CFK vs. la justicia: duelo de infarto para Argentina
Esta será la semana más frenética del año para los argentinos. Como antesala del partido de la albiceleste contra Países Bajos, en casa se disputará otro duelo que definirá el futuro de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Camilo Gómez Forero
Dos partidos paralizarán Argentina esta semana. Uno lo juega el seleccionado nacional de fútbol el viernes contra la poderosa Oranje de Países Bajos, por la fase de cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol en Catar; el otro es este martes en los tribunales de Comodoro Py en Buenos Aires, donde Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta del país, enfrenta a la justicia.
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Dos partidos paralizarán Argentina esta semana. Uno lo juega el seleccionado nacional de fútbol el viernes contra la poderosa Oranje de Países Bajos, por la fase de cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol en Catar; el otro es este martes en los tribunales de Comodoro Py en Buenos Aires, donde Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta del país, enfrenta a la justicia.
Hacia las 7:30 de la mañana (hora de Colombia), el Tribunal Oral Federal 2 escuchará las últimas palabras en la causa Vialidad, una investigación por la que la Fiscalía acusa a la vicepresidenta y a otras 12 personas de participar en un presunto entramado de corrupción por la distribución indebida de contratos de obras viales en la provincia de Santa Cruz. Esto habría ocurrido en el tiempo en el que Kirchner y su esposo, el difunto Néstor Kirchner, fueron presidentes de la nación (2003 a 2015). En la noche del mismo día se espera el veredicto.
Resulta ahora bastante cómodo e ilustrativo que veamos la causa Vialidad como un partido de fútbol, pues aprovechando la fiebre mundialista la “hinchada” de Cristina se refiere a este juicio como tal y ha puesto sus ejemplos en la cancha. Y es que el lunes, en la previa del encuentro en los juzgados, el escritor kirchnerista Juan Gabois condujo una “parodia futbolística” frente a los tribunales, en la que dos equipos se enfrentaban por la verdad y la justicia, en un performance artístico relacionado con el caso.
De un lado en este “partido parodia” aparecieron Los Mufas, un equipo formado por el ministro de Justicia y Seguridad de la ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro; los jueces Leopoldo Bruglia, Rodrigo Gimenez Uriburu y Julián Ecolini, además del presidente del Grupo Clarín, Jorge Rendo, y el fiscal que dirige la causa contra Cristina, Diego Luciani, jugando en punta. La escuadra era capitaneada por el expresidente de derecha Mauricio Macri.
Del otro lado estaba el “seleccionado argentino”, equipo del que Cristina era la capitana. Acá no había figuras como en el otro: estaban puros colectivos. En el arco, los campesinos; en la defensa, los informales, y arriba, los gremios. Todos juntos enfrentando a Los Mufas que, además, tenían al árbitro comprado en la escena que pintó Gabois.
“Cuando el árbitro está comprado, el resultado es medio obvio”, dice Gabois.
Ver el juicio así, como el partido que se inventó Gabois, ayuda a entender cómo interpreta el kirchnerismo toda la investigación contra Cristina: como una trama en la que participaron medios, el poder judicial -que aseguran que está comprado- y la oposición, para tratar de ensuciar a la expresidenta, quien está respaldada por todo el pueblo. Pero también sirve para medir cómo están los ánimos: la previa está muy caliente. En el partido parodia de Gabois el pueblo se metió a la cancha cuando la justicia estaba a punto de ser “robada”.
En las calles el kirchnerismo ha convocado a movilizaciones masivas en caso de que Cristina sea condenada, por lo que se teme que un veredicto negativo para la vicepresidenta conduzca a enérgicas protestas del Frente de Todos. ¿Se meterán a la cancha? La tensión está en su máximo nivel. Las organizaciones sindicales y gremiales, como la de La Cámpora, también esperan que Kirchner dé una señal para llenar las vías. ¿Cómo llegamos a esto? Luego de entender cómo ve el kirchnerismo este juicio –como una causa inventada–, ¿qué se dice del otro lado?
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La causa Vialidad explicada
En el centro de la polémica está la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia, a la que Cristina Fernández representó como diputada y senadora nacional. Esta es considerada la cuna del kirchnerismo. En 2019, los fiscales Diego Luciani y Segio Mola señalaron que durante los gobiernos de los Kirchner hubo un direccionamiento de los contratos de obras públicas en esta provincia para favorecer al empresario Lázaro Báez, amigo íntimo de Néstor Kirchner, quien llegó a obtener 51 de las 81 licitaciones para obras de rutas. Es decir, un 78,4 % de las contrataciones viales en Santa Cruz.
En 50 de las 51 licitaciones hubo que hacer una redeterminación de precios, dijo el fiscal Báez, pero lo que encuentra más inexplicable es que 24 de las obras en la lista fueron abandonadas o quedaron inconclusas, solo dos fueron entregadas en el plazo previsto y solo una ejecutada con el monto pactado; en 39 casos, Báez logró 700 meses de prórrogas y consiguió más de 1.500 millones de pesos argentinos en concepto de incrementos presupuestarios. Al final, los fiscales fijaron el fraude al Estado en unos 5.321 millones de pesos argentinos, equivalente a unos US$1.000 millones.
Una de estas obras fue la pavimentación de 28 kilómetros de la ruta Comodoro-Caleta. En 10 años solo se alcanzó el 24 % de la obra, pero no hubo multas. Para 2015, Báez la abandonó. En dicha licitación participaron Austral, Kank, Costilla y Gotti, todas empresas del amigo de Néstor Kirchner, contra otras dos, Equimac y Petersen. Las empresas de Báez no fueron descalificadas, aunque eran parte del mismo grupo.
Además, el periodista José Crettaz, que hizo seguimiento a las obras de Báez, apunta a que era una obra innecesaria. Este es solo uno de 51 ejemplos con irregularidades que investigó la Fiscalía a lo largo de tres años. Luciani y Mola también acusaron a Cristina de querer cubrirlo todo antes de dejar el poder, en 2015.
La defensa de la vicepresidenta sostiene, en primer lugar, que ninguna de las obras fue injustificada, ya que el déficit de la red vial de Santa Cruz las demandaba. También aseguran que nunca se presionó a legisladores para votar a favor del presupuesto para esta provincia, que las obras que presentaron demoras tenían una justificación y que la supuesta “operación limpiar todo” para ocultarlo no tuvo lugar. Cristina Fernández defiende su inocencia.
Los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Andrés Basso darán a conocer su veredicto. La Fiscalía pide 12 años de prisión para Kirchner por administración fraudulenta agravada, por su condición de presidenta de la nación, y por dirigir una asociación ilícita. Esta sería la primera vez que una vicepresidenta en ejercicio sería condenada por corrupción, aunque cabe destacar que no iría presa, pues el Código Procesal Penal Federal indica que esta sentencia tendrá aplicación solo cuando se agoten todas las instancias judiciales de revisión. Es decir, cuanto la Corte Suprema dicte su veredicto. Así, Cristina Fernández incluso podría presentarse como candidata a la Presidencia.
Para la periodista Patricia Blanco, el veredicto acá ya no importa. La política, dice, se adelantó a la justicia. “La lógica indica que, si CFK fuera condenada, ella misma podrá decir que ya lo sabía, que lo vaticinó. Y si quedara absuelta, asegurará que los magistrados de ‘Comodoro Pro’ (PRO es la sigla del partido opositor Propuesta Republicana) no se atrevieron a firmar una condena ante la carencia absoluta de pruebas. Por más documentos que puedan evaluar los jueces, la política ya decidió: para un lado de la grieta, la vicepresidenta es una ‘chorra’ (ladrona). Para el otro lado, es víctima del lawfare. Habrá que preguntarse cuántos elegirán conocer las razones de la sentencia”, explica.
Sea cual sea la decisión del martes, podrá sentirse un terremoto político en Argentina. Y es que no solo se espera la reacción del kirchnerismo al veredicto, sino lo que pueda hacer la misma Cristina si resulta absuelta. “Pueden pasar en principio dos cosas: que se acelere, tome impulso y vaya hacia una candidatura presidencial o que se repliegue y pase a ocupar un lugar más retrasado”, le dijo una fuente de la Casa Rosada al medio BigBangNews.
Al presidente, Alberto Fernández, lo mejor que puede pasarle es que ruede la pelota en Catar y que la Albiceleste distraiga al país unos días para que las múltiples crisis que enfrenta no sean tan notorias. “Lo que debemos ver es cómo ganamos el mundial”, repite el presidente Fernández.
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