“Vacunarse es un acto de patriotismo”: Biden en el Día de la Independencia
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pretendía celebrar este 4 de julio la “independencia” de su país respecto al COVID-19. Sin embargo, su meta de vacunación no se cumplió. Con la pandemia al acecho, el demócrata tuvo que ser más reservado en su festejo.
El presidente estadounidense, Joe Biden, esperaba dar este 4 de julio un mensaje diferente a la nación. En el marco del Día de la Independencia de los Estados Unidos, el líder demócrata deseaba presentar una “independencia nacional” respecto al COVID-19, cantando victoria sobre la pandemia. Sin embargo, con su meta de vacunación incumplida y el virus aún al asecho, Biden tuvo que ser más prudente en el festejo.
En mayo, el presidente Biden se había trazado la meta de que el 70 % de los adultos en su país recibieran al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 para antes de este domingo. En junio, sin embargo, Biden tuvo que admitir que no lograría su meta. Para el Día de la Independencia, el 67 % de los estadounidenses ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna. Por otro lado, solo el 46% de los estadounidenses está completamente inoculado, en medio de las preocupaciones por la circulación de la variante Delta del virus, altamente contagiosa.
El resbalón de Biden respecto a la meta de vacunación no se da por la falta de vacunas. De hecho, las campañas que ofrecen bienes y servicios a los estadounidenses por vacunarse sobran. Incluso los extranjeros que han podido recibir el país con el objetivo de recibir una dosis dan parte del éxito de las campañas. Pero las donas, hamburguesas, cervezas y boletas para partidos de béisbol y conciertos no han sido suficientes para mantener el ritmo de la vacunación, en especial en las zonas de tendencia conservadora.
“Hemos logrado tener una ventaja contra este virus. No me malinterpreten: el COVID-19 aún no ha sido derrotado. Todos sabemos que han surgido poderosas variantes, como la variante Delta”, aseguró Biden, quien agregó hoy en medio de los festejos por los 245 años de la Independencia de Estados Unidos que “lo más patriota que pueden hacer los estadounidenses es vacunarse”.
A pesar del tropiezo, Biden sostuvo una reunión con cerca de 1.000 personas entre personal militar y trabajadores esenciales con sus familias, para observar la tradicional exhibición de fuegos artificiales, que atrae a miles de personas al National Mall de la capital Washington.
Quienes se oponen al evento de la Casa Blanca expresaron su preocupación de que las imágenes de fiestas en todo el país envíen un mensaje equivocado. Los funcionarios de salud pública destacaron que en zonas rurales del país los hospitales están comenzando a llenarse nuevamente, especialmente en Utah, Missouri, Arkansas y Wyoming, por lo que las alarmas permanecen encendidas.
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Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, declaró a la cadena NBC que las personas no vacunadas ahora representan el 99,2 % de las muertes por covid-19.
La siguiente tarea en la agenda
Con la tarea de combatir la pandemia en marcha, aunque a ritmo desacelerado, Biden ha podido centrase en otros asuntos pendientes, como el de la recuperación económica. El presidente habló de las perspectivas económicas del país mientras siguen las negociaciones entre el gobernante Partido Demócrata y el Republicano para un proyecto de infraestructura. Dentro del Partido Demócrata hay un tenso debate sobre un paquete de gastos mucho más amplio, que no cuenta con el apoyo de los legisladores republicanos.
Si su plan de infraestructura no prospera, la nave de Biden podría naufragar. Y aunque el fortalecimiento de la economía es una gran ventaja, la inflación es una preocupación cada vez más dañina desde el punto de vista político.
Es poco probable que el comunicado de la Casa Blanca sobre la economía del “Hot Dog” (los gráficos muestran caídas de precios de la limonada, la carne de hamburguesa y el helado para el 4 de julio) convenza a muchos.
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El índice base de precios subió 3,4 % en mayo respecto al mismo mes del año pasado, el aumento más pronunciado desde 1992.
Pero la Casa Blanca, al menos en apariencia, sigue rebosante de confianza. Y si bien las encuestas de junio mostraron una caída en el apoyo a Biden, éste conserva índices de aprobación sólidamente superiores al 50 %, algo que Trump nunca logró.
“(Biden) enfrentó realmente el desafío más abrumador para un presidente entrante (...) desde Franklin Roosevelt en 1933” durante la Gran Depresión, dijo el profesor de historia de la American University, Allan Lichtman.
Nada menos que “una crisis económica” y “una furibunda pandemia”, “una combinación que nunca se había tenido”, agregó.
A ello se suma un expresidente que impugna los resultados de la elección, una estrechísima mayoría en el Congreso, explosivas divisiones raciales, el peligroso repliegue de Afganistán, además de las tensiones internacionales que se extienden desde China hasta Rusia. El covid y el rescate económico fueron “probablemente tareas menos abrumadoras”, dijo Lichtman. Hay mucho más por venir.
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Con los republicanos buscando recuperar la mayoría en el Congreso en las elecciones de medio término de noviembre de 2022, y opositores como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, sin mencionar a Trump, explorando los desafíos presidenciales de 2024, las nubes de tormenta parecen espesarse.
Y Biden no solo batalla con los republicanos, sino que también tiene abierto un frente con la izquierda de su Partido Demócrata, por un enorme paquete de gasto en infraestructura.
Si gana esa batalla, Biden puede obtener capital político para otras cosas, como la protección del derecho al voto, reformas policiales y otros puntos clave de su plataforma.
El presidente estadounidense, Joe Biden, esperaba dar este 4 de julio un mensaje diferente a la nación. En el marco del Día de la Independencia de los Estados Unidos, el líder demócrata deseaba presentar una “independencia nacional” respecto al COVID-19, cantando victoria sobre la pandemia. Sin embargo, con su meta de vacunación incumplida y el virus aún al asecho, Biden tuvo que ser más prudente en el festejo.
En mayo, el presidente Biden se había trazado la meta de que el 70 % de los adultos en su país recibieran al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 para antes de este domingo. En junio, sin embargo, Biden tuvo que admitir que no lograría su meta. Para el Día de la Independencia, el 67 % de los estadounidenses ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna. Por otro lado, solo el 46% de los estadounidenses está completamente inoculado, en medio de las preocupaciones por la circulación de la variante Delta del virus, altamente contagiosa.
El resbalón de Biden respecto a la meta de vacunación no se da por la falta de vacunas. De hecho, las campañas que ofrecen bienes y servicios a los estadounidenses por vacunarse sobran. Incluso los extranjeros que han podido recibir el país con el objetivo de recibir una dosis dan parte del éxito de las campañas. Pero las donas, hamburguesas, cervezas y boletas para partidos de béisbol y conciertos no han sido suficientes para mantener el ritmo de la vacunación, en especial en las zonas de tendencia conservadora.
“Hemos logrado tener una ventaja contra este virus. No me malinterpreten: el COVID-19 aún no ha sido derrotado. Todos sabemos que han surgido poderosas variantes, como la variante Delta”, aseguró Biden, quien agregó hoy en medio de los festejos por los 245 años de la Independencia de Estados Unidos que “lo más patriota que pueden hacer los estadounidenses es vacunarse”.
A pesar del tropiezo, Biden sostuvo una reunión con cerca de 1.000 personas entre personal militar y trabajadores esenciales con sus familias, para observar la tradicional exhibición de fuegos artificiales, que atrae a miles de personas al National Mall de la capital Washington.
Quienes se oponen al evento de la Casa Blanca expresaron su preocupación de que las imágenes de fiestas en todo el país envíen un mensaje equivocado. Los funcionarios de salud pública destacaron que en zonas rurales del país los hospitales están comenzando a llenarse nuevamente, especialmente en Utah, Missouri, Arkansas y Wyoming, por lo que las alarmas permanecen encendidas.
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La siguiente tarea en la agenda
Con la tarea de combatir la pandemia en marcha, aunque a ritmo desacelerado, Biden ha podido centrase en otros asuntos pendientes, como el de la recuperación económica. El presidente habló de las perspectivas económicas del país mientras siguen las negociaciones entre el gobernante Partido Demócrata y el Republicano para un proyecto de infraestructura. Dentro del Partido Demócrata hay un tenso debate sobre un paquete de gastos mucho más amplio, que no cuenta con el apoyo de los legisladores republicanos.
Si su plan de infraestructura no prospera, la nave de Biden podría naufragar. Y aunque el fortalecimiento de la economía es una gran ventaja, la inflación es una preocupación cada vez más dañina desde el punto de vista político.
Es poco probable que el comunicado de la Casa Blanca sobre la economía del “Hot Dog” (los gráficos muestran caídas de precios de la limonada, la carne de hamburguesa y el helado para el 4 de julio) convenza a muchos.
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El índice base de precios subió 3,4 % en mayo respecto al mismo mes del año pasado, el aumento más pronunciado desde 1992.
Pero la Casa Blanca, al menos en apariencia, sigue rebosante de confianza. Y si bien las encuestas de junio mostraron una caída en el apoyo a Biden, éste conserva índices de aprobación sólidamente superiores al 50 %, algo que Trump nunca logró.
“(Biden) enfrentó realmente el desafío más abrumador para un presidente entrante (...) desde Franklin Roosevelt en 1933” durante la Gran Depresión, dijo el profesor de historia de la American University, Allan Lichtman.
Nada menos que “una crisis económica” y “una furibunda pandemia”, “una combinación que nunca se había tenido”, agregó.
A ello se suma un expresidente que impugna los resultados de la elección, una estrechísima mayoría en el Congreso, explosivas divisiones raciales, el peligroso repliegue de Afganistán, además de las tensiones internacionales que se extienden desde China hasta Rusia. El covid y el rescate económico fueron “probablemente tareas menos abrumadoras”, dijo Lichtman. Hay mucho más por venir.
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Y Biden no solo batalla con los republicanos, sino que también tiene abierto un frente con la izquierda de su Partido Demócrata, por un enorme paquete de gasto en infraestructura.
Si gana esa batalla, Biden puede obtener capital político para otras cosas, como la protección del derecho al voto, reformas policiales y otros puntos clave de su plataforma.