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Por primera vez en 100 años, la Cámara de Representantes, que se instala este martes, no se puso de acuerdo para elegir a su presidente en la primera ronda de votación.
Se trata de una muestra de división interna en el Partido Republicano, que en la votación de noviembre pasado obtuvo las mayorías en la Cámara Baja, aunque con menor ventaja de la prevista.
El principal aspirante al tercer cargo más importante del país (después del presidente y la vicepresidenta), Kevin McCarthy, líder de la bancada republicana en la corporación desde 2014, no logró obtener los 218 votos que necesitaba, pese a que los republicanos tienen un total de 222 escaños.
De contexto: EE. UU.: ¿por qué los republicanos asumen divididos el control de la Cámara?
Detrás, estaría el inconformismo por los resultados relativamente malos que obtuvieron los republicanos en las elecciones de medio término, cuando la “oleada roja” que se anticipaba no sucedió. No solo no lograron una mayoría holgada en la Cámara, sino que los demócratas quedaron con las mayorías en el Senado.
La Cámara, de cuya presidencia sale la demócrata Nancy Pelosi, debe llevar a cabo votaciones sucesivas hasta llegar a un acuerdo. El problema es que por el momento no hay ningún candidato alternativo a McCarthy.
En 1923, cuando esto mismo ocurrió, fueron necesarias nueve votaciones para llegar a un consenso, reeligiendo a Frederick Gillett, un republicano de Massachusetts.
“La votación fallida del martes mostró públicamente por primera vez el alcance de la oposición del Sr. McCarthy se enfrenta en su búsqueda del mazo del orador. Diecinueve republicanos votaron en contra del Sr. McCarthy, en cambio, dando su apoyo a otros legisladores conservadores”, estimó Catie Edmondson en el New York Times.
Al momento de esta publicación se llevaba a cabo una nueva votación, en la que el nombre de McCarthy volvió a ser propuesto.
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