El apretado calendario de Trump en 2024: entre nuevos y viejos escándalos
Solo en enero, el expresidente Donald Trump tendrá una docena de eventos claves en materia electoral y judicial. Cada paso que dé será seguido con atención, pues su camino a la reelección está marcado por un violento ambiente político que se aviva con su discurso incendiario.
Camilo Gómez Forero
El expresidente estadounidense Donald Trump puso a la venta esta semana su calendario oficial de 2024, lleno de fotografías de su tiempo en la Casa Blanca, por US$14,99. Quien más necesita uno —o unos cuantos— es él mismo, pues la agenda del republicano está tan recargada que necesitará seguir un orden estricto tanto en las cortes como en la política. Tan solo en enero, el exmandatario tiene una docena de eventos claves en materia electoral y judicial.
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El expresidente estadounidense Donald Trump puso a la venta esta semana su calendario oficial de 2024, lleno de fotografías de su tiempo en la Casa Blanca, por US$14,99. Quien más necesita uno —o unos cuantos— es él mismo, pues la agenda del republicano está tan recargada que necesitará seguir un orden estricto tanto en las cortes como en la política. Tan solo en enero, el exmandatario tiene una docena de eventos claves en materia electoral y judicial.
Este martes 9, el expresidente deberá presentar su caso ante un Tribunal de Apelaciones del Circuito de Washington D. C. para anular el fallo de un tribunal inferior que rechazó un reclamo de “inmunidad total” que pretende Trump para defenderse de los casos que dirige en su contra el fiscal especial Jack Smith. La medida solo busca retrasar más el juicio por subversión electoral que está previsto para comenzar el 4 de marzo.
Tres días después, el 11, el equipo de Trump deberá presentar los argumentos finales en el juicio por fraude civil que se adelanta contra Trump en Nueva York, una causa de la cual se espera una decisión final el 31 de enero, y por la que Trump podría perder su imperio. En la siguiente semana, ya en el plano electoral, el exmandatario enfrentará su primer desafío con el caucus de los republicanos en Iowa, el cual no pudo ganar en 2016 frente al senador Ted Cruz.
Aunque esta vez parte con una ventaja cómoda, gracias al apoyo de los evangélicos, su campaña no quiere arriesgarse, por lo que ha programado al menos ocho eventos en las dos primeras semanas del año, con o sin él, en ese estado. Un día antes de las votaciones, el expresidente estará en el condado de Cherokee con quien se perfila como una de sus potenciales candidatas para la vicepresidencia: Kristi Noem, gobernadora del estado de Dakota del Sur, para rematar su campaña en el estado antes de las primarias.
Pero su posible victoria en el caucus, que marcaría el inicio de Trump hacia la nominación republicana, no tendrá espacio para celebraciones. Solo un día después, el martes 16, empezará el juicio contra Trump para determinar la indemnización por daños y perjuicios en la segunda demanda presentada por la escritora E. Jean Carroll, luego de que un juez determinara que el expresidente fue responsable de declaraciones difamatorias y que otro más, en una demanda separada, dictaminó que Trump abusó sexualmente de la demandante. Y estas son solo las primeras dos semanas del año.
Además de esto, hay eventos que no están claros en su calendario, pero podrían ir afectándolo en la carrera, como los intentos de retirarlo de las papeletas electorales en 33 estados, una batalla sobre la que la Corte Suprema todavía no se ha pronunciado. Paralelo a esto, las controversias continúan a diario. Solo esta semana, la aparición del nombre de Trump en una serie de documentos del fallecido pedófilo Jeffrey Epstein revivió la lista de escándalos sexuales de los que se ha visto acusado el expresidente.
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Por otro lado, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes encontró evidencia concreta de que el expresidente recibió al menos US$7,8 millones de gobiernos extranjeros durante dos de sus cuatro años como presidente, una conducta que los republicanos han tratado de achacarle y reprocharle al presidente Joe Biden sin pruebas todavía.
Estas polémicas, sin embargo, difícilmente han impactado en la popularidad de Trump. Luego de que la actriz de cine para adultos Stormy Daniels reveló en 2018 que el equipo de Trump la había chantajeado para guardar el secreto sobre su aventura extramatrimonial, el índice de aprobación del entonces mandatario apenas se redujo un punto. Lo mismo ocurrió en septiembre de 2020, cuando se reveló que había evadido impuestos por años a través de tácticas dudosas, por las que hoy tiene varios juicios en su contra: su popularidad, incluso, aumentó en las semanas siguientes.
En los círculos republicanos tampoco se ha visto afectado por esto. De hecho, cada vez cierran más filas con él. Zack Beauchamp, corresponsal sénior de Vox para ideologías y democracia, apuntó que en medio de este apoyo fanático a Trump en el interior de su partido se encontraba el miedo a las amenazas de muerte.
“Los seguidores más fanáticos de Trump han creado una situación en la que desafiarlo conlleva no solo riesgos políticos sino también personales. Los funcionarios electos que se atreven a desafiar al expresidente enfrentan graves amenazas a su bienestar y al de sus familias, lo que eleva el costo de adoptar una postura que ya es difícil”, escribió el reportero.
Este ambiente de violencia política, que ahora hace parte del sistema estadounidense, es preocupante. Cabe recordar las amenazas de los seguidores de Trump de “colgar a Mike Pence”, cuando el vicepresidente se abstuvo de seguir las indicaciones de su jefe para revertir los resultados de las elecciones 2020. El senador Mitt Romney (republicano de Utah), uno de los pocos en votar a favor del segundo impeachment contra Trump, habló de esta intimidación en su última biografía, donde dijo que muchos de sus colegas han llorado tras bambalinas y advirtió que, mediante esta intimidación, el control de Trump sobre el partido se ha hecho total, y teme que empeore la situación.
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En la madrugada del martes, un hombre irrumpió en la Corte Suprema de Colorado, institución que declaró a Trump “descalificado” para ocupar la presidencia, y disparó contra el edificio, dejando daños extensos. Este episodio se presenta en medio de un discurso cada vez más hostil de Trump, en el que ha dicho que buscará “represalias” contra sus enemigos. Académicos reúnen cada vez más evidencia de que, si llegara a recuperar el poder, no tendría reparos en imponer un gobierno altamente autoritario.
“Si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, traería una mejor comprensión de las vulnerabilidades del sistema, facilitadores más dispuestos y una agenda de represalias más centrada contra sus adversarios”, escribió el comentarista político David Frum en The Atlantic.
El exdiplomático y profesor estadounidense Lawrence Gumbiner advirtió que será un año turbulento para el país, gane o pierda Trump, por lo que hay que seguir de cerca cada paso que da en su calendario. “Él es autoritario por naturaleza. No tiene respeto por las instituciones democráticas y los procedimientos normales. Es una persona que está acostumbrada a tomar decisiones y que lo sigan. No hay duda de que, ahora que entiende cómo funciona el gobierno, su burocracia y cuál es la importancia de la gente en la democracia, buscará los vacíos para ser aún más autoritario”.
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