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A través de un comunicado, Estados Unidos insistió en que sus ciudadanos, residentes o turistas, en territorio ruso deben abandonar “inmediatamente” el país europeo. Según detalló la embajada estadounidense en Moscú, las personas deben ser “cautelosos debido al riesgo de detenciones indebidas”.
Este es el segundo episodio en el cual Estados Unidos y sus diferentes entidades piden a sus ciudadanos que salgan de Rusia. En septiembre del año pasado, la embajada señaló que los órganos rusos podrían “negarse a reconocer la ciudadanía estadounidense”. Por ende, alertó que esto podría conllevar a que Rusia negase la doble nacionalidad y el acceso de asistencia consular.
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“No es la primera vez que hacen llamamientos a no visitar Rusia o abandonar Rusia. El Departamento de Estado (de EE. UU.) los ha hecho en repetidas ocasiones, no son nuevos”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.
Además, Estados Unidos insistió en que sus connacionales “no viajen” al país, ya que tendrían el riesgo, según la embajada, de enfrentar “consecuencias impredecibles de la invasión no provocada de Ucrania”.
Según la comunicación de Estados Unidos se considera que los ciudadanos estadounidenses pueden ser detenidos indebidamente y podrían verse ante una situación de “capacidad limitada” para acceder a asistencia diplomática en caso de la que la necesiten.
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Asimismo, ha recalcado que “las tarjetas de crédito y débito estadounidenses no funcionan en Rusia” y que “las opciones de vuelos comerciales están extremadamente limitadas y a menudo no están disponibles con poco margen de tiempo”. “Si quieren salir de Rusia, deben realizar gestiones de forma independiente lo antes posible”, ha añadido. “Los servicios de seguridad rusos han detenido a ciudadanos estadounidenses bajo cargos falsos (...) les ha negado un trato justo y transparente y los ha condenado en juicios secretos sin presentar pruebas creíbles”, ha dicho, antes de apuntar que “las autoridades rusas aplican de forma arbitraria las leyes locales contra trabajadores religiosos estadounidenses y han abierto investigaciones cuestionables contra ciudadanos estadounidenses implicados en actividades religiosas”.
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