los comicios y el establecimiento de un régimen autocrático en Nicaragua.
En una carta firmada por los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Laura Chinchilla, de Costa Rica, Juan Manuel Santos, de Colombia, y Ricardo Lagos, de Chile, se lee: “Este 7 de noviembre se ha registrado en Nicaragua una jornada electoral marcada por la violación de los derechos ciudadanos para elegir de manera libre y democrática a sus autoridades. Lo ocurrido es grave tanto para el futuro del pueblo nicaragüense como para el resto de América Latina, porque allí se aplicó rigurosamente el itinerario mediante el cual una democracia se convierte en autocracia. Estos comicios tuvieron lugar en un contexto de fuerte represión, con todos los espacios de oposición democráticos cerrados, carente de las garantías básicas de integridad electoral y sin la presencia de observadores internacionales confiables. El resultado fue el esperado: la reelección ilegítima de Daniel Ortega para un cuarto mandato y su intención de perpetuarse de manera indefinida en el poder”.
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Los exmandatarios exigen el desconocimiento de los resultados electorales por todos los gobiernos del continente, que la crisis de Nicaragua sea un tema prioritario en la próxima Asamblea General de la OEA, organizada por Guatemala entre el 10 y el 12 de noviembre, y que “se profundice en el aislamiento internacional del régimen”.
Por su parte, la Unión Europea considera que las elecciones “se llevaron a cabo sin garantías democráticas y sus resultados carecen de legitimidad”, según afirmó el español Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la comunidad política. Los comicios, añadió, “completan la conversión de Nicaragua en un régimen autocrático. La integridad del proceso electoral fue aplastada por el encarcelamiento sistemático, el hostigamiento y la intimidación de precandidatos y líderes de oposición. Llamamos a Daniel Ortega a que devuelva la soberanía de Nicaragua a los nicaragüenses, que son sus dueños legítimos”.
En cuanto a la reacción de Estados Unidos, Joe Biden calificó de “farsa” las elecciones en Nicaragua. “La elección que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy, fue una elección de pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”, dijo el presidente estadounidense, según una declaración de la Casa Blanca. “El encarcelamiento arbitrario de casi cuarenta figuras de la oposición desde mayo, incluidos siete posibles candidatos presidenciales, y el bloqueo de la participación de los partidos políticos manipularon el resultado mucho antes del día de las elecciones. Durante mucho tiempo impopulares y ahora sin un mandato democrático, Ortega y Murillo ahora gobiernan Nicaragua como autócratas, no diferentes de la familia Somoza, contra la que Ortega y los sandinistas lucharon hace cuatro décadas”.
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