Dolarización y violencia en Ecuador, una relación espuria
Hace apenas seis años, el país tenía una tasa de homicidios de 5,3 sobre 100.000 habitantes. Hoy es de 46. En medio de la violencia que vive Ecuador se habla de la conexión que la dolarización podría tener con ella. Un asunto que, sin embargo, no parece ser tan claro.
María José Noriega Ramírez
Hace algunos días, en AM750, una emisora argentina, la expresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, habló sobre la violencia que atraviesa a su país, en gran medida vinculada al narcotráfico. Alertó, entre otras cosas, sobre la escalada del crimen organizado en Latinoamérica y sobre la ausencia del Estado, que se puede rastrear, al menos, desde los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
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Hace algunos días, en AM750, una emisora argentina, la expresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, habló sobre la violencia que atraviesa a su país, en gran medida vinculada al narcotráfico. Alertó, entre otras cosas, sobre la escalada del crimen organizado en Latinoamérica y sobre la ausencia del Estado, que se puede rastrear, al menos, desde los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
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En ese vacío, mencionó, se extendieron los tentáculos del cartel de Sinaloa, junto a otros grupos ecuatorianos, y se gestó un ambiente en el que la última tasa de muertes violentas fue de 46 por cada 100.000 habitantes, es decir, casi 8.000 asesinatos. Solo en estas primeras semanas del año, se sumó el homicidio del fiscal César Suárez, que investigaba varios casos relacionados con el crimen organizado, así como el asalto y toma de rehenes en un canal de televisión de Guayaquil, ocurrido el pasado 9 de enero.
“El crimen organizado no se establece en un solo territorio, es un anclaje de una red internacional que vive de la red de la droga, pero que también tiene sus tentáculos en la política, en la Policía, en las Fuerzas Armadas, y también se alimenta de la trata de personas y del tráfico ilegal de migrantes”, afirmó Rivadeneira, quien agregó: “Todo esto en una economía dolarizada permite que el sistema financiero internacional tenga mayor fluctuación del tráfico que vive Ecuador”.
Algo de eso también mencionó en la misma emisora Cecilia Diwan, periodista especializada en política internacional, en agosto del año pasado, en plena campaña presidencial de Ecuador: “En los últimos tres o cuatro años, en los que el Estado se empezó a correr cada vez más, la dolarización empezó a favorecer a los narcos porque ayuda al lavado de dinero; la droga se vende en dólares en Estados Unidos y Europa, y Ecuador pasó de ser un país pacífico a ser uno de los más violentos del continente, por encima de México”.
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El politólogo alemán Wolf Grabendorff, quien vivió cerca de una década en Ecuador tras trabajar como profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar y por ser miembro de la Friedrich-Ebert-Stiftung, se atreve a decir que antes el país era un “paraíso”, o al menos en comparación con Colombia y Perú. “El crimen organizado se movió a Ecuador también porque está completamente dolarizado, que lo facilita”. Eso, según él, más el desarrollo de infraestructura y un Estado débil, neoliberal, “que no quiso invertir mucho en los gastos para manejar la situación”, allanó el camino para ese movimiento. De hecho, entre enero y agosto de 2023, se conoció que el gobierno de Lasso destinó US$2.140,7 millones en seguridad, lo que incluyó el pago de salarios de policías, militares y equipamiento, como armas, fusiles o chalecos. Sin embargo, Andrés Albuja, profesor de economía de la Universidad SEK, le dijo al medio Primicias que ese monto era insuficiente frente al escenario de violencia y que la velocidad con la que el exmandatario usó el presupuesto fue lenta e insuficiente.
Ecuador inauguró el siglo XXI con la dolarización. El 9 de enero de 2000, en medio de una fuerte crisis económica, el entonces presidente Jamil Mahuad se deshizo del sucre y lo reemplazó con el dólar. A los pocos días, tras un levantamiento indígena y una fuerte presión social, fue destituido. La moneda, en cambio, se quedó.
Por esa misma época, recuerda Daniel Pontón, docente en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, inició el Plan Colombia y con ello se empezó a hablar del efecto globo o cucaracha, que implicaba una desbandada de economías ilícitas hacia la frontera con Ecuador. “Eso, en general, es una especie de atractivo natural para el lavado de dinero. La cuestión del narcotráfico aquí se relaciona un poco con esa fecha y puede haber una conexión con la dolarización, si no directa, como un factor de riesgo alto. Ahora, eso no explica los distintos momentos y las dinámicas del problema, así como tampoco la presencia de las bandas violentas”. Para él, la cuestión de la dolarización tiene más cercanía con la informalidad, que es un caldo de cultivo para las economías ilegales.
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Adam Isacson, quien maneja el tema de seguridad en la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), reflexiona por esa misma línea: “Ecuador ha tenido un río de cocaína fluyendo a través de su territorio desde hace dos décadas. Algo cambió en los últimos años y alteró el equilibrio que existía, y no es el hecho de que Ecuador use dólares. Es más, hay otros países, como Panamá, que están dolarizados y no sufren esta violencia”.
Fredy Rivera, investigador de inteligencia y seguridad internacional de Flacso Ecuador, lo dice de una forma más directa: “Esa es una relación totalmente espuria. Es una falacia. Está el mismo Estados Unidos, que, si bien puede ser violento, no es que esté dominado por corporaciones criminales o que tenga un río de violencia”. En 24 años de dolarización reconoce que hubo períodos de crecimiento económico por los commodities, como el petróleo, y que, además, no se conocía la violencia al nivel de hoy: “Llegamos hasta 2018 con una tasa de homicidios de 5,3 sobre 100.000 habitantes, así que esa relación no tiene nada que ver”.
Lo que sí tiene que ver en este contexto dolarizado, o al menos así lo cree Rivera, es la penetración de corporaciones criminales en el Estado, sobre todo en la justicia y en algunos sectores de la Policía, que genera la facilidad, “vía impunidad, falta de controles u omisión”, para el lavado de activos. “Aquí hay complicidad del sector financiero. No es la dolarización en sí misma, sino la dinámica de los actores infiltrados, a tal punto que el anterior presidente del Consejo Nacional de la Judicatura, Wilman Terán, está preso en este momento” por presunta delincuencia organizada, con participación en una gran trama de corrupción y narcotráfico que involucraría a altos jueces y fiscales ecuatorianos.
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