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La Fiscalía Federal estadounidense abrió este martes el juicio contra el supuesto narcotraficante hondureño Geovanny Fuentes Ramírez asegurando, de paso, que colaboró durante años con el actual presidente del país, Juan Orlando Hernández, quien hasta el momento mantenía una buena relación con los gobiernos estadounidenses, especialemente con el de Donald Trump. Para rematar, las autoridades estadounidenses calificaron al país centroamericano como un “narcoestado”.
El proceso del mandatario parecía cantado y, según afirma, The Washington Post, venía alistando su estrategia frente al posible cambio de política que exterior que se avecinaba con Joe Biden. “Hernández, al igual que otros líderes de todo el mundo, se estaba preparando para un cambio extremo en la política exterior estadounidense y estaba tratando de descubrir cómo transformarse de un aliado de Trump en uno de Biden”, señaló el medio.
El diario agrega: “Cada año, miles de libras de cocaína pasan por Honduras de camino a Estados Unidos. Según el Departamento de Justicia, parte de esa carga es traficada por funcionarios hondureños, una acusación que la administración Trump ignoró en su mayoría mientras los funcionarios elogiaron los esfuerzos antidroga y antimigración de Hernández”.
Pero esa tregua se acabó. Según los fiscales, Fuentes Ramírez operó un enorme negocio de distribución de cocaína gracias a la violencia y a sus conexiones con la Policía, el Ejército y la clase política, incluido el actual presidente de Honduras. Las acusaciones no son de poca monta, teniendo en cuenta que el vínculo entre el político y Ramírez sería antiguo. En su alegato inicial, la Fiscalía aseguró que el supuesto narco se asoció con Hernández en 2013, cuando era candidato a la presidencia, y que juntos planearon enviar “la mayor cantidad posible de cocaína a Estados Unidos”.
Los fiscales ya habían adelantado supuestos vínculos entre Fuentes Ramírez y el mandatario hondureño en documentos presentados previamente, pero este martes dejaron claro que esa relación será una parte clave de su caso. “El acusado fue una parte fundamental de un narcoestado hondureño”, aseguró un representante de la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York, que adelantó que durante el juicio se presentarán pruebas de “reuniones secretas” que el supuesto traficante y el presidente hondureño mantuvieron en 2013 y 2014.
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En uno de esos encuentros, según los fiscales, Hernández habría declarado su intención de “meterles drogas por las narices a los gringos”, en referencia a una supuesta voluntad de enviar grandes cantidades de cocaína a Estados Unidos.
Según aseguraron, el mandatario hondureño recibió sobornos de Fuentes Ramírez y acceso a su laboratorio de cocaína y, a cambio, le prometió protección y cooperación. Hasta ahora, Hernández ha negado en todo momento cualquier implicación, algo que reiteró este lunes a través de Twitter, en una serie de mensajes en la que además lanzó una advertencia a Washington.
1/6 Lo que sería noticia de verdad es si los reportajes sobre los Cachiros y los demás dejarán de ignorar el hecho evidente:
— Juan Orlando H. (@JuanOrlandoH) March 8, 2021
que muchos titulares se basan en testimonios falsos de narcos cuyas mentiras son para vengarse, reducir sus penas y recibir otros beneficios.
El presidente hondureño aseguró que mantendrá la “alianza internacional en lucha antinarcotráfico” hasta el final de su mandato, pero advirtió que si los narcotraficantes “con la llave mágica de mentiras ganan beneficios de USA por falsos testimonios, la alianza internacional colapsaría con Honduras luego con varios países”.
Juan Orlando Hernández ha sido un estrecho aliado de Estados Unidos desde 2014, primero con el presidente Barack Obama y posteriormente desde 2017 hasta enero de este año con Donald Trump. Su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, según Estados Unidos implicado también en este caso de narcotráfico, ya fue condenado en octubre de 2019 en EE.UU. por delitos de tráfico de drogas y armas.
Geovanny Fuentes Ramírez, de 50 años, fue detenido hace un año en Miami y se ha declarado no culpable de los cargos de tráfico de cocaína y tenencia ilegal de armas.
En su alegato inicial, la defensa del acusado buscó desacreditar a los testigos que planea presentar la Fiscalía, asegurando que entre ellos hay varios delincuentes que únicamente buscan recibir un trato de favor por parte de las autoridades estadounidenses.