Barrios Altos y La Cantuta: las masacres que tuvieron a Fujimori tras las rejas
El exmandatario, que murió este miércoles a los 86 años, fue condenado en 2009 por avalar y encubrir un plan, enmarcado en la lucha antisubversiva, en el que civiles, incluidos menores de edad y estudiantes, fueron asesinados. Aquí recordamos en qué consistieron esos casos.
“El 3 de noviembre de 1991, a las 22:30, una camioneta negra con cristales opacos estacionó frente a una casa en Barrios Altos, Lima, a solo treinta metros de la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional. Alrededor de ocho encapuchados bajaron del vehículo y se dirigieron a una fiesta que se celebraba en un primer piso. Llevaban pistolas y ametralladoras. Mientras cruzaban la calle, un niño les preguntó quiénes eran. Uno de ellos respondió: ‘Somos la orquesta’”.
Así, en 2008, el escritor peruano Santiago Roncagliolo describió para este diario el inicio de la matanza de Barrios Altos por la que un año después el expresidente Alberto Fujimori (que gobernó entre 1990 y 2000), quien había recobrado su libertad en diciembre pasado y que falleció este miércoles en Perú después de diversos quebrantos de salud.
Por esa, por la matanza de La Cantuta y el caso de los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), el exmandatario, cuya muerte fue anunciada en horas de la tarde por su abogado, fue hallado culpable por cometer, durante su mandato, crímenes de Estado y de lesa humanidad.
Fujimori se convirtió en su momento en el primer jefe de Estado de América Latina en ser extraditado a su propio país para su juicio y el primero en ser condenado por un tribunal nacional por violaciones a los derechos humanos.
En dichos casos, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Perú concluyó que un grupo operativo del SIE denominado “Colina”, autor directo de los crímenes, fue el brazo ejecutor de un plan dirigido por Fujimori.
Así, a Fujimori se le condenó por avalar y encubrir la acción criminal del grupo Colina, bajo el pretexto de luchar contra la subversión (específicamente, del Sendero Luminoso) y, además, de favorecer el encubrimiento y la impunidad de dichos crímenes.
La matanza de Barrios Altos
El 3 de noviembre de 1991 seis miembros del grupo Colina, armados y encapuchados, entraron a una residencia en el sector de Barrios Altos, centro de Lima, en donde se llevaba a cabo una fiesta.
Dispararon indiscriminadamente contra los asistentes y asesinaron a 15 personas presentes, entre ellos un niño de 8 años de edad. Cuatro más quedaron heridas.
El caso de La Cantuta
El 18 de julio de 1992, miembros del grupo Colina secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (conocida como La Cantuta).
Ocurrió dos días después de que Sendero Luminoso hiciera explotar una bomba en la capital del país.
El caso de los sótanos
Un tercer caso, el de los sótanos del SIE, está relacionado con los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer, quienes fueron llevados a una unidad militar, el primero en el contexto del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, y el segundo, por una inexistente orden de captura judicial en su contra por actos de terrorismo.
En estos casos, la Corte condenó a Fujimori debido a que fue bajo su disposición que Gorriti y Dyer fueron privados de su libertad.
El indulto y la liberación de Fujimori
El 6 de diciembre pasado, mientras Perú se preparaba para el primer aniversario del autogolpe del expresidente Pedro Castillo, por el que terminó destituido y detenido, se ejecutó la libertad de Fujimori, quien se encontraba recluido en el penal de Barbadillo.
Esto, como resultado de que el Tribunal Supremo de Perú le restituyó un indulto de 2017 otorgado por el entonces presidente Pedro Kuczynski, ordenando su libertad por razones humanitarias, y en desatención al llamado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que había pedido no dejarlo en libertad.
“Con mascarilla y conectado por sonda a un tanque de oxígeno, Fujimori salió acompañado por sus hijos Keiko y Kenji en una camioneta gris que se abrió paso lentamente entre decenas de seguidores”, relató la AFP el momento, televisado en vivo.
Horas antes de la liberación, la Procuraduría en Delitos de Corrupción emitió un comunicado en el que recordaba que Fujimori tiene pendiente una deuda equivalente de unos 15 millones de dólares derivadas de las cuatro condenas por crímenes contra la humanidad y corrupción.
Este año, el gobierno peruano dio luz verde a una ley que declara prescritos los crímenes de lesa humanidad cometidos antes de 2002 en la lucha contra las guerrillas. La iniciativa fue interpretada como un beneficio para el expresidente Fujimori y a 600 militares procesados.
La salud de Fujimori
Fujimori, considerado por muchos como un dictador, padeció un cáncer lingual, fibrilación auricular e hipertensión. En mayo pasado informó que un nuevo tumor maligno le había sido detectado en la lengua y que de nuevo se sometería a tratamiento.
En julio pasado fue operado con éxito de la cadera, una semana después de ser ingresado en cuidados intensivos tras sufrir una caída en su domicilio de Lima.
El exgobernante fue visto por última vez el pasado jueves saliendo de una clínica, donde recibió atención médica.
Pese a todo, este mismo año su hija Keiko, excandidata presidencial y quien enfrenta un juicio por corrupción, dijo que su padre aspiraba a postularse para las elecciones de 2026.
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“El 3 de noviembre de 1991, a las 22:30, una camioneta negra con cristales opacos estacionó frente a una casa en Barrios Altos, Lima, a solo treinta metros de la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional. Alrededor de ocho encapuchados bajaron del vehículo y se dirigieron a una fiesta que se celebraba en un primer piso. Llevaban pistolas y ametralladoras. Mientras cruzaban la calle, un niño les preguntó quiénes eran. Uno de ellos respondió: ‘Somos la orquesta’”.
Así, en 2008, el escritor peruano Santiago Roncagliolo describió para este diario el inicio de la matanza de Barrios Altos por la que un año después el expresidente Alberto Fujimori (que gobernó entre 1990 y 2000), quien había recobrado su libertad en diciembre pasado y que falleció este miércoles en Perú después de diversos quebrantos de salud.
Por esa, por la matanza de La Cantuta y el caso de los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), el exmandatario, cuya muerte fue anunciada en horas de la tarde por su abogado, fue hallado culpable por cometer, durante su mandato, crímenes de Estado y de lesa humanidad.
Fujimori se convirtió en su momento en el primer jefe de Estado de América Latina en ser extraditado a su propio país para su juicio y el primero en ser condenado por un tribunal nacional por violaciones a los derechos humanos.
En dichos casos, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Perú concluyó que un grupo operativo del SIE denominado “Colina”, autor directo de los crímenes, fue el brazo ejecutor de un plan dirigido por Fujimori.
Así, a Fujimori se le condenó por avalar y encubrir la acción criminal del grupo Colina, bajo el pretexto de luchar contra la subversión (específicamente, del Sendero Luminoso) y, además, de favorecer el encubrimiento y la impunidad de dichos crímenes.
La matanza de Barrios Altos
El 3 de noviembre de 1991 seis miembros del grupo Colina, armados y encapuchados, entraron a una residencia en el sector de Barrios Altos, centro de Lima, en donde se llevaba a cabo una fiesta.
Dispararon indiscriminadamente contra los asistentes y asesinaron a 15 personas presentes, entre ellos un niño de 8 años de edad. Cuatro más quedaron heridas.
El caso de La Cantuta
El 18 de julio de 1992, miembros del grupo Colina secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (conocida como La Cantuta).
Ocurrió dos días después de que Sendero Luminoso hiciera explotar una bomba en la capital del país.
El caso de los sótanos
Un tercer caso, el de los sótanos del SIE, está relacionado con los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer, quienes fueron llevados a una unidad militar, el primero en el contexto del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, y el segundo, por una inexistente orden de captura judicial en su contra por actos de terrorismo.
En estos casos, la Corte condenó a Fujimori debido a que fue bajo su disposición que Gorriti y Dyer fueron privados de su libertad.
El indulto y la liberación de Fujimori
El 6 de diciembre pasado, mientras Perú se preparaba para el primer aniversario del autogolpe del expresidente Pedro Castillo, por el que terminó destituido y detenido, se ejecutó la libertad de Fujimori, quien se encontraba recluido en el penal de Barbadillo.
Esto, como resultado de que el Tribunal Supremo de Perú le restituyó un indulto de 2017 otorgado por el entonces presidente Pedro Kuczynski, ordenando su libertad por razones humanitarias, y en desatención al llamado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que había pedido no dejarlo en libertad.
“Con mascarilla y conectado por sonda a un tanque de oxígeno, Fujimori salió acompañado por sus hijos Keiko y Kenji en una camioneta gris que se abrió paso lentamente entre decenas de seguidores”, relató la AFP el momento, televisado en vivo.
Horas antes de la liberación, la Procuraduría en Delitos de Corrupción emitió un comunicado en el que recordaba que Fujimori tiene pendiente una deuda equivalente de unos 15 millones de dólares derivadas de las cuatro condenas por crímenes contra la humanidad y corrupción.
Este año, el gobierno peruano dio luz verde a una ley que declara prescritos los crímenes de lesa humanidad cometidos antes de 2002 en la lucha contra las guerrillas. La iniciativa fue interpretada como un beneficio para el expresidente Fujimori y a 600 militares procesados.
La salud de Fujimori
Fujimori, considerado por muchos como un dictador, padeció un cáncer lingual, fibrilación auricular e hipertensión. En mayo pasado informó que un nuevo tumor maligno le había sido detectado en la lengua y que de nuevo se sometería a tratamiento.
En julio pasado fue operado con éxito de la cadera, una semana después de ser ingresado en cuidados intensivos tras sufrir una caída en su domicilio de Lima.
El exgobernante fue visto por última vez el pasado jueves saliendo de una clínica, donde recibió atención médica.
Pese a todo, este mismo año su hija Keiko, excandidata presidencial y quien enfrenta un juicio por corrupción, dijo que su padre aspiraba a postularse para las elecciones de 2026.
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