Ortega ordenó regular los conciertos en Nicaragua; no quiere referencias políticas
Una disposición gubernamental establece que el Ministerio del Interior nicaragüense tiene las facultades para “implementar, mantener y ejecutar las medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana y humana, así como el orden interno en el territorio nacional”. Estas facultades, según el texto oficial, buscan evitar que tomen lugar “actividades que generen como resultado proselitismo político”.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, dispuso que el Ministerio del Interior tenga bajo su control la producción y organización de actividades y espectáculos artísticos y públicos. El acuerdo publicado esta semana en el diario oficial La Gaceta establece que la nueva directriz se aplicará a todas “las personas naturales y jurídicas, nacionales y de otras nacionalidades”, que se dediquen dentro del país “a la producción, promoción y organización” de shows artísticos públicos.
El acuerdo establece que la cartera tiene las facultades para “implementar, mantener y ejecutar las medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana y humana, así como el orden interno en el territorio nacional”. Dentro de las disposiciones está que el ministerio creará un “registro” de productores y promotores de estas actividades, que deben cumplir una serie de requisitos para adscribirse a la base de datos, entre ellos el récord policial.
Los productores, según lo aprobado por el régimen de Ortega y Rosario Murillo, esposa del mandatario y vicepresidenta nicaragüense, deben “abstenerse de intervenir, financiar o promover cuestiones, actividades o temas de política interna y externa, o actividades que generen como resultado proselitismo político”. El “incumplimiento de las disposiciones de la normativa” acarrearía una infracción y un castigo que, por ahora, no se conoce.
Desde la crisis sociopolítica de 2018, cuando las manifestaciones ciudadanas contra el Gobierno fueron reprimidas, ocasionando la muerte de cerca de 300 personas, los conciertos no han sido muy frecuentes en Nicaragua. Sin embargo, en marzo de 2023, el grupo mexicano Pandora se presentó en Managua. Aunque el evento fue apoyado por el oficialismo y su propaganda, las cantantes entonaron Nicaragua Nicaragüita, de Carlos Mejía Godoy, uno de los principales artistas que compuso la banda sonora de la revolución sandinista y de las protestas de hace seis años. Él está exiliado en Estados Unidos por sus críticas a la dupla Ortega-Murillo.
Al terminar la canción de dicho compositor, los asistentes gritaron “¡Viva Nicaragua libre!”, al tiempo que las integrantes del grupo alzaron en el escenario la también prohibida bandera azul y blanco del país. De hecho, ellas, a lo largo de su carrera, han interpretado canciones de Hernaldo Zúñiga, crítico del régimen sandinista. Tras el concierto, él escribió en X, antes Twitter: las Pandoras “dejaron huella dulce, limpia, de cortesía y civismo”.
Desde hace un par de años, los artistas han sido objeto de la persecución del régimen, pues músicos y productores han sido arrestados, desterrados y deportados, sobre todo tras las protestas de 2018, teniendo en cuenta que la música empezó a ser un medio de denuncia de la represión y las violaciones a los derechos humanos cometidas por policías y otras fuerzas relacionadas con el Estado. La mayoría de artistas nicaragüenses en el exilio están en Costa Rica y España.
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Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, dispuso que el Ministerio del Interior tenga bajo su control la producción y organización de actividades y espectáculos artísticos y públicos. El acuerdo publicado esta semana en el diario oficial La Gaceta establece que la nueva directriz se aplicará a todas “las personas naturales y jurídicas, nacionales y de otras nacionalidades”, que se dediquen dentro del país “a la producción, promoción y organización” de shows artísticos públicos.
El acuerdo establece que la cartera tiene las facultades para “implementar, mantener y ejecutar las medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana y humana, así como el orden interno en el territorio nacional”. Dentro de las disposiciones está que el ministerio creará un “registro” de productores y promotores de estas actividades, que deben cumplir una serie de requisitos para adscribirse a la base de datos, entre ellos el récord policial.
Los productores, según lo aprobado por el régimen de Ortega y Rosario Murillo, esposa del mandatario y vicepresidenta nicaragüense, deben “abstenerse de intervenir, financiar o promover cuestiones, actividades o temas de política interna y externa, o actividades que generen como resultado proselitismo político”. El “incumplimiento de las disposiciones de la normativa” acarrearía una infracción y un castigo que, por ahora, no se conoce.
Desde la crisis sociopolítica de 2018, cuando las manifestaciones ciudadanas contra el Gobierno fueron reprimidas, ocasionando la muerte de cerca de 300 personas, los conciertos no han sido muy frecuentes en Nicaragua. Sin embargo, en marzo de 2023, el grupo mexicano Pandora se presentó en Managua. Aunque el evento fue apoyado por el oficialismo y su propaganda, las cantantes entonaron Nicaragua Nicaragüita, de Carlos Mejía Godoy, uno de los principales artistas que compuso la banda sonora de la revolución sandinista y de las protestas de hace seis años. Él está exiliado en Estados Unidos por sus críticas a la dupla Ortega-Murillo.
Al terminar la canción de dicho compositor, los asistentes gritaron “¡Viva Nicaragua libre!”, al tiempo que las integrantes del grupo alzaron en el escenario la también prohibida bandera azul y blanco del país. De hecho, ellas, a lo largo de su carrera, han interpretado canciones de Hernaldo Zúñiga, crítico del régimen sandinista. Tras el concierto, él escribió en X, antes Twitter: las Pandoras “dejaron huella dulce, limpia, de cortesía y civismo”.
Desde hace un par de años, los artistas han sido objeto de la persecución del régimen, pues músicos y productores han sido arrestados, desterrados y deportados, sobre todo tras las protestas de 2018, teniendo en cuenta que la música empezó a ser un medio de denuncia de la represión y las violaciones a los derechos humanos cometidas por policías y otras fuerzas relacionadas con el Estado. La mayoría de artistas nicaragüenses en el exilio están en Costa Rica y España.
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