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Desde 2016, cuando Donald Trump se postuló para la presidencia de Estados Unidos, la deportación masiva de migrantes irregulares fue la solución que propuso el republicano para enfrentar el éxodo de personas que llegaban al país en busca del sueño americano.
En la primera campaña y durante su presidencia, prometió que hasta tres millones de personas serían deportadas, aunque al final expulsó a muchas menos de las que había dicho.
Esta vez, si es reelegido, según Stephen Miller, uno de sus asesores, “la operación de deportación doméstica será la más grande en la historia de EE. UU.”, incluso el ejército estaría involucrado.
¿Cuánto costarían las deportaciones?
En 2015, un análisis conservador del American Action Forum estimó que arrestar y remover a todos los inmigrantes indocumentados de Estados Unidos costaría al menos US$100 mil millones y tomaría 20 años, según resumió la cadena de televisión CNN.
Se contaba con que serían alrededor de 11 millones de personas y cerca del 20 % de la población podría optar por salir del país voluntariamente.
Otro informe del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) reveló que el costo promedio de detener, procesar y deportar a un inmigrante indocumentado en Estados Unidos en 2016 era de US$1.978.
Pero un reporte del Pew Research Center en julio señaló que la población indocumentada probablemente ha crecido en los últimos dos años. Además, ahora los vuelos son más caros y la logística en torno a ellos es más complicada.
Así, si se deportarán un millón de inmigrantes indocumentados por año, el proceso podría costar más de US$ 960 mil millones durante más de una década, según el American Immigration Council.
Así sería el proceso de deportación masiva que planea Trump
Miller ha dicho que una operación de deportación masiva requeriría que los funcionarios construyan múltiples instalaciones para detenciones de inmigrantes que podrían albergar a unas 70.000 personas, más de 10 veces la capacidad de las siete instalaciones de lados blandos en el presupuesto de 2023.
Sería el “mayor que cualquier proyecto de infraestructura nacional que hayamos hecho hasta la fecha”, aseguró el asesor del candidato.
Operar un refugio de lados blandos puede costar hasta US$ 40 millones al mes, según detalló Jason Houser, exjefe de personal de ICE, a CNN.
“No se trata solo de levantar una carpa”, dijo. “Tengo que dotarla de personal, tengo que poner seguridad allí, tengo que poner médicos allí, tengo que tener algo de saneamiento allí, tengo que poner médicos allí, tengo que poner cuidado infantil allí”, agregó.
Usar más espacio en instalaciones carcelarias estatales y locales en lugar de construir nuevas instalaciones también tendría un alto costo, mencionó Houser. Constaría entre US$300 a US$350 por noche.
Y si las deportaciones se incrementaran al nivel que Trump ha propuesto, el espacio de detención no es lo único que necesitaría crecer. La fuerza laboral de ICE necesitaría aumentar dramáticamente en tamaño.
“Estás hablando de un aumento de cinco o seis veces en el tamaño de las operaciones de ICE… contratando a miles de nuevos oficiales, construyendo decenas de miles de nuevas camas de detención”, aseguró John Sandweg, director interino de la agencia durante la administración Obama, para el medio estadounidense.
Eso requeriría que el Congreso autorice miles de millones de dólares en gastos adicionales, algo que Sandweg describe como “increíblemente difícil”.
“Que no manden asesinos ni locos”
Durante un foro con votantes latinos hace unos días, Trump aseguró que apoya la inmigración legal y fronteras fuertes, pero reiteró que hay países que mandan a sus presos y vacían los manicomios para mandarlos a Estados Unidos.
En la reunión organizada por Univisión, Trump aseguró que su política migratoria fue “un éxito sin precedentes” y que Biden debería haber mantenido su estrategia en la frontera sur como la política de “Quédate en México”, que devuelve a México a solicitantes de asilo mientras se resuelven sus solicitudes.
En opinión del candidato republicano países como Venezuela “abren las prisiones y los manicomios” para mandar a delincuentes y locos a Estados Unidos, una generalización que estigmatiza a los inmigrantes indocumentados y que no está apoyada en datos.
“Conmigo (los inmigrantes) venía de manera legal y el sistema funcionaba bien (...) Que vengan de manera legal y que no liberen asesinos, narcotraficantes y terroristas”, aseguró el candidato republicano.
El expresidente reiteró bulos o imprecisiones como que “la población carcelaria en el mundo está bajando porque los mandan a EE.UU.” o que “vacían las cárceles de Venezuela para que vengan aquí”. “Queremos que llegue gente, pero no asesinos”, reiteró.
Pero sabiendo la importancia del voto latino, Trump intentó ganárselos con la promesa de apoyar a las pequeñas empresas, atraer inversión y nuevos trabajos y reducir la inflación con precios de energía más bajos y mayor explotación de hidrocarburos.
“(Los hispanos) somos 65 millones de estadounidenses. Representamos el 20 % de la población del país. Siempre recordaremos lo que se ha dicho y hecho. Nuestra comunidad no va a permitir que Trump nos convierta en extranjeros en nuestra propia tierra”, aseguró Janet Murguía, presidente de UnidosUS Action Fund, una organización no partidista que actúa como la mayor organización nacional de defensa de los derechos civiles de los hispanos.
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