Condena a Cristina Fernández: con su partido roto y su candidatura en duda
La vicepresidenta argentina fue condenada a seis años de prisión por corrupción. La historia hasta ahora empieza y la decisión tendrá un gran impacto en las elecciones del próximo año.
No se sabe qué fue más fuerte, si el terremoto que causó la condena a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), o el par de réplicas que le siguieron en la tarde del martes con sus declaraciones. La política de 69 años fue condenada por el Tribunal Oral Federal n.° 2 de la Capital Federal a seis años de prisión por haber cometido delitos de administración fraudulenta de fondos públicos. Era señalada junto a otras 12 personas de permitir la concesión irregular de obras públicas en la provincia de Santa Cruz a Lázaro Báez, amigo íntimo de su difunto marido, Néstor Kirchner.
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No se sabe qué fue más fuerte, si el terremoto que causó la condena a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), o el par de réplicas que le siguieron en la tarde del martes con sus declaraciones. La política de 69 años fue condenada por el Tribunal Oral Federal n.° 2 de la Capital Federal a seis años de prisión por haber cometido delitos de administración fraudulenta de fondos públicos. Era señalada junto a otras 12 personas de permitir la concesión irregular de obras públicas en la provincia de Santa Cruz a Lázaro Báez, amigo íntimo de su difunto marido, Néstor Kirchner.
Además de los seis años de prisión, el Tribunal inhabilitó de manera perpetua a Fernández para ejercer cargos públicos. Pero la historia apenas empezaría acá: la sentencia contra la vicepresidenta quedará en firme, pero solo se aplicará hasta que se agoten todas las instancias judiciales de revisión. Es decir, hasta que la Corte Suprema la revise y emita su veredicto. Así, Cristina Fernández de Kirchner podría perfectamente lanzar su candidatura presidencial para 2023. Sus seguidores empezaron a reclamar el lanzamiento de su campaña y se podría decir que ella misma lo barajaba como posibilidad. Hay que fijarse en los detalles.
Durante semanas, la vicepresidenta ya venía preparándose para ganar la guerra que sabía que se armaría en Argentina por la opinión pública, en caso de que fuera condenada por corrupción en la causa Vialidad. Ante las altas posibilidades de recibir una condena, CFK enfatizó en hacer un paralelismo entre ella y Luiz Inácio Lula da Silva para mantener a flote el entusiasmo de una posible campaña a la Presidencia. Es por eso que un día antes del veredicto soltó esta frase: “A Lula da Silva, los mismos que lo metieron preso después lo fueron a buscar, y entonces revivieron lo que habían hecho”, dijo la política argentina en una entrevista exclusiva concedida particularmente al diario Folha de São Paulo.
La vicepresidenta estaba comparando su caso con el del presidente electo de Brasil, Lula da Silva, quien también fue condenado por corrupción, en una presunta artimaña para sacarlo de la arena política. “Es un fenómeno que pasó con el partido judicial en toda la región”, agregó Fernández de Kirchner, comparándose también con el del ecuatoriano Rafael Correa.
CFK siempre ha querido que el kirchnerismo sea como el lulismo, así esté más cerca del bolsonarismo por sus esfuerzos para debilitar la democracia, polarizar la sociedad, sus visiones autoritarias y su creencia de que es mejor una economía cerrada, en palabras de la politóloga Sandra Choroszczucha. Pero hacerse un paralelismo personal con la situación que vivió el presidente electo de Brasil le sirve para mantener cohesionado a sus seguidores, así como a su partido, el Frente de Todos, de cara a una hipotética campaña que cada vez, y con la condena más, tomaba más fuerza.
Otro detalle que recuerda Choroszczucha: después de la victoria de Lula en las últimas elecciones, el ministro de Interior de Argentina, Wado de Pedro, viajó a Brasil para tomarse una foto con Lula y con una gorra que tenía el logo “CFK 2023″. Cristina Fernández ya pensaba en lanzar su candidatura y en que, en caso de ser condenada, esta debería tener como pilar la narrativa de la historia de Lula: un hombre injustamente condenado que regresó al poder tras una campaña feroz. Con las continuas declaraciones sobre Lula, el viaje de Wado de Padro a Brasil, y un masivo acto en el estadio único de La Plata organizado por La Cámpora el pasado 17 de noviembre, había más pruebas que dudas sobre la campaña “CFK 2023″. Sin embargo, en la tarde Cristina soltó la primera bomba.
“No voy a someter a mi fuerza política a que la maltraten por una candidata condenada. No voy a ser candidata en el 2023. A nada. Mi nombre no va a estar en ninguna boleta. Termino el 10 de diciembre y me vuelvo a mi casa”, dijo la vicepresidenta.
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Sorpresivamente, la vicepresidenta declinó sus aspiraciones de alcanzar de nuevo la presidencia. Podría ser por el calor del momento o midiendo también cuál sería la respuesta de sus seguidores en las calles y ver si había una movilización enorme que pida que reconsidere su decisión.
Varias organizaciones kirchneristas se declararon en alerta sin llamar a una movilización conjunta. Un sector más radicalizado comenzó una larga marcha desde el límite oeste de Buenos Aires hacia los tribunales.
“Si tocan a Cristina, paramos el Estado. No vamos a permitir un ‘Lula’ en nuestros país”, dijo días atrás Daniel Catalano, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado.
Pero en la declaración también hay molestia de parte de CFK, evidenciada en la segunda bomba que dejó esta jornada. Tras declinar su aspiración a la presidencia, Fernández de Kirchner dijo: “Lo curioso es que el delito lo cometí por la sanción de leyes y en la ejecución y administración del presupuesto sobre obras ejecutadas en la provincia de Santa Cruz. Yo no sancioné las leyes de presupuesto, fueron los legisladores. Y tampoco el presidente administra y ejecuta el presupuesto, quien lo ejecuta y administra es el jefe de gabinete de ministros”. Las palabras que soltó la vicepresidenta son muy importantes, pues revelan cuán roto está el Frente de Todos, su partido, por dentro.
“El Frente de Todos no está unido. El Frente de Todos es Alberto Fernández, es Sergio Massa y es Cristina, y no se quieren entre ellos, aunque se quiere más Massa con Alberto, aunque ahora compiten. Es el kirchnerismo el que está cohesionado, que es Cristina. Esa declaración, que pasó desapercibida, es importantísima. Cuando dice que en las condenas no se mencionó a los jefes de gabinete, que son los que toman las decisiones. El jefe de gabinete de su exmarido es nada más que Alberto Fernández”, dice Choroszczucha. El comentario de la vicepresidenta era una pulla al actual presidente, que evidencia la grieta que hay en el oficialismo.
La condena a CFK marcará el paso de la campaña electoral. Así haya declinado en un principio su candidatura, cualquier análisis sobre esta es muy prematuro. “Hablar de esto en una Argentina que además tiene el mundial por delante, es muy prematuro. Habrá que esperar a la próxima semana”, dice Choroszczucha.
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