Crece tensión en Nicaragua: paro nacional en contra de Ortega
La oposición nicaragüense medirá fuerzas este viernes con el Gobierno: convocó a un paro general al mismo tiempo que fuerzas oficialistas encabezan una caravana llamada el Repliegue, que irá hasta Masaya.
redacción internacional
Las entradas de Masaya, la ciudad que se declaró en rebeldía contra el gobierno de Daniel Ortega, están vigiladas por cientos de policías. Este lugar, cuna de la revuelta opositora en Nicaragua y blanco de una salvaje represión, no está dispuesto a recibir la marcha que el presidente Daniel Ortega encabezará el viernes.
El Gobierno anunció para hoy, día del paro, el llamado Repliegue, una caravana que anualmente encabeza Ortega por estas fechas, que comenzará en Managua y terminará en Masaya, para recordar una gesta de la Revolución sandinista de 1979.
Pero Masaya, que hace 39 años era el bastión de la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, no quiere a Ortega. Menos después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cifró los muertos de la represión en el país en 264.
“No al Repliegue”, “Monimbó resiste hoy, mañana y siempre”, se lee en paredes y barricadas que reforzaron los pobladores del aguerrido barrio Monimbó, en el sur de Masaya. Por eso muchos nicaragüenses temen una violenta incursión antes de que Ortega llegue a la ciudad.
“Estamos pendientes de si el régimen nos viene a atacar. Nos quieren intimidar, pero Monimbó se está resistiendo y está fuerte y firme para protegerse y combatir”, dijo a la AFP Wilfredo, un transportista de 25 años, cerca de una barricada.
La carretera a Masaya, que conecta a la capital y por donde circulan unos 50.000 vehículos diarios, está cerrada por barricadas de árboles talados, piedras, vallas publicitarias arrancadas o cualquier objeto que sirva para impedir el paso. El Gobierno intensificó la llamada “operación limpieza” de fuerzas combinadas para derribar los obstáculos en las vías, pero no han tenido éxito hasta ahora. “Aquí los está esperando Monimbó, no tengo miedo. Pasé las guerras civiles de los 70 y los 80. Estamos en resistencia porque queremos la patria libre. No queremos el régimen Daniel. Ha matado, ha golpeado a los padres”, contestó a la AFP María González, de 78 años.
Caravana vs. paro
Ayer la Alianza Cívica, que aglutina a grupos de la sociedad civil, protagonizó una enorme marcha para presionar a Ortega. La llamaron “Juntos somos un volcán” y a ella se unieron empresarios, productores agrícolas, exportadores, trabajadores, estudiantes, campesinos, intelectuales, desempleados, comerciantes, entre otros. Protestaron a pesar de las amenazas de grupos oficialistas.Hoy están listos para el paro, que es visto por la población del país como un arma efectiva contra los presidentes a los que identifican como “dictadores”. Los tres días de protestas masivas culminarán el sábado con una caravana de automóviles portando la bandera azul y blanco de Nicaragua por diferentes barrios de cada ciudad del país. ¿Qué puede pasar? Hay temor de que las fuerzas parapoliciales que rondan las calles del país siembren más muerte y destrucción. La mayoría de ataques que sufren los manifestantes en el país son perpetrados por “fuerzas combinadas”, integradas, según organismos humanitarios, por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos afines al Gobierno.
Ver más: Daniel Ortega, el liberador que se volvió dictador
Se definen como la Caravana de la Paz y los han relacionado con el Ejército. La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) le pidió al Ejército que abra una investigación acerca del origen de las armas “de alto calibre” que han sido utilizadas en la represión contra los manifestantes.
“Si realmente (el Ejército) tiene bajo su control el inventario de armas de alto calibre que se han encontrado en los diferentes lugares donde se han realizado estas acciones en contra de la ciudadanía (...) que abra un proceso de auditoría e investigación para delimitar la responsabilidad con seriedad y formalidad”, dijo el secretario general de la ANPDH, Álvaro Leiva.
El Ejército rechazó el involucramiento de su personal y de su armamento “en actividades de orden público”. Pero hay muchas dudas: el exguerrillero y mayor en retiro de las Fuerzas Armadas Roberto Samcam denunció que el Gobierno ha utilizado a personas vestidas de civil para manipular armamento exclusivo del Ejército en los ataques, como los lanzacohetes portátiles rusos RPG 7, ametralladoras PKM y granadas de mano.
Ver más: Rosario Murillo, la excéntrica y temida Primera Dama de Nicaragua
Los nicaragüenses tienen miedo, pero no piensan volver a sus casas mientras no se concrete una nueva fecha de elecciones. Ortega dice que no cederá.
“El presidente Ortega no va a renunciar en frío. Será en caliente. Y cuando digo en caliente, se trata de que el movimiento social sea tan fuerte que tenga que hacerlo retroceder. Es decir, que si quita un tranque, este se debe volver a poner. El ejemplo más claro es el de Jinotega, en Masaya. Para él, los tranques son un problema porque le demuestran la capacidad de movilización de la gente, y este es su punto débil”, explicó el analista político Óscar René Vargas, en entrevista con el programa de televisión Esta Noche. Hoy todo puede pasar en Nicaragua.
Las entradas de Masaya, la ciudad que se declaró en rebeldía contra el gobierno de Daniel Ortega, están vigiladas por cientos de policías. Este lugar, cuna de la revuelta opositora en Nicaragua y blanco de una salvaje represión, no está dispuesto a recibir la marcha que el presidente Daniel Ortega encabezará el viernes.
El Gobierno anunció para hoy, día del paro, el llamado Repliegue, una caravana que anualmente encabeza Ortega por estas fechas, que comenzará en Managua y terminará en Masaya, para recordar una gesta de la Revolución sandinista de 1979.
Pero Masaya, que hace 39 años era el bastión de la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, no quiere a Ortega. Menos después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cifró los muertos de la represión en el país en 264.
“No al Repliegue”, “Monimbó resiste hoy, mañana y siempre”, se lee en paredes y barricadas que reforzaron los pobladores del aguerrido barrio Monimbó, en el sur de Masaya. Por eso muchos nicaragüenses temen una violenta incursión antes de que Ortega llegue a la ciudad.
“Estamos pendientes de si el régimen nos viene a atacar. Nos quieren intimidar, pero Monimbó se está resistiendo y está fuerte y firme para protegerse y combatir”, dijo a la AFP Wilfredo, un transportista de 25 años, cerca de una barricada.
La carretera a Masaya, que conecta a la capital y por donde circulan unos 50.000 vehículos diarios, está cerrada por barricadas de árboles talados, piedras, vallas publicitarias arrancadas o cualquier objeto que sirva para impedir el paso. El Gobierno intensificó la llamada “operación limpieza” de fuerzas combinadas para derribar los obstáculos en las vías, pero no han tenido éxito hasta ahora. “Aquí los está esperando Monimbó, no tengo miedo. Pasé las guerras civiles de los 70 y los 80. Estamos en resistencia porque queremos la patria libre. No queremos el régimen Daniel. Ha matado, ha golpeado a los padres”, contestó a la AFP María González, de 78 años.
Caravana vs. paro
Ayer la Alianza Cívica, que aglutina a grupos de la sociedad civil, protagonizó una enorme marcha para presionar a Ortega. La llamaron “Juntos somos un volcán” y a ella se unieron empresarios, productores agrícolas, exportadores, trabajadores, estudiantes, campesinos, intelectuales, desempleados, comerciantes, entre otros. Protestaron a pesar de las amenazas de grupos oficialistas.Hoy están listos para el paro, que es visto por la población del país como un arma efectiva contra los presidentes a los que identifican como “dictadores”. Los tres días de protestas masivas culminarán el sábado con una caravana de automóviles portando la bandera azul y blanco de Nicaragua por diferentes barrios de cada ciudad del país. ¿Qué puede pasar? Hay temor de que las fuerzas parapoliciales que rondan las calles del país siembren más muerte y destrucción. La mayoría de ataques que sufren los manifestantes en el país son perpetrados por “fuerzas combinadas”, integradas, según organismos humanitarios, por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos afines al Gobierno.
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Se definen como la Caravana de la Paz y los han relacionado con el Ejército. La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) le pidió al Ejército que abra una investigación acerca del origen de las armas “de alto calibre” que han sido utilizadas en la represión contra los manifestantes.
“Si realmente (el Ejército) tiene bajo su control el inventario de armas de alto calibre que se han encontrado en los diferentes lugares donde se han realizado estas acciones en contra de la ciudadanía (...) que abra un proceso de auditoría e investigación para delimitar la responsabilidad con seriedad y formalidad”, dijo el secretario general de la ANPDH, Álvaro Leiva.
El Ejército rechazó el involucramiento de su personal y de su armamento “en actividades de orden público”. Pero hay muchas dudas: el exguerrillero y mayor en retiro de las Fuerzas Armadas Roberto Samcam denunció que el Gobierno ha utilizado a personas vestidas de civil para manipular armamento exclusivo del Ejército en los ataques, como los lanzacohetes portátiles rusos RPG 7, ametralladoras PKM y granadas de mano.
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Los nicaragüenses tienen miedo, pero no piensan volver a sus casas mientras no se concrete una nueva fecha de elecciones. Ortega dice que no cederá.
“El presidente Ortega no va a renunciar en frío. Será en caliente. Y cuando digo en caliente, se trata de que el movimiento social sea tan fuerte que tenga que hacerlo retroceder. Es decir, que si quita un tranque, este se debe volver a poner. El ejemplo más claro es el de Jinotega, en Masaya. Para él, los tranques son un problema porque le demuestran la capacidad de movilización de la gente, y este es su punto débil”, explicó el analista político Óscar René Vargas, en entrevista con el programa de televisión Esta Noche. Hoy todo puede pasar en Nicaragua.