EE. UU. y Colombia, ¿qué sigue en la relación bilateral con Petro en el poder?
Transformar la estrategia en la lucha contra las drogas y renegociar el TLC son propuestas de Petro que pueden cambiar las cosas con EE. UU.
En su primer discurso como presidente electo, Gustavo Petro sí habló de sentarse con el gobierno de Estados Unidos. “Y dialogar sobre lo que significa que en este continente ese país emita gases de efecto invernadero y aquí los absorbemos en nuestra selva amazónica. Si allá se emite y acá absorbemos, ¿por qué no dialogamos?”, comentó. Pero luchar contra el cambio climático no es el único asunto pendiente: poner fin a la guerra contra las drogas, alejar la economía colombiana de proyectos extractivos, como los combustibles fósiles y renegociar el TLC, son propuestas que pueden cambiar las cosas con Estados Unidos.
¿Qué sigue?
Hace unos días las declaraciones (imprecisas) de Rick Scott, senador republicano del estado de Florida, en EE. UU., quedaron sonando en redes sociales, y su pronóstico sobre el futuro de las relaciones bilaterales era fatal: “Eso es lo que hacen los gobiernos socialistas, toman la propiedad, afectan el sentido de la ley, y EE. UU. no apoyará a un país que hace ese tipo de cosas”, le comentó Scott a la FM, quien incluso sostuvo que el Congreso estadounidense podría detener cualquier ayuda que se esté brindando a Colombia.
Le puede interesar: El mensaje de Estados Unidos a Gustavo Petro, tras su triunfo en las urnas
Hablar de lo que dijo Scott es clave por un asunto que menciona el analista Mauricio Jaramillo: “Existe la sensación de que la relación no va a ser buena porque ahora hay un gobierno progresista, y tradicionalmente EE. UU. ha tenido relaciones tensas con los gobiernos de izquierda. Pero eso es un lugar común, es un mito que vale la pena deshacer, y creo que la relación va a ser buena, mucho más equilibrada”, le dijo el analista a KienyKe.
Alejandro Bohórquez-Keeney, profesor de la Universidad Externado, le comentó a este diario algo similar: “Esto no es una incomodidad para EE. UU., más si tenemos en cuenta la estrategia conciliadora de Biden”.
Mientras que Arlene B. Tickner escribió en una columna publicada en El Espectador, que “la certeza de Washington de que rara vez Bogotá le dice “no” ha sido uno de los pilares de la confianza y cercanía bilateral”. De hecho, poco después de recibir una llamada del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, el presidente electo de los colombianos habló con el presidente Joe Biden. “En el camino de una más intensa y normal relación diplomática, he sostenido ahora una conversación muy amistosa con el presidente Biden”, dijo Petro en Twitter.
De su lado, Biden subrayó que espera trabajar con su homólogo colombiano en temas como “el cambio climático, la seguridad sanitaria y la implementación del acuerdo de paz”, informó la Casa Blanca.
Le puede interesar: Petro sostuvo una llamada “muy amistosa” con Biden, dos días después de su victoria
Pero para Lawrence Gumbiner, exdiplomático estadounidense y profesor de la Universidad Javeriana, sí hay asuntos claves que no pueden perderse de vista, y que pueden marcar un giro en la relación bilateral. “Para Estados Unidos sería preocupante una vuelta geopolítica hacia el izquierdismo autoritario; si hay movimientos hacia Venezuela o Nicaragua, por ejemplo. Sin mencionar el acercamiento de otros gobiernos autocráticos, aunque no necesariamente izquierdistas, como El Salvador”, sostuvo el experto.
El analista también habló sobre el asunto de la lucha contra las drogas: “Estados Unidos espera un cambio: que no va a haber glifosato, por ejemplo, y que el asunto de controlar la oferta va a cambiar”. Jaramillo, por su parte, señala que a ambos países les interesa ir más allá del narcotráfico. “A Petro le interesa un nuevo enfoque, cosa que ya vimos con Santos, le interesa rescatar el papel de EE. UU. como garante del proceso de paz y como aliado del desarrollo y de los derechos humanos”, sostuvo.
Gumbiner también habló sobre lo que podría ocurrir en el Congreso estadounidense, con unas elecciones intermedias locales que serían claves para Colombia. “A pesar de la polarización, las relaciones con Colombia siempre se han destacado por ser bipartidistas. Pero eso puede acabarse, y Colombia puede ser otro punto focal en la pelea entre demócratas y republicanos”, explicó el experto.
Esto último es clave, porque, como aseguró Gumbiner, el Congreso siempre ha sido un ancla para apoyar a Colombia: “Sin duda, los republicanos van a ganar la Cámara de Representantes. En el Senado todavía hay posibilidad de que los demócratas queden con la mayoría, pero es en la Cámara donde se inician los proyectos para presupuesto”.
¿Y qué pasa con el TLC y la economía?
Sandra Borda, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de los Andes, explicó, según datos de The New York Post, que los esfuerzos para renegociar el TLC podrían verse frustrados por los legisladores de ambos países. Algo que también nos explicó Gumbiner: “Petro no tiene mucho margen de acción en este asunto. Además, no hemos escuchado una propuesta atractiva por parte suya para que esto sea posible”.
Le puede interesar: Preocupación por la frágil salud del papa Francisco
Bohórquez-Keeney agregó que “los países de la Alianza del Pacífico dependen en gran medida de la inversión estadounidense, y hay muchos TLC firmados. Echarle reversa a esto sería un duro golpe a sus economías. Además, una cosa es político en campaña y otra muy distinta es político en gestión, y pueda que Petro logre renegociar unos detalles, pero es algo complicado”, comentó.
Sobre estos temas económicos, Gumbiner mencionó que “si (Petro) cierra la venta de petróleo, tendría un impacto en los mercados globales. Aunque Colombia no sea un productor mayor, sería negativo para los precios mundiales. Y también la amenaza de subir los aranceles podría suponer una violación al TLC”, agregó Gumbiner. Pero Jaramillo señaló que Petro se ha moderado: “Hay una relativa calma. Incluso, se ha reunido con inversionistas estadounidenses”, comentó.
En su primer discurso como presidente electo, Gustavo Petro sí habló de sentarse con el gobierno de Estados Unidos. “Y dialogar sobre lo que significa que en este continente ese país emita gases de efecto invernadero y aquí los absorbemos en nuestra selva amazónica. Si allá se emite y acá absorbemos, ¿por qué no dialogamos?”, comentó. Pero luchar contra el cambio climático no es el único asunto pendiente: poner fin a la guerra contra las drogas, alejar la economía colombiana de proyectos extractivos, como los combustibles fósiles y renegociar el TLC, son propuestas que pueden cambiar las cosas con Estados Unidos.
¿Qué sigue?
Hace unos días las declaraciones (imprecisas) de Rick Scott, senador republicano del estado de Florida, en EE. UU., quedaron sonando en redes sociales, y su pronóstico sobre el futuro de las relaciones bilaterales era fatal: “Eso es lo que hacen los gobiernos socialistas, toman la propiedad, afectan el sentido de la ley, y EE. UU. no apoyará a un país que hace ese tipo de cosas”, le comentó Scott a la FM, quien incluso sostuvo que el Congreso estadounidense podría detener cualquier ayuda que se esté brindando a Colombia.
Le puede interesar: El mensaje de Estados Unidos a Gustavo Petro, tras su triunfo en las urnas
Hablar de lo que dijo Scott es clave por un asunto que menciona el analista Mauricio Jaramillo: “Existe la sensación de que la relación no va a ser buena porque ahora hay un gobierno progresista, y tradicionalmente EE. UU. ha tenido relaciones tensas con los gobiernos de izquierda. Pero eso es un lugar común, es un mito que vale la pena deshacer, y creo que la relación va a ser buena, mucho más equilibrada”, le dijo el analista a KienyKe.
Alejandro Bohórquez-Keeney, profesor de la Universidad Externado, le comentó a este diario algo similar: “Esto no es una incomodidad para EE. UU., más si tenemos en cuenta la estrategia conciliadora de Biden”.
Mientras que Arlene B. Tickner escribió en una columna publicada en El Espectador, que “la certeza de Washington de que rara vez Bogotá le dice “no” ha sido uno de los pilares de la confianza y cercanía bilateral”. De hecho, poco después de recibir una llamada del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, el presidente electo de los colombianos habló con el presidente Joe Biden. “En el camino de una más intensa y normal relación diplomática, he sostenido ahora una conversación muy amistosa con el presidente Biden”, dijo Petro en Twitter.
De su lado, Biden subrayó que espera trabajar con su homólogo colombiano en temas como “el cambio climático, la seguridad sanitaria y la implementación del acuerdo de paz”, informó la Casa Blanca.
Le puede interesar: Petro sostuvo una llamada “muy amistosa” con Biden, dos días después de su victoria
Pero para Lawrence Gumbiner, exdiplomático estadounidense y profesor de la Universidad Javeriana, sí hay asuntos claves que no pueden perderse de vista, y que pueden marcar un giro en la relación bilateral. “Para Estados Unidos sería preocupante una vuelta geopolítica hacia el izquierdismo autoritario; si hay movimientos hacia Venezuela o Nicaragua, por ejemplo. Sin mencionar el acercamiento de otros gobiernos autocráticos, aunque no necesariamente izquierdistas, como El Salvador”, sostuvo el experto.
El analista también habló sobre el asunto de la lucha contra las drogas: “Estados Unidos espera un cambio: que no va a haber glifosato, por ejemplo, y que el asunto de controlar la oferta va a cambiar”. Jaramillo, por su parte, señala que a ambos países les interesa ir más allá del narcotráfico. “A Petro le interesa un nuevo enfoque, cosa que ya vimos con Santos, le interesa rescatar el papel de EE. UU. como garante del proceso de paz y como aliado del desarrollo y de los derechos humanos”, sostuvo.
Gumbiner también habló sobre lo que podría ocurrir en el Congreso estadounidense, con unas elecciones intermedias locales que serían claves para Colombia. “A pesar de la polarización, las relaciones con Colombia siempre se han destacado por ser bipartidistas. Pero eso puede acabarse, y Colombia puede ser otro punto focal en la pelea entre demócratas y republicanos”, explicó el experto.
Esto último es clave, porque, como aseguró Gumbiner, el Congreso siempre ha sido un ancla para apoyar a Colombia: “Sin duda, los republicanos van a ganar la Cámara de Representantes. En el Senado todavía hay posibilidad de que los demócratas queden con la mayoría, pero es en la Cámara donde se inician los proyectos para presupuesto”.
¿Y qué pasa con el TLC y la economía?
Sandra Borda, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de los Andes, explicó, según datos de The New York Post, que los esfuerzos para renegociar el TLC podrían verse frustrados por los legisladores de ambos países. Algo que también nos explicó Gumbiner: “Petro no tiene mucho margen de acción en este asunto. Además, no hemos escuchado una propuesta atractiva por parte suya para que esto sea posible”.
Le puede interesar: Preocupación por la frágil salud del papa Francisco
Bohórquez-Keeney agregó que “los países de la Alianza del Pacífico dependen en gran medida de la inversión estadounidense, y hay muchos TLC firmados. Echarle reversa a esto sería un duro golpe a sus economías. Además, una cosa es político en campaña y otra muy distinta es político en gestión, y pueda que Petro logre renegociar unos detalles, pero es algo complicado”, comentó.
Sobre estos temas económicos, Gumbiner mencionó que “si (Petro) cierra la venta de petróleo, tendría un impacto en los mercados globales. Aunque Colombia no sea un productor mayor, sería negativo para los precios mundiales. Y también la amenaza de subir los aranceles podría suponer una violación al TLC”, agregó Gumbiner. Pero Jaramillo señaló que Petro se ha moderado: “Hay una relativa calma. Incluso, se ha reunido con inversionistas estadounidenses”, comentó.