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Lo que empezó el miércoles como un desacuerdo entre los presidentes de Ecuador y México, Daniel Noboa y Andrés Manuel López Obrador, terminó siendo una crisis diplomática entre los dos países latinoamericanos. La irrupción de la Policía de Quito en la Embajada de México y el posterior arresto del exvicepresidente Jorge Glas llevaron a la ruptura de las relaciones bilaterales y desencadenó la condena de varios líderes regionales, entre ellos Gustavo Petro, Nicolás Maduro, Lula da Silva, entre otros más, además de unas organizaciones internacionales, como la OEA, por la violación al derecho internacional y al derecho al asilo.
El paralelismo que López Obrador marcó entre la criminalidad en México y la violencia que se vivió durante la campaña presidencial ecuatoriana en 2023, tiempo durante el cual fue asesinado el candidato Fernando Villavicencio, fue condenado por Noboa. Según su homólogo mexicano, el magnicidio creó un “ambiente enrarecido de violencia”, que, sumado a la “manipulación” por parte de algunos medios, provocó la caída en las encuestas de la candidata izquierdista Luisa González y el repunte del actual mandatario.
La administración ecuatoriana catalogó los comentarios como una ofensa contra el Estado, que sigue en luto, y optó por expulsar a la embajadora mexicana Raquel Serur, a quien denominó como persona non grata y le dio un “breve plazo” para abandonar el país. En respuesta, el Gobierno mexicano publicó un comunicado en el que calificó como “desproporcionada” la respuesta ecuatoriana e informó que Roberto Canseco, jefe de la misión consular mexicana en Ecuador, quedaría a cargo de la Embajada, la cual iba a continuar “operando con normalidad”.
En dicho pronunciamiento, México dio a conocer que le otorgaba asilo a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa, acusado de corrupción y vinculado al caso Odebrecht, quien se encontraba refugiado en la Embajada en Quito desde el 17 de diciembre del año pasado. Horas más tarde, militares y policías de Ecuador comenzaron a rodear el recinto diplomático, lo que, según López Obrador, fue “una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México”.
Sin embargo, Noboa defendió la acción y dijo que hubo un “abuso de las inmunidades y privilegios” concedidos a la misión diplomática. A través de X, antes Twitter, la Presidencia ecuatoriana estableció que “el Gobierno defiende la soberanía nacional, sin permitir que nadie tome injerencia en los asuntos internos del país”. Esto llevó a la ruptura de las relaciones entre ambos Estados. A la par, Glas, luego de permanecer detenido en la Embajada mexicana, fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Guayaquil.
¿Qué significa que México haya roto las relaciones diplomáticas con Ecuador?
“La Convención de Viena contempla que si un embajador tiene que salir del país, sus asilados salen también. Glas, nos guste o no, ya era uno para México, estaba bajo su custodia, así que no solo se violó una sede diplomática, sino también el principio de inviolabilidad de los derechos de los asilados políticos. Es como si hubiéramos secuestrado a uno de ellos”, asegura el internacionalista Ramiro Lapeña.
Ante este escenario, el analista cree que México protestará en todas las instancias legales que pueda, acogiéndose al derecho internacional. De hecho, en un comunicado, el Gobierno ya anticipó que recurrirá a la Corte Internacional de Justicia “para denunciar las violaciones por parte de Ecuador, así como a las instancias regionales e internacionales pertinentes”.
Algo similar cree el analista Renato Rivera: “Esta demanda, que puede llevar sanciones, también puede implicar una presión por parte del Gobierno mexicano para tratar de generar penalidades en todos los espacios de integración donde estén los dos países, o en todos los organismos internacionales donde están ambos, entre ellos la ONU”.
En cuanto a la economía, la relación entre Ecuador y México es “menor”, según Lapeña. Ambos comparten espacios de concertación regional, como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), en la que se firmó un acuerdo que regula los vínculos comerciales entre ambos Estados, a falta de un Tratado de Libre Comercio. “Puede que México decida suspender la vigencia de ese pacto, pero las consecuencias de lo ocurrido serán más políticas”, añadió.
Por su parte, la Asociación de Estudios Internacionales del Ecuador, a través de un comunicado, expresó: “Es lamentable que el país no haya agotado los recursos políticos, diplomáticos y legales a su disposición para resolver las tensiones diplomáticas con México antes de tomar una acción tan drástica como el ingreso a la Embajada”.
A su parecer, antes de haber llevado a cabo la irrupción, Ecuador debió recurrir al diálogo: “El Estado es responsable ante la comunidad internacional por las acciones tomadas, y por ende, de las potenciales consecuencias y sanciones que se deriven de las mismas. También es responsabilidad de la Asamblea Nacional, en cuanto ente legislativo y fiscalizador, llevar a cabo las acciones pertinentes para analizar lo acontecido y establecer las responsabilidades correspondientes”.
*Con información de AFP
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