China lo admite: el modelo cubano ya no le sirve a la isla
Cuba se apaga mientras su régimen se aferra al poder con mano dura, pero el verdadero desafío es que ya no tiene quién la rescate. No hay salida a la vista a un colapso que parece inevitable.
Camilo Gómez Forero
En Cuba no funciona el sistema eléctrico, que aún es dependiente casi en su totalidad (95 %) de los combustibles fósiles y que, por falta de inversión, ha caído en la obsolescencia. Ad portas de la llegada de un huracán, el país quedó a oscuras por al menos tres días producto de esas fallas, aunque hay que destacar que los apagones no son nuevos: la isla viene sufriendo interrupciones en el servicio de manera repetida desde antes de 2020.
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En Cuba no funciona el sistema eléctrico, que aún es dependiente casi en su totalidad (95 %) de los combustibles fósiles y que, por falta de inversión, ha caído en la obsolescencia. Ad portas de la llegada de un huracán, el país quedó a oscuras por al menos tres días producto de esas fallas, aunque hay que destacar que los apagones no son nuevos: la isla viene sufriendo interrupciones en el servicio de manera repetida desde antes de 2020.
Tampoco funciona el sistema de agua potable. El pasado septiembre, más de 600.000 personas no pudieron acceder al líquido en varias zonas del país, incluida la capital, La Habana. Y no, tampoco sirve el sistema de salud. Organizaciones sociales con trabajo de campo en la isla advierten que no solo no hay suministros médicos, sino que también el personal se está quedando corto. Hay desabastecimiento de productos básicos, y lo poco que hay está fuera del alcance de los bolsillos de la ciudadanía. Son muchas más las cosas que no funcionan en Cuba, pero lo que sí opera sin fallas, y nunca ha dejado de hacerlo, es el brazo represivo.
Al observar la posibilidad de que volvieran las protestas por la emergencia que vive el país, el presidente, Miguel Díaz-Canel, se anticipó el lunes a recordarles a los habitantes de la isla las consecuencias que les esperan si salen a las calles. Vestido de verde olivo, color que identifica a los militares, advirtió que no iba a dejar que volvieran las manifestaciones.
“El color verde olivo es un recordatorio de que la orden de combate (una frase que caracterizó la represión a las protestas de 2021) está vuelta a dar. Que Díaz-Canel y el primer ministro, Manuel Marrero, aparecieran vestidos de verde es un mensaje de que no se va a permitir ningún tipo de protesta. Aunque las protestas han sido pacíficas, ellos siguen calificándolas como que no son de esa naturaleza”, dijo Elaine Acosta, asociada al Cuban Research Institute de Florida International University.
Con tantas crisis simultáneas, lo más esperado era que la población, cuya paciencia se ha agotado, saliera a las calles a manifestar su inconformismo con el curso del país, tal y como lo hizo con las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021, un levantamiento que dejó al menos 1.117 cubanos presos. Sin embargo, el aviso de Díaz-Canel quiso aplacar por completo la posibilidad de un nuevo movimiento social, que sufre todavía el encierro de decenas de presos políticos enjuiciados de manera injusta con varios años de condena encima.
Ahora mismo, bajo las nuevas disposiciones del código penal, incluso publicar un post en Facebook se puede volver en una excusa para que un ciudadano sea procesado. Sergio Ángel, investigador principal del Programa Cuba e investigador de Food Monitor Program, recuerda, por ejemplo, el caso de un manifestante que fue encarcelado luego de que un perro detectó supuestamente su olor en una piedra que fue tirada contra las autoridades. Para organizaciones como Prisoners Defenders, condenar a una persona por una supuesta prueba de olor como esa es algo vergonzoso, pero es en lo que ha caído el sistema cubano.
Además de amenazar a los manifestantes con la mano dura del régimen, Díaz-Canel también catalogó las pequeñas movilizaciones que se han registrado en los últimos días y los cacerolazos que suenan en barrios de La Habana como actos de “indecencia” liderados por “borrachos”. Para Sergio Ángel, esto no solo es ridículo considerando el pasado de la revolución que en sus orígenes prometió ron y tabaco a la ciudadanía y que volvió estos elementos parte de la identidad del cubano, sino que muestra que el régimen quiere desconocer por completo las razones del descontento social.
“La crisis actual es resultado de una sumatoria de problemas que vienen desde antes de la pandemia”, según recoge el experto. El hartazgo es notable ante el fracaso de medidas como la llamada Tarea de Ordenamiento, que prometía una mejora de la economía estableciendo un nuevo tipo de cambio para el devaluado peso cubano, pero que terminó exacerbando la crisis.
“Para algunos economistas cubanos, esta fue una medida de ‘desordenamiento’ porque básicamente lo que generó fue una mayor crisis. Hubo un aumento descontrolado de la inflación, escasez de productos básicos, problemas en el suministro de bienes, la pérdida de poder adquisitivo y el encarecimiento de servicios”, resumió Sergio Ángel.
El colapso de todos los sistemas en el país es producto de la falta de inversión y de la mala toma de decisiones. Pero el problema, sin embargo, no solo es la represión que sufre y sufrirá el pueblo cubano y el cinismo con el que el régimen aborda el fondo de la crisis, sino que parece no haber una salida a la emergencia y que las condiciones que han mantenido a Cuba a flote podrían dejar de existir pronto.
Rusia, al igual que Venezuela, ya no están en capacidades de sostener las líneas de crédito a la isla, por sus propias convulsiones internas. Y China, al que algunos medios calificaron como el sugar daddy cubano, ha entendido que el régimen no tiene cómo pagar de vuelta, por lo que los préstamos se han convertido sencillamente en caridad, y esto, para Sergio Ángel, no va en sintonía con el pragmatismo del modelo chino. Beijing ha comprendido que el modelo cubano ya no le sirve a la isla, y necesita un cambio.
“China apoya públicamente el derecho de Cuba a elegir su propio camino hacia el desarrollo económico ‘de acuerdo con sus condiciones nacionales’, pero en privado los funcionarios chinos han instado durante mucho tiempo al liderazgo cubano a pasar de su economía planificada verticalmente a algo más cercano al modelo chino, según economistas y diplomáticos informados sobre la situación”, señaló hace unos días The Financial Times.
El colapso económico de Cuba podría alterar las relaciones con Beijing. Sergio Ángel advierte que los lazos no se van a cortar, aunque la línea de crédito podría llegar a verse comprometida si Cuba no tiene nada más que ofrecerle a Beijing. Y, por ahora, la isla ya no tiene nada que ofrecer. Del país que alguna surtió de azúcar al mundo ya no queda nada. Ahora es importada desde Colombia, como otra variedad de productos básicos.
“Si no está China, ¿de dónde sacará el régimen el dinero para sobrevivir? Ahora mismo, no hay nadie. A no ser que México aparezca, y por eso la presencia de Díaz-Canel en el cambio de México en ese país fue tan importante. Brasil también puede aparecer, pero sería pan para hoy y hambre para mañana. ¿Cuánto le podrían prestar? Dado el tenor de la crisis, un préstamo no nos puede salvar”, dijo Acosta.
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