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Los ministros de Relaciones Exteriores de países como Brasil, Chile, Colombia, Panamá, Ecuador y Costa Rica se reunirán el próximo 11 de agosto para abordar la creciente ola de migrantes en tránsito hacia Estados Unidos. En la última semana, entre 10.000 y 15.000 personas están estancadas en Necoclí, primer punto de la travesía por el Darién, la peligrosa selva que separa a Colombia de Centroamérica, según datos de la agencia de noticias Efe, y todo parece indicar que las cifras pueden aumentar.
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En meses pasados solían cruzar unos 300 o 400 migrantes dos o tres días a la semana, pero desde hace días las lanchas, con capacidad para entre 50 y 60 pasajeros, hacen varios viajes en los que llevan diariamente a unos 800 migrantes cuatro o cinco días a la semana.
Cifras de Naciones Unidas de 2019 muestran que por el Urabá antioqueño se movilizaron unos 17.668 migrantes, de los cuales 3.170 eran haitianos. Mientras que datos de Migración Colombia arrojan que más de 25.000 extranjeros, la mayoría haitianos, han entrado este año al país irregularmente. Panamá contabiliza más de 32.000 (el 80 % haitianos).
“Hace unos días estuve en Bajo Chiquito, la primera parada en Panamá tras cruzar la selva, y me encontré con casi 40 piraguas. Ese día bajaron unas 862 personas desde Bajo Chiquito a las estaciones migratorias de Lajas Blancas y San Vicente, en Panamá. Por lo menos el 60 % de estos migrantes eran personas haitianas”, explicó Sergio Martín, jefe de Misión de Médicos Sin Fronteras, a El Espectador el 16 de julio. La organización reportó la entrada de más de 15 mil migrantes a Panamá por el Darién entre enero y mayo de este año.
Hasta 2016, la mayoría de migrantes eran asiáticos o africanos, pero entre ese año y 2020 aumentó el número de cubanos y desde 2018 predominan los haitianos, muchos de ellos familias completas, incluidas embarazadas y bebés, procedentes de Chile y Brasil, donde residían hasta que la situación económica los hizo migrar de nuevo.
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“La reunión apunta a conseguir un compromiso robusto que erradique las rutas migratorias peligrosas y descontroladas, respetando el derecho de todos los seres humanos a la libertad de movimiento sin poner en riesgo ni la vida ni el patrimonio”, informó la Cancillería panameña.
Este fin de semana, el presidente Iván Duque instó a Panamá a resolver de manera conjunta la situación en la frontera. “Ya le he dado instrucciones muy claras a Migración Colombia de recabar toda la información y trabajar de la mano con las autoridades panameñas. Esto lo tenemos que resolver entre los dos”, dijo Duque en una entrevista con la cadena de televisión panameña TVN.
“Hay que ser muy claros: aquí no se trata de migrantes flotantes, sino se trata también de un fenómeno que se ha ido agravando con la pandemia, que tiene que ver por un lado con trata de personas o tratar de facilitar migración irregular de personas”, agregó Duque, quien instó a convertir esta “crisis” en una “oportunidad”. Panamá cerró las fronteras terrestres, marinas y fluviales con Colombia debido a la pandemia de la covid-19, pero esto, al igual que en el 2020, no frenó el flujo de los migrantes en tránsito.
En abril pasado, Panamá informó que había alcanzado un acuerdo para obtener de Colombia información expedita sobre los migrantes irregulares que se dirijan al país centroamericano, lo que consideró como “un primer paso para atender de forma integral y responsable la situación” en la frontera.
Con información de Efe