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El senador republicano Marco Rubio le pidió al presidente de EE.UU., Donald Trump, que imponga sanciones económicas al Gobierno de Venezuela, amplíe las dirigidas a individuos que han cometido violaciones de derechos humanos y desconozca los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente.
"Le urjo a que imponga sanciones económicas al régimen de Maduro que no perjudicarán al pueblo de Venezuela pero sí privarán al régimen de Maduro de los recursos que necesita para permanecer en el poder", pidió Rubio en un comunicado.
Según adelantaron fuentes del Gobierno a The Wall Street Journal, EE.UU. estudia anunciar este lunes una nueva ronda de sanciones dirigidas a la industria petrolera venezolana, aunque un embargo a las importaciones de crudo no está sobre la mesa por ahora.
Claro, porque el tema de petróleo es de doble filo. Actualmente, Venezuela vende más de 700.000 barriles de petróleo diarios a Estados Unidos, de una producción total de alrededor de dos millones de barriles al día, o un poco más del dos por ciento de la producción mundial.
Expertos energéticos, consultados por The New York Times, afirman que Venezuela podría eventualmente encontrar un mercado para remplazar al estadounidense, al exportar más petróleo pesado a China e India, pero tendría que hacer un descuento. Y los 100.000 barriles diarios de petróleo ligero que importa de Estados Unidos podrían ser sustituidos con importaciones de Nigeria y Argelia.
Geoff Thale, del grupo de análisis WOLA (Washington Office on Latin America), dijo a la AFP que es “muy escéptico de que las sanciones unilaterales de Estados Unidos sean eficaces. Es más probable que hagan sentir al gobierno que no tiene otra opción que resistir, y ofrecen al gobierno un grito nacionalista contra Estados Unidos”.
David Smilde, especialista en Venezuela en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Luisiana, señaló que “es posible que el gobierno venezolano se vea fortalecido por las sanciones de Estados Unidos. No hay manera de aplicar sanciones económicas en Venezuela ahora sin hacer la situación humanitaria mucho peor. La gente morirá de hambre”.
Entre uno de los sancionados de la semana pasada, está Simón Zerpa, vicepresidente de Finanzas de Petróleos de Venezuela (PDVSA), algo que podría complicar las relciones entre la petrolera y las empresas estadounidenses que tienen operaciones en Venezuela.
Uno de los principales temores, de imponer sanciones petroleras a Venezuela, es que los otros países capaces de procesar el crudo pesado venezolano son Rusia y China, algo que aumentaría la influencia de esos países en la región.
Es complicado”, dijo David L. Goldwyn a NYT, quien fue un enviado de alto nivel para asuntos de energía del Departamento de Estado durante el gobierno de Obama. “Sanciones severas podrían conducir a una situación moratoria de sus bonos, un colapso de la inversión interna y la producción petrolera”, agregó. “Otros efectos podrían incluir malestar social, flujo de refugiados a través de sus fronteras y el fin del apoyo económico de Venezuela para Cuba y Haití lo que podría generar flujos de migración hacia Estados Unidos”.
El periódico plantea un daño colateral a EE.UU. "Cualquier embargo comercial podría elevar los precios de la gasolina, así como costarle puestos de trabajo en el sector del petróleo y afectar el margen de ganancia de varios de los principales refinadores. Un descenso en las exportaciones de Venezuela podría aumentar los precios del petróleo en todo el mundo, impulsando a las economías de Rusia e Irán justo en el momento en que Washington se prepara para incrementar las sanciones contra esos países", señala la publicación.
Trump analiza un menú de opciones. Hoy anunciaría algunas de ellas. A pesar de no tener embajadores desde 2010, EE.UU. tiene que cuidar los intereses de varias multinaciones estadounidenses que han invertido fuertemente en Venezuela.