El abuso policial contra un afroamericano parapléjico y otros casos en EE. UU.
Las manifestaciones sociales bajo el paraguas del movimiento social BlackLivesMatter y la aprobación en la Cámara de Representantes de Estados Unidos de la Ley George Floyd son algunas medidas que se han tomado para contrarrestar la violencia policial perpetrada en contra de la comunidad afroamericana. Sin embargo, la problemática persiste.
Un nuevo caso de violencia policial se ha desatado en Estados Unidos. En Dayton, Ohio, la policía está investigando la agresión en contra de un afroamericano parapléjico que ha puesto de nuevo bajo escrutinio las prácticas de la policía estadounidense. Clifford Owensby, el hombre que fue víctima del abuso, fue abordado en su auto por agentes de la ciudad. Las autoridades le pidieron que saliera del vehículo para investigarlo luego de haber salido de una supuesta casa en la que se vendían drogas.
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Un nuevo caso de violencia policial se ha desatado en Estados Unidos. En Dayton, Ohio, la policía está investigando la agresión en contra de un afroamericano parapléjico que ha puesto de nuevo bajo escrutinio las prácticas de la policía estadounidense. Clifford Owensby, el hombre que fue víctima del abuso, fue abordado en su auto por agentes de la ciudad. Las autoridades le pidieron que saliera del vehículo para investigarlo luego de haber salido de una supuesta casa en la que se vendían drogas.
“Soy parapléjico. Recibí ayuda para entrar”, dijo el hombre de 39 años. Sin embargo, dos policías lo agarraron en medio de un forcejeo para sacarlo del carro a la fuerza. Uno de ellos lo tomó por el cuello y luego lo agarró del pelo para arrastrarlo fuera del vehículo. Owensby, entre tanto, gritó y pidió auxilio, mientras fue sometido por los agentes.
Lo sucedido se remonta al caso de George Floyd, y hace pensar en el por qué, a pesar de que un sector de la sociedad ha salido a las calles a marchar en contra de la violencia policial y de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la ley con la que se busca una reforma policial para combatir la discriminación racial y el uso excesivo de la fuerza, estos hechos persisten.
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Se estima que en Estados Unidos, 1.000 personas mueren cada año por la acción justificado -o no- de la policía. Incluso, se ha llegado a hablar de la violencia policial contra la comunidad afroamericana como un problema de salud pública. Así lo catalogó la Asociación Médica Estadounidense, al afirmar, tras el asesinato de Floyd, que “la investigación demuestra que las comunidades marginadas racialmente están sujetas de manera desproporcionada a la fuerza policial, y existe una correlación entre la vigilancia y los resultados adversos para la salud”. Por su parte, la Asociación Estadounidense de Salud Pública afirmó que la violencia sistemática por parte de la policía “da como resultado muertes, lesiones, traumas y estrés que afectan desproporcionadamente a las poblaciones marginadas”, se lee en la BBC. Y es que el estudio Abordar la violencia policial como un problema de salud pública, llevado a cabo por esta última entidad con datos de 2016, llegó a la conclusión de que 1.091 personas murieron en ese año por acción de la policía en EE.UU. La ONG Mapping Police Violence hizo una advertencia similar: los afroamericanos tienen casi tres veces más opciones de que los mate un policía.
El caso vivo en el imaginario de la gente es el de George Floyd, pero detrás de él hay varios nombres de personas que han perdido la vida a causa de la violencia policial. Ahmaud Arbery y Breonna Taylor son algunos de ellos. El primero, un joven de 25 años, estaba corriendo en una zona residencial de Brunswick (Georgia) cuando un expolicía y su hijo lo persiguieron en camioneta y le dispararon, pensando que se parecía a un sospechoso, vinculado a una serie de robos en domicilios cercanos. La segunda, una mujer de 26 años que trabajaba como técnica de emergencias, recibió ocho disparos cuando unos agentes entraron a su casa buscando drogas y abrieron fuego tras recibir supuestos disparos por parte del novio de la víctima. En ninguno de los dos casos se pudo probar el vínculo de ellas con las acusaciones que antecedieron a sus ataques. Atatiana Jefferson, de 28 años, Botham Jean, de 26 años, y Philando Castile, de 32 años, también murieron por el impacto de disparos provenientes de autoridades policiales.
Bajo la sombrilla de la campaña #BlackLivesMatter, los ciudadanos estadounidenses se han manifestado en contra de la violencia perpetrada contra la comunidad afroamericana. Y es que el caso de George Floyd revivió esta iniciativa social, que nació en 2013 como una forma de contrarrestar la injusticia racial. Además, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la Ley de Justicia en la Policía de George Floyd, una amplia reforma policial que busca combatir la discriminación racial y el uso excesivo de la fuerza. La discusión sobre este tipo de proyectos del Congreso se dio luego de varios asesinatos de personas afroamericanas, incluido el caso de George Floyd. El proyecto prevé, entre otras cosas, prohibir las llaves de estrangulamiento, limitar la entrega de equipos militares a la policía, así como la creación de un registro nacional de agentes despedidos por abusos. También pretende reducir la amplia inmunidad de la que gozan los policías en caso de demandas civiles. Además, propone impedir, en las infracciones vinculadas a los estupefacientes, las órdenes de registro que permiten a los policías entrar en casa de los sospechosos sin llamar a la puerta.
El texto “no borrará siglos de racismo sistémico” en Estados Unidos, declaró la presidenta demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, antes de su adopción. Pero será “un paso enorme” hacia la “construcción de una mejor relación (más sana) entre la policía y comunidades a las que respeta”, añadió.
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