Mientras patrullaba por la maleza de la frontera del sur de Texas, el asistente Don White, de la oficina del alguacil del condado de Brooks, se detuvo a estudiar algunas jarras de agua vacías, ropa desgarrada y varias huellas indistintas, en busca de señales de inmigrantes que pudieran haberse perdido en el calor abrasador.