Así se ve el alarmante “Proyecto 2025″ que Trump trata de ocultar: ¿qué busca?
Decenas de conservadores aliados de Donald Trump escribieron una guía de trabajo para su regreso a la Casa Blanca. El documento, de tinte autoritario, ha sido calificado como una transición a una “dictadura”.
Donald Trump dice que no sabe nada sobre él, pero el llamado “Project 2025″ (Proyecto 2025, en español) tiene sus huellas por todo lado. Se trata de un documento de 922 páginas que dicta una agenda ultraconservadora que sería ejecutada en su primer día de regreso a la Casa Blanca, si es que logra ganar las elecciones presidenciales del próximo noviembre.
“Les deseo suerte (a quienes escribieron el documento) en todo lo que hagan, pero no tengo nada que ver con ellos”, dijo Trump.
De las 38 personas que escribieron y editaron los 30 capítulos del libro, 31 ocuparon algún cargo durante su gobierno, o al menos estuvieron nominados a uno. Algunos de estos nombres son ampliamente reconocidos, como el de Christopher Miller, quien fue el último secretario de Defensa bajo la administración Trump y fue el encargado de escribir el Capítulo 4 del documento. Este apartado se refiere particularmente al área militar y plantea cambios en varias instancias como la educación: pide mejorar el acceso de reclutadores militares a las escuelas secundarias para aumentar el número de reclutas.
Russ Vought, quien ocupó la Oficina de Manejo y Presupuesto, también aparece en los créditos del Capítulo 2, que se refiere a cambios en la Oficina Oval para transformar la rama del Ejecutivo. Kiron K. Skinner, quien dirigió la oficina de Planeación Política del Departamento de Estado, participó en el Capítulo 6, que habla de la política exterior. La cabeza del proyecto es, además, John McEntee, quien fue uno de los principales asistentes de Trump y su director de personal en la Casa Blanca. Y la lista sigue.
Pero la relación de Trump con el Proyecto 2025 no solo está en sus lazos activos con más del 80 % de quienes lo redactaron. En primer lugar, su nombre aparece más de 300 veces en el texto. A Kayleigh McEnany, quien fue su última secretaria de prensa del expresidente, se le ha visto protagonizando los anuncios comerciales y de promoción de esta estrategia. Por otro lado, los Comités de Acción Política (PAC) que ayudan a Trump en su campaña también han proyectado anuncios sobre el tema.
Si la relación entre Trump y el Proyecto 2025 es, en efecto, tan difícil de ignorar, ¿por qué el exmandatario insiste en que todo esto se ha hecho “a sus espaldas”? Según Olivia Troye, quien fue la asesora del exvicepresidente Mike Pence, el intento de distanciarse de toda esta estrategia es motivado por una necesidad electoral. En sus palabras, Trump reconoce que si lo relacionan directamente con el plan se va a hundir su candidatura.
“Creo que lo que esto nos está diciendo es que Donald Trump sabe que lo que está escrito en este plan es tan extremo que perjudica su posibilidad de ser elegido, y eso es lo que le preocupa”, dijo Troye en CNN.
Michael Steel, presentador de la cadena MSNBC y expresidente del Comité Nacional Republicano, hizo eco de las declaraciones de Troye formulando una pregunta simple, pero clave para cuestionar las negaciones de Trump: “¿Cómo exactamente puedes ‘estar en desacuerdo’ con algo de lo que ‘no sabes nada’ o ‘no tienes idea’ de quién está detrás, diciendo o haciendo aquello con lo que no estás de acuerdo?”.
Mientras Trump continúa intentando distanciarse de este proyecto político conservador, los demócratas han empezado a darse cuenta de la gravedad del contenido de este y de la bonanza que les puede traer hacer campaña electoral sobre esta amenaza. ¿Qué contiene el plan?
Los cuatro objetivos principales del plan son: “Restaurar la familia como la pieza central de la vida estadounidense y proteger a nuestros niños. Desmantelar el estado administrativo y devolver el autogobierno al pueblo estadounidense. Defender la soberanía, las fronteras y la riqueza de nuestra nación contra las amenazas globales. Garantizar nuestros derechos individuales otorgados por Dios para vivir libremente, lo que nuestra Constitución llama ‘las bendiciones de la libertad’”.
¿En qué se traduce esto? Además de la ya comentada propuesta sobre el reclutamiento en las escuelas —una de las más ligeras en el libro—, se plantea el desmantelamiento del Departamento de Educación Federal; se busca reemplazar a miles de funcionarios públicos con personas leales a Trump desde el primer día, así no cuenten con experiencia en el cargo; se prohibirá la píldora abortiva y se reorganizará la estructura del Estado para que el Departamento de Justicia quede bajo supervisión de la Oficina Oval, entre muchas otras cosas.
En el ámbito económico, se citan recortes de impuestos para los ricos, la eliminación de las protecciones laborales y la desregulación de las grandes empresas y la industria petrolera. Sobre las mujeres, además de la restricción a la píldora abortiva, se pide la recuperación de una ley de hace 150 años para usar los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades como un órgano de vigilancia para delatar a las mujeres que realicen abortos. También habría una purga en los documentos oficiales a los que se les eliminaría todo rastro de la palabra “género”.
En cuanto a la política exterior, se considerará a china como una amenaza y se limitan las negociaciones con ese país. Sin embargo, lo más alarmante en este segmento es el cambio planteado respecto a la política nuclear, la cual sugiere una nueva carrera armamentista global que priorizará la producción de armas nucleares sobre otros programas de seguridad.
Stephen Miller, encargado de escribir el capítulo que aborda la migración, también plantea un futuro preocupante: se abolirá el Departamento de Seguridad Nacional, que tiene tareas respecto a la migración, y se reemplazará con una agencia que incorpore a las otras entidades que participan de este eje, como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Este nuevo órgano tendría una nueva identidad con la que se reducirá el número de refugiados y solicitantes de asilo. También se ejecutará una operación de deportación masiva a nivel interno. Miller, cabe destacar, fue el arquitecto de las políticas migratorias más duras del gobierno Trump. Y este es solo un abrebocas del contenido del documento final.
Es importante no ver este documento como una lista de sugerencias para Trump si llega a ganar la presidencia, sino más una guía de trabajo de lo que deberá hacer desde el mediodía del 21 de enero de 2025 si consigue la presidencia de nuevo. Por eso, el texto incluso plantea qué deberá decir Trump en su discurso de posesión: se buscará “exponer al pueblo estadounidense que las armas nucleares son la garantía definitiva de su libertad y prosperidad”.
“No sé por qué ni cómo alguien puede apoyar el Proyecto 2025… Sé que supuestamente hubo un chiste sobre dictadores y si eso es gracioso o no, pero en los Estados Unidos de América las dictaduras nunca son graciosas, y el Proyecto 2025 está dando el manual para el autoritarismo, así como para el próximo dictador que venga”, dijo la congresista Jasmine Crockett (demócrata por Missouri) hace un mes.
Crockett fue la primera demócrata en alertar sobre los peligros de este documento en el Capitolio. En su momento, la agenda mediática relacionada con la condena a Trump en Nueva York y luego el desempeño del presidente Joe Biden en el primer debate con su rival, calificado como “penoso”, consumió por completo la denuncia de la legisladora. Esta semana, los demócratas empezaron a reaccionar sobre la importancia de este documento y ya están hablando sobre este, comunicándole al público su trascendencia para el futuro del país.
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Donald Trump dice que no sabe nada sobre él, pero el llamado “Project 2025″ (Proyecto 2025, en español) tiene sus huellas por todo lado. Se trata de un documento de 922 páginas que dicta una agenda ultraconservadora que sería ejecutada en su primer día de regreso a la Casa Blanca, si es que logra ganar las elecciones presidenciales del próximo noviembre.
“Les deseo suerte (a quienes escribieron el documento) en todo lo que hagan, pero no tengo nada que ver con ellos”, dijo Trump.
De las 38 personas que escribieron y editaron los 30 capítulos del libro, 31 ocuparon algún cargo durante su gobierno, o al menos estuvieron nominados a uno. Algunos de estos nombres son ampliamente reconocidos, como el de Christopher Miller, quien fue el último secretario de Defensa bajo la administración Trump y fue el encargado de escribir el Capítulo 4 del documento. Este apartado se refiere particularmente al área militar y plantea cambios en varias instancias como la educación: pide mejorar el acceso de reclutadores militares a las escuelas secundarias para aumentar el número de reclutas.
Russ Vought, quien ocupó la Oficina de Manejo y Presupuesto, también aparece en los créditos del Capítulo 2, que se refiere a cambios en la Oficina Oval para transformar la rama del Ejecutivo. Kiron K. Skinner, quien dirigió la oficina de Planeación Política del Departamento de Estado, participó en el Capítulo 6, que habla de la política exterior. La cabeza del proyecto es, además, John McEntee, quien fue uno de los principales asistentes de Trump y su director de personal en la Casa Blanca. Y la lista sigue.
Pero la relación de Trump con el Proyecto 2025 no solo está en sus lazos activos con más del 80 % de quienes lo redactaron. En primer lugar, su nombre aparece más de 300 veces en el texto. A Kayleigh McEnany, quien fue su última secretaria de prensa del expresidente, se le ha visto protagonizando los anuncios comerciales y de promoción de esta estrategia. Por otro lado, los Comités de Acción Política (PAC) que ayudan a Trump en su campaña también han proyectado anuncios sobre el tema.
Si la relación entre Trump y el Proyecto 2025 es, en efecto, tan difícil de ignorar, ¿por qué el exmandatario insiste en que todo esto se ha hecho “a sus espaldas”? Según Olivia Troye, quien fue la asesora del exvicepresidente Mike Pence, el intento de distanciarse de toda esta estrategia es motivado por una necesidad electoral. En sus palabras, Trump reconoce que si lo relacionan directamente con el plan se va a hundir su candidatura.
“Creo que lo que esto nos está diciendo es que Donald Trump sabe que lo que está escrito en este plan es tan extremo que perjudica su posibilidad de ser elegido, y eso es lo que le preocupa”, dijo Troye en CNN.
Michael Steel, presentador de la cadena MSNBC y expresidente del Comité Nacional Republicano, hizo eco de las declaraciones de Troye formulando una pregunta simple, pero clave para cuestionar las negaciones de Trump: “¿Cómo exactamente puedes ‘estar en desacuerdo’ con algo de lo que ‘no sabes nada’ o ‘no tienes idea’ de quién está detrás, diciendo o haciendo aquello con lo que no estás de acuerdo?”.
Mientras Trump continúa intentando distanciarse de este proyecto político conservador, los demócratas han empezado a darse cuenta de la gravedad del contenido de este y de la bonanza que les puede traer hacer campaña electoral sobre esta amenaza. ¿Qué contiene el plan?
Los cuatro objetivos principales del plan son: “Restaurar la familia como la pieza central de la vida estadounidense y proteger a nuestros niños. Desmantelar el estado administrativo y devolver el autogobierno al pueblo estadounidense. Defender la soberanía, las fronteras y la riqueza de nuestra nación contra las amenazas globales. Garantizar nuestros derechos individuales otorgados por Dios para vivir libremente, lo que nuestra Constitución llama ‘las bendiciones de la libertad’”.
¿En qué se traduce esto? Además de la ya comentada propuesta sobre el reclutamiento en las escuelas —una de las más ligeras en el libro—, se plantea el desmantelamiento del Departamento de Educación Federal; se busca reemplazar a miles de funcionarios públicos con personas leales a Trump desde el primer día, así no cuenten con experiencia en el cargo; se prohibirá la píldora abortiva y se reorganizará la estructura del Estado para que el Departamento de Justicia quede bajo supervisión de la Oficina Oval, entre muchas otras cosas.
En el ámbito económico, se citan recortes de impuestos para los ricos, la eliminación de las protecciones laborales y la desregulación de las grandes empresas y la industria petrolera. Sobre las mujeres, además de la restricción a la píldora abortiva, se pide la recuperación de una ley de hace 150 años para usar los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades como un órgano de vigilancia para delatar a las mujeres que realicen abortos. También habría una purga en los documentos oficiales a los que se les eliminaría todo rastro de la palabra “género”.
En cuanto a la política exterior, se considerará a china como una amenaza y se limitan las negociaciones con ese país. Sin embargo, lo más alarmante en este segmento es el cambio planteado respecto a la política nuclear, la cual sugiere una nueva carrera armamentista global que priorizará la producción de armas nucleares sobre otros programas de seguridad.
Stephen Miller, encargado de escribir el capítulo que aborda la migración, también plantea un futuro preocupante: se abolirá el Departamento de Seguridad Nacional, que tiene tareas respecto a la migración, y se reemplazará con una agencia que incorpore a las otras entidades que participan de este eje, como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Este nuevo órgano tendría una nueva identidad con la que se reducirá el número de refugiados y solicitantes de asilo. También se ejecutará una operación de deportación masiva a nivel interno. Miller, cabe destacar, fue el arquitecto de las políticas migratorias más duras del gobierno Trump. Y este es solo un abrebocas del contenido del documento final.
Es importante no ver este documento como una lista de sugerencias para Trump si llega a ganar la presidencia, sino más una guía de trabajo de lo que deberá hacer desde el mediodía del 21 de enero de 2025 si consigue la presidencia de nuevo. Por eso, el texto incluso plantea qué deberá decir Trump en su discurso de posesión: se buscará “exponer al pueblo estadounidense que las armas nucleares son la garantía definitiva de su libertad y prosperidad”.
“No sé por qué ni cómo alguien puede apoyar el Proyecto 2025… Sé que supuestamente hubo un chiste sobre dictadores y si eso es gracioso o no, pero en los Estados Unidos de América las dictaduras nunca son graciosas, y el Proyecto 2025 está dando el manual para el autoritarismo, así como para el próximo dictador que venga”, dijo la congresista Jasmine Crockett (demócrata por Missouri) hace un mes.
Crockett fue la primera demócrata en alertar sobre los peligros de este documento en el Capitolio. En su momento, la agenda mediática relacionada con la condena a Trump en Nueva York y luego el desempeño del presidente Joe Biden en el primer debate con su rival, calificado como “penoso”, consumió por completo la denuncia de la legisladora. Esta semana, los demócratas empezaron a reaccionar sobre la importancia de este documento y ya están hablando sobre este, comunicándole al público su trascendencia para el futuro del país.
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