Cumbre en Brasil: ¿se cumple el sueño de la integración latinoamericana?
Si bien existen mecanismos de cooperación regional, como la Unasur, varios de sus integrantes la han considerado como “obsoleta”. La idea de Luiz Inácio Lula da Silva de convocar a los mandatarios del continente es una oportunidad de alinear a todos los países suramericanos con un objetivo común, algo que desde hace décadas es un pendiente en la agenda regional.
Latinoamérica intentará una vez más alcanzar la tarea que desde hace décadas está pendiente en la agenda política del continente: la integración regional. Este martes, los líderes de todos los países, a excepción de Dina Boluarte, presidenta de Perú, se reunirán en Brasilia con el fin de encontrar “una visión común” para todas las naciones.
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Latinoamérica intentará una vez más alcanzar la tarea que desde hace décadas está pendiente en la agenda política del continente: la integración regional. Este martes, los líderes de todos los países, a excepción de Dina Boluarte, presidenta de Perú, se reunirán en Brasilia con el fin de encontrar “una visión común” para todas las naciones.
Hace años se habla sobre la necesidad de que Latinoamérica se una y trabaje mano a mano para lograr objetivos compartidos, como por ejemplo tratar temas de migración, economía o narcotráfico. Pero las diferencias ideológicas, la falta de consenso y los giros ideológicos han impedido este sueño que según sus líderes, no se ha logrado alcanzar.
La llegada de Gustavo Petro, Nicolás Maduro, Alberto Fernández y demás jefes de Estado a Brasilia se convierte en una cumbre que no se realizaba desde 2014, última vez en que todos los presidentes latinoamericanos se reunieron en la Unasur, el bloque continental fundado por Lula y Hugo Chávez que a medida que pasaron los años quedó “obsoleto” y desintegrado, pues varios de sus miembros optaron por retirarse.
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Según Gisela Maria Figuereido, secretaria brasileña para América Latina y Caribe, el encuentro tendrá tres objetivos.
Los dos primeros son “retomar el diálogo” para buscar una “visión común” y acordar una agenda de cooperación en temas como salud, infraestructura, energía, medioambiente y combate del crimen organizado.
Por ejemplo, el canciller brasileño Mauro Vieira dio impulso la semana pasada al llamado “corredor bioceánico”, una iniciativa para mover carga entre los océanos Atlántico y Pacífico, y que discuten desde hace años Perú, Chile, Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia.
La tercera meta luce más complicada: encontrar un camino para un nuevo mecanismo de integración suramericana. Así pues, Lula ha invitado a esta cumbre que se celebrará los presidentes de 11 países suramericanos: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aterrizó la noche de este domingo en Brasil, según un video transmitido en la televisión estatal venezolana, después de haber sido desconocido por el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
“Agradezco la cálida bienvenida con la que nos recibieron en Brasilia”, publicó en Twitter Maduro. “Estaremos desarrollando en las próximas horas una agenda diplomática” para “reforzar la unión”, agregó.
Sin embargo, el gobierno brasileño aún no anunció si Lula mantendrá una reunión bilateral con Maduro o con alguno de los demás líderes invitados.
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El evento tendrá lugar principalmente en el Palacio de Itamaraty, joya arquitectónica rodeada de agua diseñada por Oscar Niemeyer y sede de la cancillería.
Luego de ser recibidos uno a uno por Lula, los presidentes se reunirán en dos sesiones (primero con pronunciamientos individuales y luego para un debate informal), seguidas de una cena en la Alvorada, residencia oficial del mandatario brasileño.
Todas las discusiones serán a puerta cerrada y aún no está garantizada una declaración final con una posición común.
Sin una agenda preestablecida y con un formato, la idea de la reunión propuesta por Lula es que los países puedan discutir con franqueza los problemas comunes.
Le dará a la cita un aire “desacartonado”, “con el máximo de conversación posible”, dijo una fuente de cancillería.
Más allá de Unasur
La búsqueda de la integración suramericana comenzó a tomar forma en 1969, cuando Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú crearon el Pacto Andino (luego Comunidad Andina). Venezuela ingresó después, aunque hoy está al margen, y Chile lo abandonó en 1976.
En 1991 surgió el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y en el 2000 fue convocada la primera cumbre suramericana, que reunió también en Brasilia a los presidentes de los doce países, convocados por el entonces mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso.
De esa primera cumbre nació la ambiciosa Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), que incluye planes para cientos de obras de interconexión física que, en su gran mayoría, 23 años después siguen inconclusas o ni siquiera empezaron.
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La IIRSA fue heredada por la Unasur en 2008 y casi dejada de lado a partir de 2019, cuando la mayoría de la región se alejó de ese mecanismo y se integró a Prosur, un foro impulsado por Gobiernos conservadores y hoy también virtualmente desaparecido.
Pero luego de un giro conservador en las urnas, un Brasil bajo inestabilidad política tras el “impeachment” de Dilma Rousseff en 2016 y las desavenencias entre países por la crisis venezolana, el bloque regional quedó prácticamente paralizado, sin presupuesto y sin sede.
Actualmente solo siete de los doce miembros de Unasur siguen en el organismo (Bolivia, Guyana, Surinam, Venezuela y Perú -que nunca lo abandonaron-, además de Brasil y Argentina, que regresaron este año).
El gobierno brasileño no descarta, sin embargo, que el nuevo ente se construya desde cero.
“Esperamos dar inicio a un diálogo entre todos para volver a contar con un mecanismo de concertación inclusivo, eficaz y permanente que pueda estar por encima de las orientaciones de los gobiernos de turno”, dijo esta semana Vieira.
Para Jason Marczak, del Atlantic Council en Washington, la cita “es potencialmente un primer intento de Lula para ver qué se puede lograr” en integración suramericana.
“Lula está buscando cómo hacer” que su tercera presidencia sirva para “insertar aún más a Brasil como un líder y avanzar una gran variedad de temas globales”, afirmó a la AFP.
Pero sin discusiones técnicas previas entre los países, el encuentro será “meramente simbólico”, afirma Eduardo Mello, internacionalista de la Fundación Getulio Vargas.
“Hay problemas estructurales, la región pasa por crisis políticas y económicas desde hace más de una década, y los principales proyectos de desarrollo económico suramericanos fracasaron”, aseguró.
“Son factores estructurales que no se resuelven con voluntad, conversando”.
*Con información de EFE y AFP
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