Ecuador, el país más violento de América del Sur; ¿cómo le fue a Colombia?
La organización InSight Crime hizo público el documento en el que muestra su balance de los homicidios ocurridos en América Latina y el Caribe a lo largo de 2023. Ecuador, Colombia y Haití resaltaron por sus tasas de muertes violentas, mientras que El Salvador, México y Guatemala lo hicieron por la falta de transparencia en los datos, por ende, por los cuestionamientos alrededor de los datos que se conocieron.
InSight Crime publicó recientemente su informe de homicidios en América Latina y el Caribe: al menos 117.492 personas fueron asesinadas en la región en 2023, lo que equivale a la tasa de 20 homicidios por cada 100.000 habitantes. Detrás de esto hay varias razones, entre ellas el narcotráfico y las disputas por controlar las rutas ilegales de comercialización de la droga, pero también la violencia vinculada a las pandillas y el tráfico del fentanilo. La organización estudió el fenómeno, advirtiendo que los números podrían ser mayores, ya que los datos en algunos países son inexistentes o poco fiables.
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InSight Crime publicó recientemente su informe de homicidios en América Latina y el Caribe: al menos 117.492 personas fueron asesinadas en la región en 2023, lo que equivale a la tasa de 20 homicidios por cada 100.000 habitantes. Detrás de esto hay varias razones, entre ellas el narcotráfico y las disputas por controlar las rutas ilegales de comercialización de la droga, pero también la violencia vinculada a las pandillas y el tráfico del fentanilo. La organización estudió el fenómeno, advirtiendo que los números podrían ser mayores, ya que los datos en algunos países son inexistentes o poco fiables.
Las muertes violentas en Suramérica
La organización estima que la producción de cocaína y los altos precios de la droga en Europa y otros mercados, así como las disputas criminales por las rutas del narcotráfico, estuvieron detrás de los asesinatos en esta zona geográfica. Aquí salieron a relucir Ecuador, con una tasa de homicidios de 44,5, equivalente a 8.008 asesinatos; Venezuela, con una tasa de muertes violentas de 26,8, que agrupa 6.973 homicidios, y Colombia, con una de 25,7, igual a 13.432 homicidios.
De hecho, el año pasado fue el más violento en la historia del país vecino, pues una espiral de violencia criminal elevó el número de 25,5 muertes per cápita en 2022 a 44,5 en 2023, lo que representó un aumento del 74,5 %. La violencia se gestó desde hace décadas, pero las disputas por los corredores del narcotráfico le dieron un nuevo impulso.
En cuanto al caso colombiano, InSight Crime reveló, a partir de los datos obtenidos de la Policía Nacional, que la tasa de homicidios de 2023 (25,7) fue ligeramente menor a la del año inmediatamente anterior (26,1). Los departamentos cercanos a la frontera con Ecuador fueron importantes focos de violencia: en Putumayo y Cauca, dos de las zonas con las tasas de homicidio más altas (60,6 y 53,3, respectivamente), tomaron lugar enfrentamientos entre las disidencias de las FARC, con el propósito de controlar las economías ilícitas. En paralelo, la isla de San Andrés, sede de grupos narcotraficantes y ruta de tráfico de migrantes, registró la tasa de asesinatos más alta: 65,8.
“Quito y Bogotá deberían abordar esto de forma conjunta”, advierte Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario, y no solo por temas de criminalidad u homicidios, o por los fenómenos delincuenciales, como el narcotráfico, sino porque hay otros asuntos conjuntos y transnacionales en medio: la migración, ya sea la que viene del África subsahariana o la venezolana, o la de colombianos en Ecuador y la de ecuatorianos en Colombia. “Lo que uno esperaría es que se identifiquen temas sobre los cuales es imposible encontrar salidas domésticas o nacionales”.
En cuanto al caso de otros países de la región, Brasil experimentó un aumento en sus índices, con una tasa de homicidios de 18,1, asociada con los enfrentamientos entre Comando de la Capital y el Comando Rojo, que se disputan territorio y las economías criminales. En cambio, Venezuela, Chile y Perú registraron una tendencia a la baja, con unas tasas de homicidio de 26,8, 4,5 y 3,2, respectivamente. El caso de Caracas indica que las muertes violentas disminuyeron un 25 % en comparación con las cifras de 2022, según los datos recogidos por el Observatorio Venezolano de Violencia.
Los asesinatos en países del Caribe
En su informe de 2023, InSight Crime indicó que varios de los países con las tasas de homicidio más altas fueron caribeños. Entre los enfrentamientos entre pandillas locales, el tráfico de cocaína y la abundancia de armas aumentó la violencia en esta parte del planeta. Ahora bien, la organización estableció que estos números hay que tomarlos con cautela, pues, en países con poblaciones pequeñas, las altas tasas de homicidio pueden ser el resultado de brotes aislados de violencia, en lugar de aumentos en la actividad del crimen organizado. Además, algunos Estados han implementado programas de seguridad para disminuir estos índices.
San Cristóbal y Nieves (65), Jamaica (60,9), San Vicente y las Granadinas (50,1), Islas Turcas y Caicos (46,6), Santa Lucía (41,7) y Haití (40,9) fueron los países del Caribe con mayores tasas de muertes violentas en 2023. De hecho, este último experimentó un marcado aumento en la violencia entre pandillas, que se tradujo en el incremento de los homicidios en un 126 % con respecto al año 2022, según datos de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH). La violencia, de acuerdo con el informe de InSight Crime, ha estado fuera de control desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en 2021.
En eso coincide Jaramillo Jassir: “Haití tiene un problema de debilidad de instituciones. La Fiscalía, por ejemplo, no ha podido aclarar el asesinato del mandatario, el primer ministro, Ariel Henry, no ha podido convocar elecciones, y hay una Policía débil. El secretario de Naciones Unidas pidió que hubiera efectivos multinacionales para garantizar el monopolio de la fuerza, pero esto en el corto plazo no se va a revertir”.
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Los casos de México y Centroamérica
Según InSight Crime, Honduras, con una tasa de homicidios igual a 31,1, fue el país con el índice más alto de muertes violentas en esta región. El 2023 estuvo marcado por masacres carcelarias y por la implementación de un estado de emergencia, similar a la estrategia de Nayib Bukele. En El Salvador, de hecho, se registró la tasa de homicidios más baja de América Latina, 2,4 por cada 100.000 habitantes, en comparación con los más de 100 asesinatos per cápita que el país registró en 2015.
Aquello se le atribuyó al modelo represivo del presidente Bukele frente a las pandillas, bajo el cual se han arrestado a 70.000 personas. Sin embargo, el informe citó algunas voces que cuestionan esos datos: el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana afirmó que las cifras están subestimadas, y el criminólogo Carlos Carcash enfatizó en que esos números no incluyen las muertes de miembros de pandillas y los fallecimientos a manos de las autoridades.
Las dudas alrededor de los datos suministrados también se hicieron latentes en otros países. En Nicaragua, por ejemplo, que la Policía reportó una tasa de muertes violentas igual a 6,2, levemente menor a la del año anterior (6,7), no fue fácil analizar las tendencias del crimen organizado debido a la escasez de información y a la persecución a los medios de comunicación y a las ONG.
En México también se suscitaron algunas dudas con respecto a la tasa de homicidios registrada (23,3), en un contexto marcado por el control del tráfico de fentanilo y de personas, pero también en un ambiente en el que las cifras carecen de transparencia en cuanto a los números y modelos de medición. En el documento de InSight Crime se lee que, a medida que los homicidios han disminuido, las causas desconocidas de muerte han aumentado proporcionalmente, mientras que las muertes por otras causas han permanecido estables.
Samantha Pérez Dávila, economista y experta en políticas públicas, enfocada en el crimen organizado en México, le advirtió a la organización que no está claro cuál es el margen de error en la estimación de homicidios del gobierno y cuántas de las muertes violentas desconocidas fueron homicidios. Jaramillo Jassir, por su parte, suma un factor a la discusión: la relevancia que tendrá esta problemática a la luz de las próximas elecciones: “Como Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum tienen tantos parecidos en política social, creo que los temas de seguridad, narcotráfico y delincuencia los usarán para sacar algo de ventaja”.
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