Cuando reina el caos: Kevin McCarthy, el hombre que inspiró a Frank Underwood
El republicano ha fallado en su intento por conseguir la presidencia de la Cámara de Representantes, pese a que era considerado como el mejor conocedor del juego político y sirvió para enriquecer el papel del maquiavélico y manipulador Frank Underwood.
Desde una mirada externa, nadie parecía conocer mejor el juego interno de la Cámara de Representantes que el congresista Kevin McCarthy. Este republicano, que vendió sándwiches y autos para costearse la universidad, tuvo un ascenso improbable hacia la cima del Partido Republicano gracias a su simpatía, sus habilidades sociales y por sobre todo al poder que tiene para que se abran las chequeras.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Desde una mirada externa, nadie parecía conocer mejor el juego interno de la Cámara de Representantes que el congresista Kevin McCarthy. Este republicano, que vendió sándwiches y autos para costearse la universidad, tuvo un ascenso improbable hacia la cima del Partido Republicano gracias a su simpatía, sus habilidades sociales y por sobre todo al poder que tiene para que se abran las chequeras.
Según la organización independiente Open Secrets, él recaudó unos US$118 millones desde 2016 para un centenar de candidatos republicanos. Eso es mucho más que lo que recolectó Donald Trump. Por eso, en palabras del expresidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, no existe nadie más idóneo que él para convertirse en el nuevo orador de la Cámara y dirigir la nueva mayoría republicana.
“Nadie ha trabajado más fuerte por esta mayoría que Kevin McCarthy”, aseguró por su lado la representante Elise Stefanik (republicana - Nueva York).
Por eso, McCarthy entró el martes al Capitolio confiando en que la jornada sería memorable para él y que sería votado como el nuevo presidente de la Cámara. Ya había prometido que leería en voz alta cada palabra de la Constitución para recuperar el patriotismo y le dijo a su madre, Roberta, que desde el 3 de enero empezaría el cambio con el que solucionaría sus problemas, como el alto precio de la gasolina. Sin embargo, la gloria se convirtió pronto en pesadilla, y la jornada se hizo histórica por razones que McCarthy nunca imaginó.
McCarthy no logró hacerse con los votos necesarios para convertirse en el presidente de la Cámara, algo que no ocurría hace un siglo. El republicano fracasó en tres votaciones seguidas. Se estima que se voten al menos otras seis veces más antes de que alguien pueda conseguir los apoyos necesarios para convertirse en orador. La situación refleja la gran división que hay en el Congreso, donde una frágil mayoría separa a los republicanos de los demócratas, pero también expone públicamente la enorme grieta que hay en el Partido Republicano y la incapacidad de McCarthy para unificar a su bancada.
El congresista californiano, que representa desde 2002 a Bakersfield, un bastión republicano de 400.000 habitantes a menos de 200 kilómetros de Los Ángeles, contaba con que solo cinco congresistas republicanos no lo apoyarían en su intento por alcanzar la presidencia. Al final fueron casi 20. Sorprendido por los resultados, se le vio nervioso con una lista de los nombres de los rebeldes, haciendo cuentas mientras avanzaba la lectura de los votos y prometiendo entre bastidores todo lo que estaba a su alcance para que votaran por él.
Para conseguir los votos, McCarthy prometió que la Cámara investigará los negocios de Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, y los tratos con los detenidos e investigados por el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. También considera acusar al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, por la crisis en la frontera con México y abrió la puerta a más investigaciones contra el presidente Biden.
“Ofreció un Comité de Censores y Fisgones”, dijo Kimberley A. Strassel, columnista de The Wall Street Journal.
Le puede interesar: ¿Quién es Jean Elizabeth Manes, nominada por Biden como embajadora en Colombia?
Pero nada de esto ha sido suficiente. Nada. Ni siquiera el apoyo del expresidente Donald Trump, quien salió a pedirles a los republicanos que apoyaran a McCarthy en su intento por presidir la Cámara. ¿Qué pasó con el hombre que inspiró a Frank Underwood? ¿A qué se debe su fracaso tan estrepitoso? ¿Fueron sus habilidades sobrevaloradas?
El actor Kevin Spacey, que encarnó al maquiavélico Frank Underwood en la serie política House Of Cards, dijo que seguir a McCarthy le permitió enriquecer a su personaje. Spacey siguió a McCarthy durante un tiempo como su sombra y aprendió de su balance entre hombre de mano dura y persona afable con el público a manejar a las personas para su papel. Sin embargo, McCarthy no ha sido nada parecido a Underwood. ¿Por qué?
Hay dos razones que ayudan a entender sus derrotas. La primera es que es un hombre querido dentro del partido, pero eso no lo hace amado, y sus enemigos están dispuestos a acabar con sus sueños de liderazgo. Su índice de favorabilidad, según encuestas, es de más de 30 puntos, lo cual no es mala entre los republicanos, pero tampoco es buena para alguien que aspira a liderar al partido. En comparación, la expresidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, tenía una popularidad de más de 50 puntos.
Esto se debe a que los republicanos lo consideran “poco conservador” por no aceptar el uso de los cierres de gobierno para negociar con la Casa Blanca y los demócratas las políticas sociales más controvertidas. También le achacan ser “demasiado débil” a la hora de defender la campaña de la “Gran Mentira” de Trump, quien continúa insistiendo en la idea de un supuesto fraude electoral en las elecciones de 2020. Eso lleva a la segunda razón: la falta de identidad de McCarthy.
“No hay nada de sustancia en él”, dijo Nancy Pelosi.
“Es un político con deficiencias retóricas y sin una gran visión para una nación en problemas. A pesar de sus 1,6 millones de seguidores en Twitter, McCarthy es analógico en la era digital. Es afable, aunque a veces autocrítico y contradictorio. Se siente intimidado por los radicales de extrema derecha y no ha aprobado ninguna legislación histórica”, señalaron Jeffrey Fleishman y Nolan McCaskill de Los Ángeles Times.
Aunque McCarthy ha demostrado ser útil para el partido en ciertas áreas, como la recolección de fondos, para el estratega republicano Rob Stutzman no tiene la actitud implacable de enfrentar la rebeldía de una facción de su partido. Su historia familiar, el hecho de que su padre haya sido bombero y su abuelo granjero, puede servir para acercarlo al público, pero en Washington se necesita una fortaleza que, hasta ahora, no ha demostrado.
“Es un buen tipo atrapado en un mundo cruel”, dijo Stutzman.
Por ahora, McCarthy permanece rehén de Trump, ya que necesita su apoyo para ganar. Esto hace que se vea obligado a maniobrar entre los deseos del Caucus de la Libertad, el bloque de extrema derecha, y el resto de la bancada, y él no ha sido precisamente reconocido por ser un buen malabarista.
Si McCarthy llega a superar esta prueba y se convierte en presidente de la Cámara, lo visto en la jornada del martes es un golpe enorme para la imagen del Partido Republicano, ya que demuestra su incapacidad para unificar a su propia bancada. Pero mantener a los suyos unificados es solo una parte del trabajo: tiene que llegar a acuerdos también con los demócratas para, por ejemplo, aprobar el financiamiento del gobierno federal y evitar un incumplimiento potencialmente catastrófico de la deuda nacional.
Al próximo presidente de la Cámara le será muy difícil dirigir la legislatura con una mayoría tan pequeña. El próximo orador sería el presidente de la Cámara con la mayoría más pequeña desde 1931. En los últimos 90 años, todos los presidentes primerizos de la Cámara han tenido al menos una mayoría de 230 escaños. En este momento, y sin una figura implacable que logre manejar a los grupos rebeldes de lado y lado, el caos es el único que gobierna.
Le recomendamos: Biden avanza en el deshielo de EE. UU. con Cuba
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.