(Opinión) Ecuador: ¿muerte cruzada?
Aunque desde tiempo atrás había impredecibles tensiones en el campo político, no habría sido fácil prever lo que ha ocurrido.
Rodrigo Pardo
Narran las crónicas desde Ecuador que, aunque desde tiempo atrás había impredecibles tensiones en el campo político, no habría sido fácil prever lo que ha ocurrido. El presidente Guillermo Lasso disolvió el Parlamento y eludió de esa manera un juicio político por haber permitido (¿o facilitado?) un posible desfalco en una empresa del Estado. Las primeras versiones hablaban de un panorama confuso: ¿se pondrá en peligro la estabilidad? ¿Habría fugas significativas de capitales? ¿Se echaron para atrás algunos logros del gobierno de Lasso en materia económica? ¿Se profundizaría una ola de inestabilidad en el campo político?
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Narran las crónicas desde Ecuador que, aunque desde tiempo atrás había impredecibles tensiones en el campo político, no habría sido fácil prever lo que ha ocurrido. El presidente Guillermo Lasso disolvió el Parlamento y eludió de esa manera un juicio político por haber permitido (¿o facilitado?) un posible desfalco en una empresa del Estado. Las primeras versiones hablaban de un panorama confuso: ¿se pondrá en peligro la estabilidad? ¿Habría fugas significativas de capitales? ¿Se echaron para atrás algunos logros del gobierno de Lasso en materia económica? ¿Se profundizaría una ola de inestabilidad en el campo político?
Curiosamente, con el paso de las horas, el panorama general entró en una fase un poco más tranquila. Si bien la situación se alteró y quedó en juego la estabilidad de una de las democracias vigentes en el continente, el panorama alcanzó un cierto nivel de tranquilidad, según las agencias internacionales, entre los principales actores políticos. Lasso, en primer lugar, y la oposición asociable con el expresidente Correa, quien reside en Bélgica desde 2017 (y quien por fallos judiciales no puede regresar al país).
La situación no podría ser más confusa y enredada, pero curiosamente en pocas horas evolucionó hacia un panorama de menor presión. Aunque el panorama no es claro ni las alternativas sobre qué sigue estén planteadas con claridad, se abrieron espacios que generaron expectativas a casi todos los diversos actores del proceso. Guillermo Lasso pareció darle la bienvenida al cambio en el panorama político y Correa dijo que la “muerte cruzada es ilegal”, pero que es una oportunidad para enviar a la casa a Lasso. En otras palabras, la confusión creada abrió expectativas de cambio para todos, al menos en la medida en que se aplazaron definiciones y, en consecuencia, se abrieron caminos futuros que también generaron expectativas diversas.
La baraja se abrió y se reflejó en múltiples opciones que, curiosamente, le quitaron tensión a la situación reinante, según la prensa internacional. La situación no es clara. ¿Se abrirá una nueva competencia entre las fuerzas políticas? ¿Se profundizará la polarización entre la izquierda y la derecha? ¿O se logrará una especie de alto al fuego y distensión que podría abrirle hacia el futuro a nuevos escenarios políticos? Lo cierto, por el momento, es que la “muerte cruzada” (disolución del Congreso y cierre del período del presidente, una opción constitucional que se usa por primera vez) abrió las puertas a nuevos juegos y estrategias. Y que la posibilidad de una nueva elección presidencial podría servir para calmar ánimos y abrir esperanzas en varios espacios, lo cual -más allá de para dónde se dirigirá el país- en el corto plazo abre puertas a los diversos jugadores, porque genera expectativas sobre nuevos escenarios.
Lo cierto es que las inciertas movidas políticas de la última semana y las perspectivas de una “muerte cruzada” han dejado de lado, en general, el punto más complejo de la crisis. En parte, por la falta de claridad del gobierno Lasso sobre la contratación en el campo petrolero. En particular, un contrato entre la empresa pública de transporte de petróleo (Flopec) y Amazonas Tanker que, se calcula, causa un perjuicio al Estado de al menos US$6 millones. El diario El País calificó la situación como “un ambiente de campaña electoral, más que de crisis política”. Es decir, se podría concluir que lo ocurrido baja la presión y abre oportunidades de manejo en una coyuntura difícil, precedida por períodos de tranquilidad en la economía y nerviosismo en la política. Sin certeza, eso sí, sobre qué vendrá y cómo reaccionarán los principales actores. Al fin y al cabo, es la primera vez que se utiliza la figura de la “muerte cruzada”.
Un escenario complejo, en fin, cuyo desenlace enviará mensajes relevantes para América Latina en un momento de tensiones, polarizaciones, instituciones debilitadas para consolidar consensos y sobre la construcción de mecanismos de concertación y de integración (¿o acaso esas palabras -consenso, integración, unidad- pertenecen solo al pasado?). Los principales analistas en Ecuador han sido cuidadosos a la hora de analizar lo que ha ocurrido, y todavía es muy temprano para plantear cuáles serán sus consecuencias a largo plazo. “El adelanto electoral salva de una moción de censura al presidente Guillermo Lasso y moviliza a la oposición de izquierdas”, según El País.
Pero nada asegura que algunas predicciones sobre un posible aumento de la violencia y la inestabilidad sean superadas. Más bien tienden a coincidir en que lo ocurrido en el país es “su” forma de enfrentar la coyuntura de inestabilidad que vive el continente, y que golpea a todos.