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El fiscal argentino Alberto Nisman se preparaba para uno de los días más importantes de su vida el 17 de enero de 2015. Al día siguiente, el juez iba a ampliar su denuncia contra la entonces mandataria y hoy vicepresidenta Cristina Kirchner, a quien acusó de encubrir a Irán en el caso del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que causó 85 muertos y 300 heridos en 1994 en Buenos Aires.
Pero esas denuncias nunca salieron a la luz. El país se despertó el 18 de enero de 2015 con la noticia de que Alberto Nisman había muerto misteriosamente de un disparo en la cabeza en su apartamento.
Su muerte fue determinante en la derrota electoral de Kirchner en 2015 cuando ganó Mauricio Macri, alineado con Estados Unidos e Israel, que impulsó la acusación a Irán. Sin embargo, pasados los años, las investigaciones nunca llegaron a nada concluyente y solo han sembrado más dudas.
La acusación de Nisman fue desechada en varias instancias judiciales pero finalmente la reabrió en 2016 el juez federal Claudio Bonadío, quien concentra una decena de causas contra la expresidenta.
Y al día de hoy, en Argentina aún se debate si la muerte de Alberto Nisman fue producto de un suicidio o de un asesinato. El Espectador presenta algunos de los interrogantes que aún rodean el caso del fiscal, que, cinco años después de su muerte, continúa marcando la agenda política de su país.