Así se logró la reapertura fronteriza entre Colombia y Venezuela
Durante dos años, gremios, autoridades locales y sociedad civil de ambos países realizaron más de 20 reuniones para que el gobierno venezolano accediera a abrir los pasos fronterizos. La próxima semana será clave para materializar el paso peatonal y de mercancías.
Una frontera no solo es una raya imaginaria que delimita hasta dónde llega un país. Por eso cuando Bogotá y Caracas gritan “se cierran las fronteras” son las comunidades de la zona las que comienzan a padecer. Eso ocurrió en 2015 cuando el gobierno de Nicolás Maduro ordenó el cierre de los ocho pasos fronterizos binacionales para luego, en 2019, bloquear los puentes Simón Bolívar, Santander y Tienditas, que conectan los dos países con contenedores rellenos de arena.
Esa decisión trajo consecuencias graves para la población binacional, que vieron sus vidas y dinámicas transformadas. Y no para bien. Los únicos que ganaron con el cierre de la frontera fueron los grupos criminales que ya se movían en las trochas, pero que en los últimos cinco años se convirtieron en los amos y señores del contrabando, el tráfico de personas, el narcotráfico y otra larga lista de delitos.
Grupos armados ilegales de ambos costados ejercen como autoridad y se escabullen entre la maleza evitando a las fuerzas armadas colombianas, que desplegaron 9.000 uniformados adicionales al inicio de la semana. “Son los dueños que controlan la ladera del río y cobran por cada movimiento en el lugar. No ponen un precio fijo, pero piden una colaboración”, dice Inti Mella, habitante de San Antonio del Táchira.
Por eso el anuncio de reabrir la frontera se convirtió para los habitantes del Táchira y de Norte de Santander, principalmente, en la noticia del año. Esta semana, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, informó que a partir del 5 de octubre comenzaba la reapertura comercial del principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela. Y entonces, se removieron los contenedores que bloqueaban el Puente Internacional Simón Bolívar.
El viernes, se retiró el último contenedor que bloqueaba el puente internacional Francisco de Paula Santander y también fueron retirados los bloqueos que restringían el paso peatonal de miles de personas que diariamente tratan de cruzar la frontera por este otro punto. “Para que a través del puente empiecen a ingresar gandolas con productos de Venezuela a Colombia, de Colombia a Venezuela, un intercambio bioseguro, y también algunos pasarán por el puente Simón Bolívar”, dijo Rodríguez.
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Sin embargo, autoridades gremiales le dijeron a este diario que será la próxima semana cuando comience la reactivación en forma. “Se espera que se realice una reunión entre los representantes venezolanos y colombianos para ultimar los detalles que permitan esa reapertura gradual y biosegura”, explicaron a El Espectador.
Detrás de este logro hay un trabajo de más de dos años. De acuerdo con gremios locales, fueron muchos problemas los que se acumularon y llevaron a las autoridades regionales de Táchira y Norte de Santander a plantear reuniones para solucionarlos. Sin embargo, fue uno ambiental el que aceleró la negociación.
En 2019, cuando ocurrió una grave crisis ambiental en Norte de Santander por una gruesa capa de humo que afectó a Cúcuta y su área metropolitana, según Corponor, por la quema de basuras en el sector de La Mulata, zona rural del lado venezolano en el estado de Táchira, se concretó una primera cita. Los principales gremios económicos, sociedad civil y autoridades de Norte de Santander y Táchira se contactaron y establecieron un diálogo que no fue fácil. Fuentes cercanas a este proceso le dijeron a este diario que fueron cerca de veinte encuentros entre autoridades regionales binacionales, que se echaron el proceso al hombro resolviendo primero las urgencias para luego plantear la necesidad de trabajar, con el conocimiento de los gobiernos nacionales, en la reapertura de la frontera.
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“Las poblaciones colombo-venezolanas tienen fuertes nexos que se han tejido durante años, hay todo un circuito comercial y social imposible de detener que obligó a muchos a la ilegalidad, pero también se comparten nexos ambientales y en ese espacio ha habido muchos problemas que han requerido que los dos lados trabajen juntos”, le explicó a El Espectador Socorro Ramírez, analista y fundadora de la organización Puentes Ciudadanos.
“En especial en la frontera andina, donde está el Táchira y Norte de Santander es donde se genera más presión por el cierre y que no se resuelve con que Bogotá o Caracas griten más”, agregó.
Lo que se hizo y lo que sigue
Hubo un tiempo en que Colombia y Venezuela eran los principales socios. En 2008, de acuerdo con la Cámara Colombo-Venezolana (CCV), ese intercambio marcó un récord de US$7.211 millones. De esa época dorada no queda ni la sombra. Los números no mienten: en 2015, cuando el gobierno venezolano ordenó el cierre de la frontera, el comercio cayó a US$1.331 millones para finalmente en 2020 caer al punto más bajo: US$222 millones.
De acuerdo con datos de la CCV, el contrabando, que desde 2015 creció en la zona, gana entre US$800 y US$1.000 millones anuales. Con la reapertura anunciada se aspira a quitarle inicialmente cerca de US$300 millones que se pagan en corrupción, es decir pagos de coimas.
El pasado 5 de septiembre se firmó un acuerdo entre los delegados de ambos países que permitió varias cosas. Hace poco 370 estudiantes cruzaron para presentar los exámenes ECAES; días después se permitió el paso de cerca de 4.000 estudiantes, cerca del 80 % venezolanos, por los pasos de frontera; luego se quitó un contenedor para que las rutas escolares transitaran sin problema y se comenzó la vacunación en los dos lados de la frontera.
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Eso es un antecedente importante para lo que sigue, que es el paso de camiones, cosa que se hará una vez que estén dadas las condiciones aduaneras. Migración Colombia está dando las autorizaciones pertinentes así como el Ministerio de Salud, que ha realizado un trabajo importante en la zona para garantizar la inmunización de aquellos que crucen por la frontera.
La próxima semana se pondrá en ejecución un plan piloto para ver cómo marchan las cosas y las empresas que estén habilitadas comiencen el paso de mercancías. Todo, según Migración Colombia, se continuará haciendo con la aplicación de medidas como el pico y placa, que permitirá el paso inicial de 4.000 personas diarias aproximadamente, pero a medida que se aumente la inmunidad esa cifra se puede duplicar.
Y es que si se revisan los datos lo que pasa en Norte de Santander y Táchira es penoso: son las dos zonas con los indicadores sociales y económicos más malos de cada país. En Norte de Santander, por ejemplo, la pobreza monetaria y multidimensional es de diez puntos más alta que en el resto del país; el desempleo es seis puntos más alto que en cualquier otra zona colombiana; y qué decir del Táchira, que tiene más pobreza que el resto del país.
Por eso pocos creen en las declaraciones de Duque y Maduro frente al tema. “Los dos lados necesitan una reactivación económica y nuestro principal mercado es Venezuela, Norte de Santander es uno de los departamentos más golpeados por el desempleo y la economía; los dos presidentes debieron aceptar este paso”, explica, por su parte, Ronal Rodríguez, coordinador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
“Se puede pedir ayuda a la comunidad internacional para que se consolide esa reapertura y evitar que la tensión entre Maduro y Duque eche para atrás esta posibilidad de que los dos países hagan frente a una problemática que solo ha dejado efectos negativos a los sectores más vulnerables de la población, entre otros los migrantes”, concluye Ramírez.
El viernes en un comunicado Freddy Bernal, protector de Táchira, anunció que “por parte de Venezuela a partir de hoy queda oficialmente abierta la frontera. La gente de pie en Venezuela necesita la apertura. Igual acontece con los comerciantes de Norte de Santander. El próximo caso es el retiro de los contenedores en el Puente Unión que une a Puerto Santander y La Fría”. Esperamos el siguiente paso.
Requisitos para cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia
Tras el anuncio de la reapertura, Iván Duque sostuvo que se debe hacer una evaluación de las estructuras de los puentes, pues desde 2019 fueron bloqueados por contenedores repletos de arena, lo cual pudo afectar esas construcciones al ser estructuras diseñadas para soportar paso en movimiento y no un peso fijo.
Por su parte, Juan Francisco Espinosa dijo que Colombia mantiene el control de personas bajo pico y cédula, en un horario de 6 a.m. a 4 p.m. “Esta es una buena noticia, pero no para que se dé un aumento desmedido en el paso de personas. Necesitamos proteger a los venezolanos y a las comunidades de acogida en Norte de Santander, por lo que hay controles de bioseguridad con la Secretaría de Salud departamental”.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, sostuvo que se hará un proceso de desinfección de los camiones y de la mercancía. “Las personas que participen en este intercambio deben tener su carné de vacunación”, dijo Rodríguez.
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Una frontera no solo es una raya imaginaria que delimita hasta dónde llega un país. Por eso cuando Bogotá y Caracas gritan “se cierran las fronteras” son las comunidades de la zona las que comienzan a padecer. Eso ocurrió en 2015 cuando el gobierno de Nicolás Maduro ordenó el cierre de los ocho pasos fronterizos binacionales para luego, en 2019, bloquear los puentes Simón Bolívar, Santander y Tienditas, que conectan los dos países con contenedores rellenos de arena.
Esa decisión trajo consecuencias graves para la población binacional, que vieron sus vidas y dinámicas transformadas. Y no para bien. Los únicos que ganaron con el cierre de la frontera fueron los grupos criminales que ya se movían en las trochas, pero que en los últimos cinco años se convirtieron en los amos y señores del contrabando, el tráfico de personas, el narcotráfico y otra larga lista de delitos.
Grupos armados ilegales de ambos costados ejercen como autoridad y se escabullen entre la maleza evitando a las fuerzas armadas colombianas, que desplegaron 9.000 uniformados adicionales al inicio de la semana. “Son los dueños que controlan la ladera del río y cobran por cada movimiento en el lugar. No ponen un precio fijo, pero piden una colaboración”, dice Inti Mella, habitante de San Antonio del Táchira.
Por eso el anuncio de reabrir la frontera se convirtió para los habitantes del Táchira y de Norte de Santander, principalmente, en la noticia del año. Esta semana, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, informó que a partir del 5 de octubre comenzaba la reapertura comercial del principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela. Y entonces, se removieron los contenedores que bloqueaban el Puente Internacional Simón Bolívar.
El viernes, se retiró el último contenedor que bloqueaba el puente internacional Francisco de Paula Santander y también fueron retirados los bloqueos que restringían el paso peatonal de miles de personas que diariamente tratan de cruzar la frontera por este otro punto. “Para que a través del puente empiecen a ingresar gandolas con productos de Venezuela a Colombia, de Colombia a Venezuela, un intercambio bioseguro, y también algunos pasarán por el puente Simón Bolívar”, dijo Rodríguez.
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Sin embargo, autoridades gremiales le dijeron a este diario que será la próxima semana cuando comience la reactivación en forma. “Se espera que se realice una reunión entre los representantes venezolanos y colombianos para ultimar los detalles que permitan esa reapertura gradual y biosegura”, explicaron a El Espectador.
Detrás de este logro hay un trabajo de más de dos años. De acuerdo con gremios locales, fueron muchos problemas los que se acumularon y llevaron a las autoridades regionales de Táchira y Norte de Santander a plantear reuniones para solucionarlos. Sin embargo, fue uno ambiental el que aceleró la negociación.
En 2019, cuando ocurrió una grave crisis ambiental en Norte de Santander por una gruesa capa de humo que afectó a Cúcuta y su área metropolitana, según Corponor, por la quema de basuras en el sector de La Mulata, zona rural del lado venezolano en el estado de Táchira, se concretó una primera cita. Los principales gremios económicos, sociedad civil y autoridades de Norte de Santander y Táchira se contactaron y establecieron un diálogo que no fue fácil. Fuentes cercanas a este proceso le dijeron a este diario que fueron cerca de veinte encuentros entre autoridades regionales binacionales, que se echaron el proceso al hombro resolviendo primero las urgencias para luego plantear la necesidad de trabajar, con el conocimiento de los gobiernos nacionales, en la reapertura de la frontera.
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“Las poblaciones colombo-venezolanas tienen fuertes nexos que se han tejido durante años, hay todo un circuito comercial y social imposible de detener que obligó a muchos a la ilegalidad, pero también se comparten nexos ambientales y en ese espacio ha habido muchos problemas que han requerido que los dos lados trabajen juntos”, le explicó a El Espectador Socorro Ramírez, analista y fundadora de la organización Puentes Ciudadanos.
“En especial en la frontera andina, donde está el Táchira y Norte de Santander es donde se genera más presión por el cierre y que no se resuelve con que Bogotá o Caracas griten más”, agregó.
Lo que se hizo y lo que sigue
Hubo un tiempo en que Colombia y Venezuela eran los principales socios. En 2008, de acuerdo con la Cámara Colombo-Venezolana (CCV), ese intercambio marcó un récord de US$7.211 millones. De esa época dorada no queda ni la sombra. Los números no mienten: en 2015, cuando el gobierno venezolano ordenó el cierre de la frontera, el comercio cayó a US$1.331 millones para finalmente en 2020 caer al punto más bajo: US$222 millones.
De acuerdo con datos de la CCV, el contrabando, que desde 2015 creció en la zona, gana entre US$800 y US$1.000 millones anuales. Con la reapertura anunciada se aspira a quitarle inicialmente cerca de US$300 millones que se pagan en corrupción, es decir pagos de coimas.
El pasado 5 de septiembre se firmó un acuerdo entre los delegados de ambos países que permitió varias cosas. Hace poco 370 estudiantes cruzaron para presentar los exámenes ECAES; días después se permitió el paso de cerca de 4.000 estudiantes, cerca del 80 % venezolanos, por los pasos de frontera; luego se quitó un contenedor para que las rutas escolares transitaran sin problema y se comenzó la vacunación en los dos lados de la frontera.
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Eso es un antecedente importante para lo que sigue, que es el paso de camiones, cosa que se hará una vez que estén dadas las condiciones aduaneras. Migración Colombia está dando las autorizaciones pertinentes así como el Ministerio de Salud, que ha realizado un trabajo importante en la zona para garantizar la inmunización de aquellos que crucen por la frontera.
La próxima semana se pondrá en ejecución un plan piloto para ver cómo marchan las cosas y las empresas que estén habilitadas comiencen el paso de mercancías. Todo, según Migración Colombia, se continuará haciendo con la aplicación de medidas como el pico y placa, que permitirá el paso inicial de 4.000 personas diarias aproximadamente, pero a medida que se aumente la inmunidad esa cifra se puede duplicar.
Y es que si se revisan los datos lo que pasa en Norte de Santander y Táchira es penoso: son las dos zonas con los indicadores sociales y económicos más malos de cada país. En Norte de Santander, por ejemplo, la pobreza monetaria y multidimensional es de diez puntos más alta que en el resto del país; el desempleo es seis puntos más alto que en cualquier otra zona colombiana; y qué decir del Táchira, que tiene más pobreza que el resto del país.
Por eso pocos creen en las declaraciones de Duque y Maduro frente al tema. “Los dos lados necesitan una reactivación económica y nuestro principal mercado es Venezuela, Norte de Santander es uno de los departamentos más golpeados por el desempleo y la economía; los dos presidentes debieron aceptar este paso”, explica, por su parte, Ronal Rodríguez, coordinador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
“Se puede pedir ayuda a la comunidad internacional para que se consolide esa reapertura y evitar que la tensión entre Maduro y Duque eche para atrás esta posibilidad de que los dos países hagan frente a una problemática que solo ha dejado efectos negativos a los sectores más vulnerables de la población, entre otros los migrantes”, concluye Ramírez.
El viernes en un comunicado Freddy Bernal, protector de Táchira, anunció que “por parte de Venezuela a partir de hoy queda oficialmente abierta la frontera. La gente de pie en Venezuela necesita la apertura. Igual acontece con los comerciantes de Norte de Santander. El próximo caso es el retiro de los contenedores en el Puente Unión que une a Puerto Santander y La Fría”. Esperamos el siguiente paso.
Requisitos para cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia
Tras el anuncio de la reapertura, Iván Duque sostuvo que se debe hacer una evaluación de las estructuras de los puentes, pues desde 2019 fueron bloqueados por contenedores repletos de arena, lo cual pudo afectar esas construcciones al ser estructuras diseñadas para soportar paso en movimiento y no un peso fijo.
Por su parte, Juan Francisco Espinosa dijo que Colombia mantiene el control de personas bajo pico y cédula, en un horario de 6 a.m. a 4 p.m. “Esta es una buena noticia, pero no para que se dé un aumento desmedido en el paso de personas. Necesitamos proteger a los venezolanos y a las comunidades de acogida en Norte de Santander, por lo que hay controles de bioseguridad con la Secretaría de Salud departamental”.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, sostuvo que se hará un proceso de desinfección de los camiones y de la mercancía. “Las personas que participen en este intercambio deben tener su carné de vacunación”, dijo Rodríguez.
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