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Eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento es un tema que ha estado en la agenda del Partido Republicano desde hace algún tiempo. Sin embargo, en los últimos días, en plena temporada de primarias, la propuesta está cobrando una fuerza inusual y parece ganar más respaldo. Hasta ahora, tres de los 16 aspirantes republicanos a la Casa Blanca la respaldan abiertamente y sólo uno (Jeb Bush) la rechaza, lo cual lo ha hecho merecedor de duras críticas de las bases conservadoras del partido, que lo tildan de tibio.
El campo republicano se mantiene contrario a cualquier medida que regularice a los indocumentados y ha convertido el tema en el centro del debate electoral. Todos los candidatos proponen tomar medidas agresivas frente a los ilegales, como Rick Perry, exgobernador de Texas, quien propuso hace una semana buscar a los inmigrantes ilegales y echarlos del país. “Uno va, los encuentra, los recoge y los manda a su lugar de origen”.
Donald Trump, el precandidato más popular por estos días, con el 18% de respaldo, presentó el domingo una “reforma migratoria que hará grande a Estados Unidos de nuevo”, en la cual plantea “acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento”, estipulado en la decimocuarta enmienda de la Constitución, que, según dijo, “continúa siendo el mayor imán para la inmigración ilegal”. De acuerdo con las leyes estadounidenses, todas las personas nacidas en EE.UU. son ciudadanas, a pesar de la condición de los padres. “Esto es lo que están haciendo, tener hijos. De repente, sin que lo sepa nadie, llega un bebé”, dijo Trump.
Su propuesta, lejos de ser criticada, va en la misma vía que la de la mayoría de candidatos republicanos. El gobernador de Nueva Jersey y aspirante a la candidatura presidencial republicana, Chris Christie, también planteó revisar la enmienda constitucional. “El derecho a la ciudadanía por nacimiento pudo haber tenido sentido en algún momento de nuestra historia, pero ahora mismo necesitamos revisarlo”, dijo.
El senador por Carolina del Sur Lindsey Graham ya había dicho que muchas personas indocumentadas “vienen aquí a soltar un hijo, se llama suelta y vete... el objetivo es tener un hijo en Estados Unidos. Cruzan la frontera, van a la sala de emergencia, tienen un hijo y el hijo es ciudadano. ¡Eso no debería ser así!”.
Los precandidatos coinciden en que Estados Unidos debería exigir otros requisitos a la hora de conceder la ciudadanía, “como hacen Alemania, Francia y España, en donde simplemente nacer allí no garantiza la nacionalidad”, según Christie.
En la agenda
Los republicanos desconfían de la capacidad del Gobierno de asegurar la frontera y frenar el flujo de inmigrantes, por lo que rechazan el último decreto del presidente Barack Obama, que podría beneficiar a cerca de cinco de los 11,6 millones de indocumentados que están actualmente en suelo estadounidense.
Su agenda es una muestra de su rechazo a una política migratoria. Hace apenas cuatro meses los miembros republicanos del Subcomité de Inmigración y Seguridad Fronteriza de la Cámara de Representantes realizaron una audiencia para discutir la posibilidad de aprobar la iniciativa de eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento y denunciaron la existencia del llamado “turismo de parto” o “turismo de maternidad”, en el que redes delincuenciales ingresan a mujeres embarazadas a Estados Unidos con visa de turista para que den a luz allí y el niño obtenga la ciudadanía estadounidense.
En estados como Texas, gobernado por el republicano Greg Abbott, ya se han presentado varias denuncias por la supuesta negativa de las autoridades estatales a concederles el derecho a obtener un acta que certifique el nacimiento de sus hijos estadounidenses. El debate se aviva justo cuando el censo de 2015 revela que 42,1 millones de inmigrantes viven hoy en Estados Unidos, una cifra récord en la historia de la Unión Americana.