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Varios grupos de manifestantes comenzaron a reunirse en la céntrica Plaza Italia de Santiago la mañana de este domingo, cuando se conmemora el primer aniversario del inicio de las protestas sociales en Chile en reclamo de una mayor igualdad social.
En el país reina una gran expectación por la forma en que terminará esta conmemoración que tiene lugar una semana antes de la realización de un histórico plebiscito constitucional, y una gran mayoría de la población aboga por una conmemoración pacífica y sin desmanes, según muestran diversas encuestas.
Varias agrupaciones sociales, entre ellas el Colegio de Profesores, llamaron a manifestarse pacíficamente para recordar el primer año de lo que Chile ha llamado el “Estallido social”.
Grupos de manifestantes llegaron temprano a la céntrica Plaza Italia, el epicentro de las manifestaciones durante todo este año, haciendo ondear banderas, saltando y gritando consignas en favor de una movilización social para llevar a cabo reformas sociales profundas.
La plaza amaneció custodiada por carabineros (policía militarizada) y carros blindados. El gobierno del presidente Sebastián Piñera, fuertemente cuestionado desde que empezó esta crisis, la más importante en 30 años de democracia, llamó a realizar una manifestación pacífica y respetando las medidas sanitarias impuestas a raíz de la pandemia de covid-19, que en Chile ha dejado casi 490.003 y 13.588 fallecidos confirmados.
En diversos sectores hay temor de que se puedan repetir las imágenes del 18 de octubre de 2019, cuando tras un llamado a realizar evasiones en el pago del Metro por parte de estudiantes de secundaria la jornada terminó en una noche de furia, con una decena de estaciones del ferrocarril incendiadas, edificios atacados, saqueos de comercios y violentos enfrentamientos con la Policía.
Esa jornada dio paso a continuas protestas multitudinarias y enfrentamientos con las fuerzas del orden, que se saldaron con miles de heridos y una treintena de fallecidos, y que forzaron un acuerdo político para convocar un plebiscito para cambiar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que tras ser pospuesto en abril por la pandemia, se realizará el 25 de octubre.
En plena pandemia, la Policía anunció que desplegará unos 40.000 funcionarios durante esta jornada para resguardar la seguridad. Adicionalmente, al mantenerse el estado de emergencia, los militares podrían también salir a las calles. El toque de queda comienza a las 23H00 locales.
Sobre el puente Pío Nono, que cruza el río Mapocho y da acceso a la Plaza Italia, el Partido Comunista convocó también un homenaje a las víctimas en las protestas sociales. Hace dos semanas en este lugar un adolescente de 16 años cayó tras ser empujado por un policía durante una manifestación.
“El 18-O marcará nuestras vidas”
El cuerpo policial de Carabineros desplegó este domingo un amplio dispositivo se seguridad, que incluye 40.000 agentes en todo el país, pues se esperan también concentraciones en ciudades como Valparaíso, Viña del Mar y Concepción.
La institución, hace años muy respetada, está en el punto de mira por su crudeza en la represión de las marchas y diversos organismos internacionales, como la ONU, les han acusado de haber cometido violaciones a los derechos humanos.
Según el Ministerio Público, hay más de 4.600 causas abiertas contra las fuerzas de seguridad, pero sólo 75 agentes han sido imputados.
“Reiteramos la urgencia de avanzar a favor de la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas. Y, por supuesto, exigimos claras garantías de que hechos tan brutales como los vividos no se vuelvan a repetir jamás”, indicó en su Twitter la ONG Amnistía Internacional (AI).
Se trata de una revuelta sin líderes, que la oposición no ha sido capaz de capitalizar, ni siquiera los jóvenes diputados izquierdistas que salieron de las protestas estudiantiles de 2011, dado la enorme desafección de la ciudadanía hacia los políticos.
Para Gloria de la Fuente, presidenta de la Fundación Chile 21, “lo ocurrido hace un año marcará el resto de nuestras vidas”, independiente de que “para algunos fuese el despertar de una ciudadanía que parecía dormida” y “para otros, la emergencia de actos incomprensibles de violencia y vandalismo”.
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