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La principal red de oleoductos de Estados Unidos comenzó a reactivar sus operaciones este miércoles tras estar cerrada cinco días por un ciberataque, anunció la empresa que los opera, mientras estaciones de servicio de la costa este se veían atiborradas de automovilistas que intentaban adquirir combustible. Colonial Pipeline advirtió que pasarán “varios días” antes de que los suministros vuelvan a la normalidad. Ante una escasez creciente, una docena de estados, desde Florida hasta Virginia, declararon el estado de emergencia, lo que aumentó la sensación de pánico entre los consumidores, que acudieron en masa a las estaciones de servicio con latas de combustible y otros recipientes.
El viernes, un ciberataque obligó a Colonial Pipeline a cerrar toda su red, lo que dificultó el suministro en los estados del este. Pero la compañía dijo el miércoles por la noche que había “reiniciado de las operaciones del gasoducto aproximadamente a las cinco de la tarde hora del este”.
“Después de este reinicio, la cadena de suministro tardará varios días en volver a la normalidad”, dice al empresa en el comunicado. “Algunos mercados atendidos por Colonial Pipeline pueden experimentar, o seguir experimentando, interrupciones intermitentes del servicio durante el período de puesta en marcha”.
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Sin embargo, la compañía se comprometió a suministrar “tanta gasolina, diésel y combustible para aviones como sea posible de manera segura y continuará haciéndolo hasta que los mercados vuelvan a la normalidad”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, trató el miércoles temprano de tranquilizar a los estadounidenses, diciendo que funcionarios de su gobierno estuvieron “en contacto muy, muy cercano” con la compañía. El Departamento de Transporte y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) han flexibilizado las regulaciones sobre el transporte de combustible y renunciado temporalmente a las reglas de aire limpio en todos los estados afectados para tratar de aliviar la escasez.
Alivio para automovilistas
Colonial Pipeline opera el sistema de oleoductos más grande de Estados Unidos, que envía gasolina y combustible para aviones desde la costa del Golfo de Texas a la populosa costa este a través de 8.850 kilómetros de ductos que sirven a 50 millones de consumidores.
La restauración de los suministros será un alivio para los automovilistas que generaron una ola de compras que provocó que en miles de estaciones de servicio el combustible se agotara, según el sitio de seguimiento de precios de la gasolina GasBuddy. El precio promedio del galón (3,78 litros) de combustible estaba cerca de los 3 dólares por primera vez desde noviembre de 2014, según la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA).
El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, instó el miércoles a los consumidores a mantener la calma. “Reconocemos la preocupación que existe y no hemos perdido tiempo para pasar a la acción”, dijo a periodistas en la Casa Blanca. “El acaparamiento no mejora las cosas”.
El FBI culpó al grupo DarkSide por el ciberataque del viernes. Los piratas informáticos bloquearon los sistemas informáticos de la empresa y exigieron una fuerte suma de dinero para liberarlos. Pero según un informe publicado el miércoles en The Washington Post, Colonial Pipeline no tiene intención de pagar el rescate.
En cambio, está trabajando con una empresa de ciberseguridad para reconstruir sus sistemas o restaurarlos a partir de copias de seguridad, según el informe, que cita a personas cercanas al caso. La empresa no respondió a la solicitud de comentarios de AFP.