Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Si algo ha quedado claro es que Donald Trump peleará hasta último momento lo que a su juicio fueron unas elecciones fraudulentas. Hoy mismo publicó una serie de pasos que son los que llevará ante los tribunales para ver si logra un cambio en el resultado. En diversos tuits, calificados de “engañosos” por la propia red social, habló de “decenas de miles de boletines llegados ilegalmente” y de una “grave” falta de transparencia en el recuento de los sufragios.
Los demócratas “se comportaron de una manera que sugiere un fraude”, agregó con similar falta de precisión su abogado Rudy Giuliani en una conferencia de prensa en Filadelfia, en alusión a boletas de votación a nombre de personas fallecidas y a “manipulaciones”.
Sus aliados denunciaron a su vez la existencia en algunos circuitos de carteles que obstruían la vista de los observadores del conteo y de boletas posdatadas y aseguraron que hubo ciudadanos que sufragaron fuera de los distritos electorales que les correspondía, sin proporcionar evidencias al respecto. No solo eso, sino que Trump afirmó: “Tenemos una historia en este país de porblemas electorales”.
Ver más: ¿La relación de Trump y América Latina se podría arreglar con Biden?
“La estrategia judicial de Trump no conduce a ninguna parte”, dijo el profesor de derecho Rick Hasen. “No hará ninguna diferencia en el resultado de las elecciones”, escribió en su blog, Election Law.
La “excepción” de Pensilvania
“No estoy en conocimiento de ningún recurso que tenga base legal, con una pequeña excepción en Pensilvania”, sostuvo a su vez Steven Huefner, profesor de derecho en la Universidad de Ohio, aludiendo a las boletas llegadas por correspondencia en este estado clave, donde Biden triunfó por un margen reducido.
Tomando en cuenta los disfuncionamientos del servicio de correo y el mayor recurso al voto por correspondencia debido a la pandemia, los funcionarios demócratas del estado resolvieron antes de las elecciones que las boletas enviadas por correo hasta el martes serían válidas siempre y cuando llegaran a destino como máximo el viernes.
Los republicanos de Pensilvania acudieron a la justicia para anular esa decisión, pero la Corte Suprema se negó a intervenir, aunque dejó la puerta abierta a un análisis de fondo del problema después de la votación. Las autoridades estatales ordenaron entonces contar por separado las boletas llegadas por esa vía, para el caso en que resultaran ulteriormente invalidadas.
Los republicanos aseguraron que en algunos circuitos electorales esa orden no se respetó y acudieron nuevamente a la Corte Suprema. Uno de los integrantes del máximo tribunal, el muy conservador juez Samuel Alito, dispuso en la noche del viernes que todos los circuitos electorales de Pensilvania acataran la orden de apartar los votos llegados después del día de las elecciones.
Pero incluso si todos ellos fueran invalidados, serían insuficientes para dar vuelta el resultado final, al ser en principio mucho menos numerosos que los 37.000 votos que Biden le sacó de ventaja a Trump en este estado.
“Afirmaciones vagas”
Más aún: en caso de que el magnate republicano lograra ganar Pensilvania, tampoco le bastaría para permanecer en la Casa Blanca, ya que el candidato demócrata lo derrotaría en otros estados clave. Debería entonces obtener que se se invalidaran también otros muchos miles de votos en varios estados.
De acuerdo a Rudy Giuliani, Trump presentará demandas en una docena de estados. “Creo que los jueces las rechazarán muy rápidamente”, dijo Steven Huefner, recordando que “vagas afirmaciones de fraude” son insuficientes para convencer a un magistrado. “Hay que presentar hechos”, declaró a la AFP.
Más allá de sus iniciativas judiciales, Donald Trump quiere pedir un recuento en Wisconsin, donde está solo 0,6 puntos por detrás del demócrata. Las autoridades de Georgia, donde la brecha entre ambos candidatos es de algunos miles de votos, también podrían resolver recontar los sufragios.
Estas operaciones podrían retrasar el anuncio de los resultados oficiales. “Pero en la historia moderna nunca se ha logrado que más que unos pocos cientos de votos” cambien de color, recuerda Huefner, para quien los dados ya están definitivamente echados.