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Las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio se han convertido en una carrera contra el tiempo y de múltiples obstáculos para la oposición venezolana.
Una oposición visiblemente fracturada que, tras las primarias del pasado 22 de octubre, logró cerrar filas en torno a María Corina Machado luego de su incuestionable triunfo. Pero el idilio duró poco. Un cronograma electoral hecho a la medida del Gobierno puso a correr a la oposición para intentar inscribir, en tiempo récord, a un candidato que contase con la anuencia de Machado y de los partidos de la denominada Plataforma Unitaria, ante la imposibilidad de inscribir su candidatura por causa de una inhabilitación que califica de “írrita” e “inconstitucional”.
La noche del 25 de marzo, a pocas horas del cierre del período de postulaciones de candidatos, el tablero nuevamente se movió. De manera expedita, el CNE habilitó las tarjetas de otros dos partidos políticos para permitirles postular candidaturas. Pasadas las nueve de la noche, Enrique Márquez, un exdirigente del partido UNT sorprendió al inscribir su nombre de manera independiente alegando que “solo la abstención salvaría a Maduro de perder el poder”.
Hasta casi la medianoche del 25 de marzo, la coalición opositora denunciaba que ni la tarjeta del partido Un Nuevo Tiempo, ni la de la Mesa de la Unidad Democrática tenían acceso al sistema para poder inscribir a su candidata. Minutos antes de finalizar el plazo, UNT, el partido del gobernador zuliano Manuel Rosales, postuló su nombre ante el Poder Electoral, lo que fue percibido como una traición por una parte de la oposición.
“Lo que advertimos durante muchos meses terminó ocurriendo; el régimen escogió a sus candidatos” sentenció María Corina Machado tras conocer la postulación.
En horas de la madrugada del 26 de marzo, el CNE confirmó la inscripción de 13 candidatos, pero no fue hasta el día siguiente, y tras el anuncio de una prórroga de 12 horas del poder Electoral a la MUD, que se conoció una nueva postulación por parte de la oposición: Edmundo González Urrutia, un exembajador de Venezuela en Argentina y Argelia, que puso su nombre a la orden para conservar el puesto en el tarjetón electoral.
¿Cómo queda la oposición venezolana?
El director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, considera que por el momento la oposición está más dividida por la forma en que se manejó la inscripción de los candidatos, especialmente la de Manuel Rosales.
“Todos habrían podido entender la estrategia de salvaguardar la tarjeta tanto de la MUD como la de UNT, pero la manera en que se manejó, con poca transparencia y de forma muy opaca, dejó muchas dudas en el ambiente tanto en los partidos políticos como en la población general”. Aun así, considera que se puede enmendar.
Para el analista político y presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, es claro que el Gobierno logró su estrategia de impedir la participación de la candidata electa por la oposición y la dispersión del voto.
Considera que el Gobierno permitió un candidato “tapa” en la tarjeta de la MUD para continuar los procesos de negociación, pero no para permitir un sustituto que le dé a María Corina Machado la posibilidad de correr por ella. “Es quizás una forma de minimizar el impacto negativo que sí tiene en términos de imagen el hecho de que no se haya permitido la inscripción de Corina Yoris”, dijo a France 24.
Posibles escenarios de cara al 28 de julio
El profesor universitario Benigno Alarcón dice visualizar tres escenarios básicos:
El primero, al que, a su juicio, apuesta el Gobierno, busca que una parte importante de electores de la oposición se abstenga y que aquellos que se mantengan decididos a votar lo hagan por diferentes candidaturas, bajo la estrategia “divide y vencerás” y que a su parecer “es la única forma en la que el Gobierno pueda ganar la elección”.
El segundo, es que, pese a todos los obstáculos, la oposición logre cohesionarse alrededor de un liderazgo unitario. “Hoy en día, ese liderazgo lo tiene Machado por haber ganado las primarias y se ha visto fortalecido por la forma en que ha enfrentado los obstáculos que le ha impuesto el Gobierno. (…)
“Evidentemente, la gente quiere saber por cuál candidato votar y todo pareciera indicar que la gente va a votar por el candidato que María Corina Machado señale. Si se logra que la elección vote unida en torno a una candidatura, la realidad es que las oportunidades de la oposición crecen exponencialmente y el gobierno pudiera encontrarse ante un escenario que no puede manejar.”
El tercer escenario posible, pero que a su juicio es el menos probable, es que el Gobierno decida negociar e ir a una transición negociada. “El Gobierno, entendiendo que no tiene probabilidades de ganar la elección, que cualquier elección que gane bajo estas condiciones va a ser cuestionada, que la única forma de ganarla es mediante una dinámica de bloquear candidatos, que su objetivo de legitimarse no se va a cumplir y que las presiones, antes, durante y después de la elección, pueden ser enormes, decide negociar e ir a una transición negociada”.
“Yo no veo al gobierno con intención de negociar absolutamente nada, con lo cual yo a ese escenario es al que le doy menos posibilidades”, consideró Alarcón.
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