EE. UU. no castigará a los implicados en el ataque que mató niños por error en Kabul
La decisión ha sido calificada como una “incongruencia”, pues aunque el Gobierno de EE. UU. reconoce el error, Washington no quiere hacer responsable a nadie de las irregularidades en el ataque.
Los militares estadounidenses implicados en un ataque con drones en Kabul a finales de agosto, en el que murieron 10 civiles, no serán castigados, según informó el Pentágono el lunes.
“No hay pruebas suficientes para responsabilizarlos personalmente”, indicó el portavoz del Pentágono, John Kirby.
La decisión ha sido calificada como una “incongruencia”, pues aunque el Gobierno de EE. UU. reconoce el error, Washington no quiere hacer responsable a nadie de las irregularidades en el ataque.
“Esta decisión es impactante”, le dijo Steven Kwon, fundador y presidente de Nutrition & Education International, la organización estadounidense en la que trabajaba uno de los civiles muertos tras el ataque. “¿Cómo pueden nuestras fuerzas armadas tomar erróneamente la vida de diez preciosos afganos y no responsabilizar a nadie de ninguna manera?”
¿Cómo ocurrió el ataque?
Funcionarios estadounidenses dijeron que tenían información de inteligencia sobre un posible ataque del Estado Islámico en las operaciones de evacuación en el aeropuerto de Kabul, y lanzaron un misil desde un dron el 29 de agosto, en los últimos días de la presencia estadounidense en suelo afgano.
El objetivo del ataque era un sedán blanco, cuyo conductor era Zemari Ahmadi, un afgano que trabajaba como contratista para una organización estadounidense y que no tenía ningún lazo con el Estado Islámico. Ahmadi y nueve de sus familiares y conocidos, entre ellos siete menores de edad, fallecieron tras el bombardeo.
La decisión del ataque recae sobre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, tras un informe de dos altos cargos.
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¿Qué dijo Washington tras conocerse el error?
A principios de noviembre, un informe inicial del inspector general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, teniente general Sami Said, catalogó el ataque como trágico, pero llamándolo “un error honesto”.
La revisión del jefe del Comando Central, general Kenneth McKenzie Jr., y del jefe del Comando de Operaciones Especiales, general Richard Clarke, usó el informe de Said y detalló recomendaciones sobre los procedimientos para futuros ataques con drones. Sin embargo, no exigió que alguien fuera castigado por el error.
“Lo que vimos aquí fue un colapso en el proceso, en la ejecución y eventos procesales, no el resultado de negligencia, no el resultado de una mala conducta, no el resultado de un liderazgo deficiente”, reseñó Kirby.
Si Austin “creyera (...) que la rendición de cuentas estaba justificada, ciertamente apoyaría ese tipo de esfuerzos”, agregó.
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¿Qué ha hecho el Pentágono para rendir cuentas con la familia de las víctimas?
Lo primero que hizo el Pentágono fue obtener información sobre la familia afectada para sacar a los miembros restantes lo más rápido de Afganistán, con el fin de que fueran entregados efectivamente los pagos graciables.
Desde la tragedia, el Gobierno estadounidense ha ofrecido pagos de condolencia a la familia de las víctimas del ataque, cuyo valor no ha sido especificado. Por lo general, el Congreso autoriza al Pentágono a pagar hasta US$3 millones al año en compensaciones por daños contra la propiedad, lesiones personales o muertes que hayan estado relacionadas con acciones realizadas por las fuerzas estadounidenses.
- Tan solo en 2019, el Pentágono ofreció 71 pagos de este tipo a familias de Afganistán e Irak, cuyos montos iban desde US$ 131 hasta US$35.000.
Falta rendición de cuentas
El Pentágono nunca ha intentado calcular el total de muertes civiles que ha dejado su campaña militar en el lapso de los últimos 20 años. Es por eso por lo que organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI), han condenado la falta de rendición de cuentas de Washington.
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Airwars, un grupo de monitoreo de los daños civiles producidos por acciones militares, señaló en su más reciente informe que los ataques aéreos de Estados Unidos llevados a cabo desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 han matado a por lo menos 22.000 civiles, y que quizás la cifra podría llegar hasta los 48.000.
En 2019, tras un bombardeo estadounidense en Somalia, AI documentó al menos seis casos en los que se cree que los ataques aéreos estadounidenses provocaron la muerte de civiles sin tomar precauciones.
“No se debe permitir que el ejército estadounidense siga pintando a sus víctimas civiles como ‘terroristas’ mientras deja a las familias en duelo en la estacada. Se debe hacer mucho más para revelar la verdad y hacer justicia y rendición de cuentas por los ataques estadounidenses que mataron a tantos civiles somalíes”, señaló Abdullahi Hassan, investigador de Amnistía Internacional sobre Somalia.
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Los militares estadounidenses implicados en un ataque con drones en Kabul a finales de agosto, en el que murieron 10 civiles, no serán castigados, según informó el Pentágono el lunes.
“No hay pruebas suficientes para responsabilizarlos personalmente”, indicó el portavoz del Pentágono, John Kirby.
La decisión ha sido calificada como una “incongruencia”, pues aunque el Gobierno de EE. UU. reconoce el error, Washington no quiere hacer responsable a nadie de las irregularidades en el ataque.
“Esta decisión es impactante”, le dijo Steven Kwon, fundador y presidente de Nutrition & Education International, la organización estadounidense en la que trabajaba uno de los civiles muertos tras el ataque. “¿Cómo pueden nuestras fuerzas armadas tomar erróneamente la vida de diez preciosos afganos y no responsabilizar a nadie de ninguna manera?”
¿Cómo ocurrió el ataque?
Funcionarios estadounidenses dijeron que tenían información de inteligencia sobre un posible ataque del Estado Islámico en las operaciones de evacuación en el aeropuerto de Kabul, y lanzaron un misil desde un dron el 29 de agosto, en los últimos días de la presencia estadounidense en suelo afgano.
El objetivo del ataque era un sedán blanco, cuyo conductor era Zemari Ahmadi, un afgano que trabajaba como contratista para una organización estadounidense y que no tenía ningún lazo con el Estado Islámico. Ahmadi y nueve de sus familiares y conocidos, entre ellos siete menores de edad, fallecieron tras el bombardeo.
La decisión del ataque recae sobre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, tras un informe de dos altos cargos.
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¿Qué dijo Washington tras conocerse el error?
A principios de noviembre, un informe inicial del inspector general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, teniente general Sami Said, catalogó el ataque como trágico, pero llamándolo “un error honesto”.
La revisión del jefe del Comando Central, general Kenneth McKenzie Jr., y del jefe del Comando de Operaciones Especiales, general Richard Clarke, usó el informe de Said y detalló recomendaciones sobre los procedimientos para futuros ataques con drones. Sin embargo, no exigió que alguien fuera castigado por el error.
“Lo que vimos aquí fue un colapso en el proceso, en la ejecución y eventos procesales, no el resultado de negligencia, no el resultado de una mala conducta, no el resultado de un liderazgo deficiente”, reseñó Kirby.
Si Austin “creyera (...) que la rendición de cuentas estaba justificada, ciertamente apoyaría ese tipo de esfuerzos”, agregó.
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¿Qué ha hecho el Pentágono para rendir cuentas con la familia de las víctimas?
Lo primero que hizo el Pentágono fue obtener información sobre la familia afectada para sacar a los miembros restantes lo más rápido de Afganistán, con el fin de que fueran entregados efectivamente los pagos graciables.
Desde la tragedia, el Gobierno estadounidense ha ofrecido pagos de condolencia a la familia de las víctimas del ataque, cuyo valor no ha sido especificado. Por lo general, el Congreso autoriza al Pentágono a pagar hasta US$3 millones al año en compensaciones por daños contra la propiedad, lesiones personales o muertes que hayan estado relacionadas con acciones realizadas por las fuerzas estadounidenses.
- Tan solo en 2019, el Pentágono ofreció 71 pagos de este tipo a familias de Afganistán e Irak, cuyos montos iban desde US$ 131 hasta US$35.000.
Falta rendición de cuentas
El Pentágono nunca ha intentado calcular el total de muertes civiles que ha dejado su campaña militar en el lapso de los últimos 20 años. Es por eso por lo que organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI), han condenado la falta de rendición de cuentas de Washington.
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Airwars, un grupo de monitoreo de los daños civiles producidos por acciones militares, señaló en su más reciente informe que los ataques aéreos de Estados Unidos llevados a cabo desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 han matado a por lo menos 22.000 civiles, y que quizás la cifra podría llegar hasta los 48.000.
En 2019, tras un bombardeo estadounidense en Somalia, AI documentó al menos seis casos en los que se cree que los ataques aéreos estadounidenses provocaron la muerte de civiles sin tomar precauciones.
“No se debe permitir que el ejército estadounidense siga pintando a sus víctimas civiles como ‘terroristas’ mientras deja a las familias en duelo en la estacada. Se debe hacer mucho más para revelar la verdad y hacer justicia y rendición de cuentas por los ataques estadounidenses que mataron a tantos civiles somalíes”, señaló Abdullahi Hassan, investigador de Amnistía Internacional sobre Somalia.
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