La temporada 2019-2020 de la NBA se ha interrumpido en dos ocasiones este año. La primera fue en marzo como consecuencia de la pandemia de coronavirus. La segunda fue el pasado miércoles luego de que, tras la iniciativa de los Milwaukee Bucks, seis equipos que disputan los playoffs se negaron a jugar sus respectivos partidos en señal de protesta por el último caso de violencia policial registrado en el país.
¿Cuál es el caso que indignó a los equipos de la NBA?
El pasado fin de semana en Kenosha, Wisconsin, un policía, identificado como Rusten Shesky, le disparó siete veces por la espalda a Jacob Blake, un afroamericano desarmado que, según los reportes de la prensa local, trataba de detener una disputa entre dos mujeres. Esta pelea fue la razón por la que se llamó a las autoridades.
En un video que pronto se hizo viral se puede ver cómo Shesky le disparó a Blake cuando este estaba abriendo la puerta de su camioneta en la que se encontraban sus tres hijos. El oficial consideró la acción de Blake, a quien habían tratado de aturdir con una pistola eléctrica, como una amenaza. Y aunque el mismo Blake informó que tenía un cuchillo en su auto, sus abogados señalan que no lo estaba empuñando, y que no representaba una amenaza para los oficiales armados.
Los últimos reportes de salud de Blake señalan que sería “un milagro” si puede volver a caminar. Entre tanto, este nuevo episodio de brutalidad policial ha revivido las protestas contra el racismo en el país. En Kenosha, donde se presentó el ataque, se cumplen cuatro días de manifestaciones contra la policía. Algunas de ellas han terminado en disturbios y enfrentamientos entre activistas y supremacistas blancos.
El martes, un adolescente blanco y armado asesinó a tiros a dos manifestantes. Este es un hecho preocupante, primero porque la policía, en este caso, no hizo nada para detenerlo. Y segundo, muestra cómo el discurso patriótico y supremacista del presidente ha alimentado a sus seguidores a conformar grupos de “policía ciudadana” para “proteger sus ciudades”. Estos grupos están armados y se movilizan sin control, representando un peligro para la sociedad.
Pero bueno, ese es otro debate. Volvamos a lo nuestro: ¿Por qué es tan importante este parón de la NBA?
Este es un precedente importante para la historia del deporte en el país, la cual cuenta con una gigantesca participación de la comunidad afro estadounidense. El acto de protesta de los jugadores de la NBA contagió a otros deportistas que, igual de irritados por el racismo en el país, exigen un cambio.
Tras el boicot de la NBA, las jugadoras de la WNBA (la Asociación Nacional de Baloncesto femenino), varios equipos de la MLB (las Grandes Ligas de Béisbol) y de la MLS (la liga profesional de fútbol local) se unieron a la protesta, suspendiendo también sus encuentros. La tenista japonesa Naomi Osaka, también tomó la decisión de no disputar las semifinales del torneo de Cincinnati.
Como señala Bill Reiter, columnista deportivo de CBS, los estadounidenses, sobre todo los republicanos, tienen una concepción de que los atletas negros deberían “callar y jugar… callar y entretener”, sin que se involucren en la realidad que vive el país.
Ese silencio que se le pide a los atletas busca satisfacer las necesidades de comodidad de un sector de la población, el cual niega el racismo estructural en Estados Unidos y cómo este pone en peligro la vida de los afroamericanos.
Uno de los negacionistas del racismo es el presidente Donald Trump, quien precisamente se ha pronunciado sobre el boicot de la NBA señalando que esta se ha convertido en una organización “parapolítica”.
“Creo que la gente está cansada de la NBA”, dijo el presidente, agregando que no cree que involucrarse en los asuntos internos del país sea “bueno para el deporte”.
Trump ha rechazado otras manifestaciones de deportistas contra el racismo como la de Colin Kaepernick, jugador de la NFL que se arrodilló en los actos protocolarios de un partido del campeonato para protestar contra la brutalidad policial. Eso pasó hace exactamente cuatro años.
El silencio que se les pide a los jugadores va en contra de los principios de libertad que promulga el país. Con la protesta del miércoles, los deportistas no solo rechazaron la brutalidad policial y el racismo en el país, sino el veto que se les ha impuesto como ciudadanos de Estados Unidos para hablar de la realidad de la nación. Después de la noche del miércoles, nada volverá a ser igual para el deporte en el país.
¿Y qué lograron con todo esto?
Bueno, ciertamente han logrado mucho.
Primero, esto cambió las reglas de juego para que en el futuro otros deportistas tengan más respaldo y valor para pronunciarse sobre hechos del contexto nacional. Pero más importante que esto es que la protesta de la NBA no se ha quedado solo en palabras, sino que se ha traducido a hechos.
Los jugadores de los Bucks llamaron por teléfono al fiscal general de Wisconsin, Josh Kaul, y al vicegobernador, Mandela Barnes para que consideraran un proyecto de ley sobre la reforma policial en Wisconsin. Por otro lado, los Houston Rockets anunciaron que su estadio se utilizará como un centro de votación para las próximas elecciones de noviembre.
Le recomendamos: EE le explica: el debate por los videos de brutalidad policial en Estados Unidos