Más de 40 representantes de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes de Estados Unidos están presionando al presidente, Joe Biden, para que refuerce su apoyo a la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 y a los diálogos del gobierno colombiano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central (EMC).
“Específicamente, solicitamos que nombren a un enviado especial de EE. UU. para las conversaciones de paz y que reviertan la decisión de la Administración Trump de designar a Cuba como estado patrocinador del terrorismo (SSOT) para avanzar en los esfuerzos de paz”, señalan los demócratas en una carta enviada a la Casa Blanca.
Los firmantes destacan que en febrero de 2015, el expresidente Barack Obama nombró a Bernie Aronson como Enviado Especial de EE. UU. para el Proceso de Paz de Colombia, y dicho apoyo “fue fundamental para impulsar las negociaciones y facilitar la integración de prioridades clave de EE. UU. en el acuerdo final”.
Jugamos un papel importante en garantizar la integración de los derechos de los pueblos étnicos y los derechos de las víctimas en este acuerdo. Este respaldo ayudó a lograr un acuerdo de paz histórico con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo insurgente más grande del país, en noviembre de 2016.
En diálogo con El Espectador, el representante Greg Casar (demócrata por Texas), señaló que en Estados Unidos “tenemos otra oportunidad realmente importante en este momento para trabajar por la paz. Para la administración Biden, este es un momento realmente importante para que Estados Unidos haga justo lo que se hizo bajo la administración Obama para avanzar en las conversaciones de paz”.
El interés de los demócratas en poner el foco en Colombia parece tener una arista sobre los desafíos migratorios en el hemisferio. Según Casar, “en Estados Unidos con demasiada frecuencia hablamos de la inmigración como si comenzara en la frontera de Estados Unidos y México. Pero, de hecho, comienza en los países de origen de las personas y comienza donde hay violencia o donde hay desesperación. Y debemos hacer todo lo posible para apoyar a las personas tanto por razones humanitarias como porque es lo mejor para, para los Estados Unidos, también”. Así, entre más estable se encuentre Colombia en términos de paz, más controles se podrían hacer frente al flujo migratorio, y podría esperarse un alivio en dicho flujo.
Esto también se destaca en la carta, donde se explica que “Colombia alberga a casi 3 millones de refugiados y migrantes venezolanos y es el país de tránsito para otros que buscan seguridad. Lograr una Colombia más segura donde más grupos armados ilegales se desmovilicen hace del país un hogar más sostenible para los venezolanos. Paralelamente, si el esfuerzo de “Paz Total” fracasara, la violencia y el desplazamiento interno harían más difíciles de lograr los intereses de EE. UU. en el país”.
La carta también destaca que “el éxito del proceso de paz también depende de otros países dispuestos a servir como garantes de las conversaciones de paz”. Es por eso que los representantes firmantes del documento piden que Cuba, que destacan como un actor importante para los diálogos colombianos, deje de ser considerado como un estado patrocinador del terrorismo. Si esta designación continúa, el rol de Cuba como mediador seguiría viéndose torpedeado, de acuerdo con los demócratas.
“La decisión de Donald Trump (de designar a Cuba como patrocinador del terrorismo) fue influenciada, según se informa, por la negativa de Cuba a extraditar a 10 miembros del ELN que habían estado involucrados en negociaciones de paz con el gobierno colombiano. Como garante de las conversaciones, Cuba estaba cumpliendo con sus compromisos bajo los protocolos internacionales, una postura totalmente apoyada por otro país garante, Noruega. El gobierno colombiano ha retirado desde entonces la solicitud de extradición y ha pedido repetidamente la eliminación de Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, reconociendo el papel esencial de Cuba como anfitrión y garante de las conversaciones de paz”, señala la carta.
La carta está firmada por 46 representantes, entre los que destacan, además de Casar, la representante Alexandria Ocasio-Cortez, Barbara Lee, Pramila Jaypal, Ilhan Omar, Jamaal Bowman, Steve Cohen, Cori Bush y Rashida Tlaib, todas figuras del ala más progresista del Partido Demócrata. Hay que destacar que esta comunicación fue exclusiva de la Cámara y que no se contactaron senadores demócratas para sumarse a la misiva. Y aunque se han invitado a los republicanos a participar de la presión a Biden para ayudar al proceso de paz en Colombia, estos no respondieron a la propuesta.
Cuando se le preguntó al representante Casar si esta presión a Biden para apoyar el proceso de paz incluye una defensa de los recursos destinados por Washington a Colombia y evitar más recortes, el congresista contestó que ese es el interés de muchos congresistas de su bancada. Sin embargo, también destacó que “la extrema derecha del país se quiere deshacer de los recursos que mandan los Estados Unidos a Colombia”, por lo que debe atenderse este apoyo como una prioridad para el país.
“Siempre podemos mejorar como apoyamos un país al otro. Para mí, yo creo que debemos enfocarnos en apoyar la autonomía de la gente en Colombia, no invertir tanto en armas y más en paz. Pero muchos de la extrema derecha en los Estados Unidos quieren deshacerse del apoyo a Colombia”, recalcó.
La carta es, sin embargo, una mera comunicación para el presidente sobre los intereses de su bancada y no un proyecto de ley, por lo que habrá que esperar la reacción de la Casa Blanca frente a esta presión.
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